Las derrotas, también, deben servir para aprender de los errores

Reseña de Capitulación entre adultos de Eric Toussaint

27 de septiembre de 2020 por Manoel Barbeitos




El 13 de septiembre del 2014 Alexis Tsipras, líder de la organización griega de izquierdas Syriza (Synaspismós Rizospastikés Aristerás: Coalición de Izquierda Radical), presentaba a la opinión pública de su país el programa con el que su partido se iba a presentar a las elecciones generales de ese año.

Un programa claramente de izquierdas en el que aparecían como prioridades (págs. 101-115 de Capitulación entre adultos. Eric Toussaint) la anulación de la mayor parte de la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
nominal para asegurar su viabilidad..... reemplazar desde los primeros días del nuevo gobierno -e independientemente de los resultados esperados de las negociaciones- el memorando por un Plan de reconstrucción......medidas para remediar la crisis humanitaria..... medidas para relanzar la economía..... medidas fiscales de clara orientación progresista.....la institucionalización de una «nueva seisachtheia» (liberación de deudas), una nueva arquitectura del sistema bancario, la restauración de un nuevo salario mínimo, un plan de recuperación del empleo, una serie de intervenciones para la reconstrucción institucional y democrática del Estado, .... Un programa bastante ambicioso pero en el que aparecía muy claro que su ejecución iba a depender, lógicamente, de como se resolviera el grandísimo problema de las deudas. Una resolución que estaría marcada por el resultado de unas futuras negociaciones con los deudores, muy especialmente con la troica (Eurogrupo, BCE BCE
Banco central europeo
El Banco Central Europeo es una institución radicada en Fráncfort, creada en 1998. Los países de la zona euro* le transfirieron sus competencias en materia monetaria y su funcióin oficial es el de asegurar la estabilidad de precios (luchar contra la inflación) en dicha zona. Sus tres órganos de decisión (El Consejo de Gobierno, el Comité Ejecutivo y el Consejo General) están compuestos por los gobernadores de los bancos centrales* de los países miembros y/o de “reconocidos” especialistas. Sus estatutos le hacen “independiente” políticamente pero está directamente influenciado por el mundo financiero.
y FMI FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.

A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.

Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).

Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).

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), que no se presentaban como fáciles.

Un programa que sin duda ilusionó a una mayoría de griegos y que condujo a Syriza a una victoria electoral. El 25 de enero de 2015 se celebrarían en Grecia elecciones generales que darían la victoria, como partido mayoritario, a Syriza. Una victoria que la izquierda europea anti-sistémica recibiría con entusiasmo. Al día siguiente Syriza se haría cargo de gobierno con su portavoz Alexis Tsipras como Primer ministro griego. Un portavoz cuyas primeras declaraciones irían en la dirección de asegurar que el gobierno cumpliría con el programa presentado a las elecciones.

Pero pasarían los meses envueltos en unas sumarísimas negociaciones con la troica en las que esta se mantenía inamovible en sus posiciones de partida y que se resumían en que Grecia debía cumplir con todas sus obligaciones fiscales. Una posición que llevaría a Alexis Tsipras, en un movimiento relativamente sorprendente y que parecía destinado a buscar un apoyo explicito de su pueblo a sus posturas en la negociación, a convocar un referéndum, 5 de julio de 2015, en el que el gobierno griego no solo pedía a su pueblo que se pronunciara sobre la exigencias de la Troika Troika Troika : el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo sino que lo animaba a que las rechazara (Eric Toussaint, páginas 246/247). Un referéndum que, no obstante, se celebraba en un escenario muy distinto al de enero y en el que ya estaba muy claro que la troica no solo quería que el gobierno griego cumpliera con todas sus «obligaciones fiscales» sino que aspiraba, realmente estaba empeñada, en ponerlo de rodillas para así demostrar a toda Europa que no es posible salirse del marco de austeridad fijado por los tratados. Un referéndum que, a pesar de las presiones y amenazas, dio un resultado espectacular y también categórico (Eric Toussaint página 250): con una participación realmente importante (62,5%) el no (a las exigencias comunitarias) ganó con un 61.31% (entre la juventud alcanzaría el 85%).

Pero, para sorpresa de los menos informados tal referendo no fue aprovechado como era de esperar por el gobierno griego de Syriza quien semanas más tarde, 13 de julio, se comprometía frente a la troica a cumplir con todas sus obligaciones financieras (tanto las viejas como las nuevas) y a poner en marcha un sumarísimo plan de ajuste fiscal, rebaja salarial y privatización de activos públicos. Compromiso que un mes más tarde (14 de agosto) el Parlamento griego ratificaría por mayoría. Justo es señalar que un número importante de diputados de Syriza (39 de 149 diputados) votaría en contra. Decisiones que iban claramente en contra de lo que expresara el pueblo griego en el referéndum.

Los resultados se vieron a continuación. Grecia se hundió aún más en la gran depresión en que se encontraba con niveles de desempleo y pobreza desconocidos desde la II guerra mundial, con la venta de importantes activos públicos, con unos servicios públicos básicos destrozados, con una deuda pública que siguió creciendo y con una sangrante pérdida de soberanía. A nivel político las elecciones generales celebradas años más tarde, julio 2019, devolverían a la derecha (Nueva Democracia) al gobierno con el 47,5% de los votos y 158 escaños (mayoría absoluta), Syriza conseguiría salvar los muebles pero a costa de perder muchos votos (31,5%) y escaños (una pérdida de 59).

Dado los relatos que de los hechos nos llegaron primero por parte de la mayoría de los medios de comunicación y opinión europeos claramente alineados con las posturas de la troica y ferozmente críticos con Syriza, como posteriormente por parte del gobierno griego tanto a través de su primer ministro (Alexis Tsipras) como especialmente de su muy locuaz (ex)Ministro de Finanzas (Yanis Varoufakis) pareciera que en todo momento el gobierno griego mantuvo una postura firme en defensa de sus posiciones iniciales pero que dada la correlación de fuerzas existentes no tuvo, finalmente, más remedio que claudicar. Unos relatos que más bien se parecían a una película de indios y vaqueros.

Unos relatos que, gracias al gran trabajo expositivo y analítico de Eric Toussaint (en español: CAPITULACIÓN ENTRE ADULTOS. Grecia 2015: Una alternativa era posible. Editorial El viejo topo) ahora sabemos que no se corresponden con la realidad de los hechos. Más aún, que el resultado final de las negociaciones «bien pudiera haber sido otro si los portavoces de Syriza hubieran aplicado otra táctica negociadora y hubieran confiado más tanto en su pueblo como en la solidaridad internacional». Si estos portavoces se hubieran mantenido firmes en sus posiciones y hubieran sido respetuosos con el programa presentado a las elecciones generales el resultado hubiera sido muy distinto.

Seguramente, y como apunta Eric Toussaint, una de las primeras debilidades que mostró la posición negociadora del gobierno griego partió de que tanto Tsipras como, muy especialmente, Varoufakis no pensaban en cumplir con el programa electoral y si en adoptar una postura más «conciliadora». Para Eric Toussaint una de las debilidades de Syriza partió del hecho evidente (páginas 186/187) de que Alexis Tsipras a la altura del 2015 «había abandonado la línea que había llevado durante las dos campañas electorales de mayo y junio del 2012......», que en relación a un tema decisivo como el de la deuda pública a esas alturas «mantenía una actitud en retroceso con respecto a la que había defendido en mayo-junio de 2012 ante los electores/as de Grecia», que «Tsipras quería evitar un enfrentamiento con los acreedores» por lo que, de alguna forma, no pensaba cumplir con el programa electoral. Una posición que Eric Toussiant, con gran visión, pensaba «conduciría al pueblo griego al desastre» algo que los acontecimientos posteriores confirmaron. Más decisiva si cabe, fue la postura adoptada desde el principio por Yanis Varoufakis que, en todo momento, mantuvo una posición de crítica y oposición con el programa de Tesalónica (el programa con el que Syriza se presentó y gano las elecciones) poniendo como condición para aceptar el ministerio que se le ofrecía que se pusieron en marcha una serie de medidas económicas (pág. 100) que entraban en clara contradicción con el programa electoral (muy especialmente con las que hacían referencia al tratamiento de la enorme deuda pública) medidas que, finalmente, también abandonaría. En la práctica, la posición de Yanis Varoufakis entraba así en clara contradicción con el programa electoral. Un Yannis Varoufakis que, desde el principio, dejó muy claro su «desinterés» por la Comisión para la auditoria de la deuda llegando incluso tanto a ignorar el mandato que la propia presidenta del Parlamento había dado a tal Comisión como a menospreciar la participación ciudadana. Renunciando así a apoyos que luego le hubieran sido de gran utilidad. Las posturas de Yannis Varoufakis y Alexis Tispras en realidad reflejaban un cambio estratégico de gran calado (Eric Toussaint, pag. 228-229) como prueba la «funesta estrategia que pusieron en práctica de buscar la solución en un alivio del pago de la deuda, sin cuestionar su naturaleza ni reconocer su carácter ilegítimo y odioso».

Estas contradicciones que eran conocidas por la troica comunitaria colocaron, como se puso en evidencia desde el principio, en una posición de mayor debilidad negociadora al gobierno griego al no adoptar de partida posturas de autodefensa. Una posición derivada de la decisión inicial, ya citada, adoptada por Alexis Tsipras y Yannis Varoufakis y que, con la perspectiva que da el tiempo, bien pareciera que estos partieron de una muy equivocada correlación de fuerzas. No parecieron ser conscientes de que una postura inicial que hiciera grandes concesiones no iba a cambiar la postura de una troica empeñada firmemente en «mandar un aviso a navegantes» y en demostrar que, sea cual sea el resultado de las elecciones generales en cualquiera de los estados europeos (del sur) los tratados de austeridad deben cumplirse sí o sí. Así como las obligaciones fiscales derivadas de las deudas que se consideran legítimas.

Por si esta posición negociadora no fuera suficiente muestra de debilidad y de cierre a una solución satisfactoria para el machacado pueblo griego sus dirigentes, como bien afirma Eric Toussaint, en ningún momento utilizaron a su favor, como baza negociadora, la fuerza que les transmitía el pueblo griego mayoritariamente alineado con las posiciones defendidas por Syriza en su programa electoral. Eric Toussaint nos relata en su trabajo como pudo comprobar personalmente tanto el ánimo de lucha como el apoyo del pueblo griego a la negociación (pág. 209). «Es muy llamativo que el tiempo pasado por Varoufakis y Tsipras en interminables reuniones de negociación en el extranjero, en las que van haciendo concesiones, mientras la Troika prosigue metódicamente su trabajo de demolición de las esperanzas del pueblo griego (...) No se les ocurre ni a Tsipras ni a Varoufakis dedicar un tiempo para ir al encuentro del pueblo griego, tomar la palabra en encuentros en los que se invitara a la población griega. No se mueven por el país para ir al encuentro de los electores/as, para escucharles y explicarles lo que ocurría en esas negociaciones, presentar las medidas que quería tomar el gobierno para luchar contra la crisis humanitaria y relanzar la economía del país (....) Tsipras y Varoufakis tampoco intentaron dotarse de los medios para comunicarse con la opinión pública internacional y movilizar la solidaridad internacional con el pueblo griego».

Prueba irrefutable de lo que se afirma es el hecho ya relatado de que apenas habían pasado dos semanas de las elecciones generales del 25 enero 2015, con los resultados ya reseñados, cuando el gobierno griego se lanzaba en dirección contraria y se comprometía con la troica a cumplir, en contra del mandato de los electores expresado tanto en las elecciones generales como en el citado referendo, «con todas las obligaciones financieras» (sic.)

El resultado final sería una cruel y muy dolorosa derrota. Una derrota que, de ninguna de las maneras, se puede presentar como inevitable. No era inevitable porque había alternativas (capítulo 10, páginas 257-281). Unas alternativas que contaban con el apoyo mayoritario del pueblo griego. Un pueblo griego que hubiera podido contar con importantes apoyos en Europa y en Occidente. Como conclusión, y para el futuro, señalar que esta derrota del pueblo griego frente a la troica debiera servir como enseñanza a las izquierdas alternativas europeas. Una enseñanza que, gracias a la información que nos suministran tanto Eric Toussaint como otros activistas de izquierdas, nos muestra como para negociar, eficazmente, con la troica son necesarias varias condiciones. En primer lugar contar con un programa alternativo claro y contundente en materias tan decisivas como la deuda pública y la política económica. Un programa que contemple las distintas salidas -por caso sorprende que Y. Varoufakis y sus asesores, no contaran ni con una alternativa a la brutal amenaza del BCE de dejar a los bancos griegos sin liquidez si no firmaban el memorando ni con un proyecto encaminado a sacar a Grecia de la zona euro lo que supondría contar con su propia moneda-. Un programa que cuente con un amplio apoyo popular para lo que es imprescindible comprometer a la ciudadanía que debe ser informada y atendida. Un programa y unas posiciones que, finalmente, deben buscar el apoyo internacional.

Finalmente, solo me cabe dar las gracias a mi amigo Eric Toussaint por su magnífico trabajo (CAPITULACIÓN ENTRE ADULTOS......) y felicitarle por su firme apoyo al pueblo griego claramente explícito a través de su puesto de Coordinador de los trabajos de la Comisión para la verdad sobre la deuda pública griega creada en 2015 por Zoé Konstantopoulou diputada por Syriza y presidenta del Parlamento helénico. Trabajos que, para desgracia del pueblo griego, fueron menospreciados, cuando no ignorados, tanto por A.Tsipras como por Y.Varoufakis.
Por todas estas razones animo a todos/as a la lectura de este trabajo y a seguir luchando aprendiendo de los errores.


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