Honduras y la SIP

26 de julio de 2009 por Atilio Boron




La prolongación de la crisis en Honduras no
tiene un efecto neutro pues juega a favor de los golpistas. El repudio y
el asilamiento universales no conmueven a los usurpadores. Todo lo
contrario: confirman su visión paranoica de un mundo dominado por
comunistas, subversivos y revolucionarios que conspiran sin cesar para
frustrar su patriótica empresa. Tanto los militares como los civiles
hondureños comparten ese delirio que sigue siendo alimentado, día a día,
por el Pentágono, la CIA y buena parte del establishment político del
imperio, para los cuales la guerra no ha terminado ni va a terminar
jamás. Guerra sobre todo contra todo ese inmenso e inesperado movimiento
social que se ha puesto en marcha a partir del golpe y que rebasa amplia
–y tal vez irreversiblemente- los estrechos marcos de la mal llamada
“democracia representativa” en Honduras. Bastó que aquél pretendiese
honrar esa fórmula para que la santa alianza abandonase en tropel las
cavernas y saliera a dar batalla: allí se juntaron, para unir fuerzas,
los representantes militares y políticos del imperio con la corrupta
oligarquía local, la perversa jerarquía de la Iglesia Católica, las
diversas fracciones del patronato y el poder mediático que este
conglomerado de la riqueza y el privilegio controla a su antojo,
haciendo de la libertad de prensa una broma sangrienta.

No es casualidad que el sitio web de la benemérita Sociedad
Interamericana de Prensa, siempre tan atenta ante todo lo que ocurra con
los medios en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, haya ocultado
arteramente lo que está aconteciendo en Honduras. La resolución mas
importante sobre el tema de los medios, adoptada el 24 de Julio, es una
condena ... ¡al presidente Rafael Correa por alentar el “incesante clima
de confrontación y epítetos contra periodistas, propietarios de medios
de comunicación y sus empresas!” Ni una palabra sobre Gabriel Fino
Noriega, periodista hondureño de Radio Estelar, asesinado por fuerzas
paramilitares, de la cual informa la Misión de la ONU enviada a
investigar la situación de los derechos humanos en Honduras.

La misma delegación comprobó que en Tegucigalpa, Canal 36, Radio TV Maya
y Radio Globo fueron militarizadas, constatándose asimismo el asalto a
diversos locales de medios de comunicación y amenazas de muerte contra
periodistas, el bloqueo de sus transmisiones o la interceptación
telefónica y bloqueo de su acceso a Internet. La misión también
corroboró el ametrallamiento de la cabina de transmisión de Radio
Juticalpa en Olancho, y las amenazas de muerte producidas contra
periodistas como el director del diario El Libertador, Johnny J. Lagos
Enríquez así como contra el periodista Luis Galdanes. En la ciudad de
Progreso los militares silenciaron las trasmisiones de Radio Progreso,
siendo hostigado su director el sacerdote jesuita Ismael Moreno,
detenido temporalmente uno de sus periodistas mientras otros recibían
amenazas de muerte.

Otro caso es el de Canal 26, TV Atlántica, cuyo directivo declaró ante
la misión de la ONU que los militares indicaron a los medios de
comunicación del departamento que debían abstenerse de trasmitir otras
versiones o informaciones que no emanasen del gobierno de facto. Ante la
agresión sufrida por los periodistas de Telesur y Venezolana de
Televisión -sin cuya valiente labor el mundo jamás se habría enterado de
lo que ocurría en Honduras- la SIP se limitó a emitir un tibio
comunicado lamentando los hechos; la resolución dura, en cambio, se tomó
en contra de Correa.

Sería muy largo enumerar todas las violaciones a la libertad de prensa y
los derechos humanos, aparte del asesinato de Noriega, que pasaron
desapercibidas ante los atentos censores de la SIP y sus lenguaraces,
Mario Vargas Llosa y la pandilla de los “pluscuamperfectos idiotas
latinoamericanos”. Su silencio cómplice revela la descomposición moral
del imperio, sus permanentes mentiras y la impunidad con la cual se
mueven estos falsos defensores de la “libertad de prensa”. Y frente a
este escenario, ¡la Secretaria de Estado Hillary Clinton se atreve a
calificar como imprudente el gesto de Zelaya de viajar a la frontera de
su país!!, al paso que su vocero, Philip Crowley, advertía contra
«cualquier acción que pueda conducir a la violencia» en Honduras. Falta
ya muy poco para que Washington comience a declarar que el verdadero
golpista es Zelaya y que fue él y no otro quien arrojó a su país a un
caos de violencia y muerte. La promesa de nuevas mediaciones a cargo de
la Casa Blanca sólo servirá para desfigurar aún más la verdad e inclinar
el fiel de la balanza a favor de los golpistas y sus mandantes.


Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina

Atilio Boron

Analista Político. Coordinador del Ciclo de Complementación Curricular en Historia de América Latina-Facultad de Historia y Artes, UNDAV. Director del PLED, Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales del Centro Cultural de la Cooperación «Floreal Gorini».

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