4 de marzo de 2010 por Roberto González Amador
La Habana, 1º de marzo. La mayor crisis desde la gran depresión no ha terminado, pero la atención de los líderes mundiales no está en resolver los problemas de la gente, sino de las instituciones que la causaron. Las transferencias de recursos públicos desde los países en desarrollo a los grandes bancos internacionales equivale, en términos netos, a ocho veces el dinero comprometido para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial, afirmó Eric Toussaint, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
del Tercer Mundo.
La duodécima edición del Encuentro internacional de economistas sobre globalización
Globalización
(ver también Mundialización)
Origen y sentido de este término anglosajón: en inglés, la palabra «global» se refiere tanto a fenómenos que interesan a la (o las) sociedad(es) humana(s) a nivel del globo como tal (es el caso de la expresión «global warming» que designa el efecto invernadero), como a procesos que poseen la característica de ser «globales» únicamente en la perspectiva estratégica de un «agente económico» o de un «actor social» preciso. En lo que estamos viendo, el término «globalización» nació en las bussiness schools norteamericanas y reviste el segundo sentido. Se refiere a los parámetros pertinentes de la acción estratégica del gran grupo industrial. Lo mismo sucede en la esfera financiera. A la capacidad estratégica del gran grupo de adoptar una aproximación y una conducta «globales». En un debate público, el patrón de uno de los mayores grupos europeos explicó, en sustancia, que la «globalización» representa «la libertad para su grupo de implantarse donde quiera, cuando quiera, para producir lo que quiera, aprovisionándose y vendiendo donde quiera, y en donde tenga que soportar las menores obligaciones posibles en materia de derechos laborales y convenciones sociales» (extraido de Chesnais, 1997[a]).
y problemas del desarrollo comenzó hoy. El encuentro, planteó Roberto Verrier, presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), uno de los organizadores, discutirá algunas paradojas de la crisis actual, como que los países en desarrollo, que no causaron el colapso, son de los más afectados, y que los más críticos del papel del Estado en la economía fueron quienes reclamaron el apoyo de dinero público cuando quebraron sus bancos.
Un primer planteamiento al comienzo de la sesión fue que la crisis internacional, y en particular la de Estados Unidos, no ha terminado, señaló James Galbraith, profesor de la Universidad de Texas, e hijo del célebre economista John Kenneth Galbraith.
«No hay perspectiva inmediata de que el crédito privado, y por ende la economía de Estados Unidos, se recuperen pronto», planteó Galbraith, uno de los economistas más influyentes en su país.«No hay posibilidad de que el sector de la vivienda nuevamente se convierta en un motor que impulse el crecimiento de la demanda; dependerá de cómo se solucionen las deudas y eso es algo que todos conocen en América Latina, que la deuda es un lastre para cualquier actividad futura», destacó.
Toussaint expuso que la crisis en las economías avanzadas ha significado una transferencia sin precedente de recursos públicos al sistema financiero privado.
Explicó: «el Plan Marshall Plan Marshall Programa de reconstrucción económica propuesta en 1.947 por George C. Marshall, secretario de Estado de los Estados Unidos. Dotado de un presupuesto de 12.500 millones de dólares de la época (unos 80.000 millones actuales) bajo forma de donaciones y préstamos a largo plazo, el plan Marshall permitió a 16 países (especialmente Francia, Gran Bretaña, Italia y los países escandinavos) disponer de fondos para su reconstrucción después de la segunda guerra mundial. para la reconstrucción, al terminar la Segunda Guerra Mundial, implicó un gasto de 100 mil millones de dólares a precios actuales. Desde los países en desarrollo se han realizado transferencias al norte por ocho veces esa cantidad. Es decir, los países del sur mandaron a los acreedores del norte una transferencia que equivale a ocho planes Marshall», apuntó.
Toussaint, quien participó en planes para anular la deuda externa de países como Ecuador o Haití, mencionó aquí que la atención en las capitales occidentales y en un segmento de los medios de comunicación se centra en discutir la forma de sacar al sistema financiero de la crisis, pero no en los efectos que el colapso financiero tuvo en las personas.
Mientras se rescata el sistema financiero, apuntó, sigue la ofensiva «del capital contra el trabajo a escala mundial. Los dueños del capital utilizan la crisis para buscar una salida capitalista a la crisis y esa respuesta es una ofensiva contra los trabajadores: reducción o congelación de salarios, despidos masivos y planes de ajuste que reducen presupuestos sociales». Añadió: «mi explicación a este hecho es que por ahora no ha habido explosiones sociales ni en Estados Unidos ni en Europa. Y esos gobiernos solamente bajo la presión de fuertes luchas sociales pueden tomar medidas más proclives a impulsar el empleo», sentenció.
José Luis Rodríguez, director del cubano Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, dijo que las medidas tomadas por algunos gobiernos de países avanzados para apoyar a sus sistemas financieros se convirtieron en una masiva transferencia de recursos públicos destinados a apoyar a aquellos que con la especulación provocaron la crisis. Sin embargo, añadió, la reactivación real de la economía mundial no se ha producido, o bien ocurre a un ritmo muy lento. Mientras, en la mayoría de los países afectados por la crisis se alimenta un nuevo ciclo especulativo al repetirse la actuación no regulada del sistema financiero. El uso de fondos gubernamentales ha disparado la deuda pública, colocando en situación de virtual bancarrota a estados soberanos, como sucede en algunos países europeos, entre ellos Grecia e Irlanda.
«No es posible identificar una verdadera solución en este momento en el sistema capitalista, y a lo sumo podrán atenuarse sus efectos a costa de elevar los costos económicos y sociales. Hay 50 millones de nuevos desempleados, mil 400 millones de personas con hambre en el mundo; la atenuación del impacto de la crisis es a todas luces parcial y de corto plazo, porque ha ido a los efectos que la provocaron», expuso. Los paquetes financieros no han incidido en la economía real y significativamente están retroalimentando la especulación sin modificar la arquitectura financiera.
Fuente : La Jornada
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