5 de mayo de 2021 por Isabel Ortiz , Matthew Cummins
Mapa de los países que en los que se proyectan recortes de austeridad en 2021-2022, en términos del PIB, basado en las proyecciones fiscales del FMI. Imagen: I. Ortiz y M. Cummins, 2021
En lugar de explorar opciones de financiación para proporcionar el apoyo necesario para la recuperación socioeconómica, muchos gobiernos -asesorados por el FMI, el Grupo de los 20 (G20) y otros- están optando por la austeridad.
Entre el 5 y el 11 de abril los ministros de Finanzas del mundo se reunieron virtualmente en las Reuniones de Primavera del Fondo Monetario Internacional
FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.
A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.
Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).
Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).
Sitio web :
(FMI) y del Banco Mundial
Banco mundial
Creado en 1944 en Bretton Woods en el marco del nuevo sistema monetario internacional, el Banco posee un capital aportado por los países miembros (189 miembros el año 2017) a los cuales da préstamos en el mercado internacional de capitales. El Banco financia proyectos sectoriales, públicos o privados, con destino a los países del Tercer Mundo y a los países antes llamados socialistas. Se compone de las siguientes tres filiales.
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para abordar la pandemia y la recuperación socioeconómica.
Sin embargo, un estudio global recién publicado por la Iniciativa para el Diálogo de la estadounidense Universidad de Columbia, sindicatos internacionales y organizaciones de la sociedad civil, alerta sobre una nueva ola de austeridad: la mayoría de los gobiernos están imponiendo recortes de presupuestos, precisamente en un momento en que los ciudadanos y las economías están más necesitados de apoyo público.
El análisis de las proyecciones fiscales del FMI muestra que se esperan recortes presupuestarios en 154 países este año, y hasta en 159 países en 2022. Esto significa que 6600 millones de personas o 85 % de la población mundial vivirá en condiciones de austeridad en el próximo año, tendencia que probablemente continuará hasta 2025.
Los altos niveles de gasto utilizados para hacer frente a la pandemia han dejado a los gobiernos con déficit fiscal y deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
. Y en lugar de explorar opciones de financiación para proporcionar el apoyo necesario para la recuperación socioeconómica, los gobiernos -asesorados por el FMI, el Grupo de los 20 (G20
G20
El Grupo de los Veinte (G20) está compuesto por diecinueve países más la Unión Europea, en el que los ministros, gobernadores de bancos centrales y jefes de Estado se reúnen regularmente. Fue creado en 1999, tras la sucesión de crisis financieras de los años noventa. Pretende favorecer la cooperación internacional, integrando el principio de un diálogo ampliado ante el creciente peso económico adquirido por un grupo de países. Sus miembros son: Alemania, Sudáfrica, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Turquía y la Unión Europea (representada por el Presidente del Consejo y el gobernador del Banco Central Europeo).
) y otros- están optando por la austeridad.
El shock fiscal pospandemia parece ser mucho más intenso que el que siguió a la crisis financiera mundial hace una década.
La contracción media del gasto en 2021 se estima en 3,3 % del producto interno bruto
Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
(PIB), casi el doble que en la crisis anterior.
Se prevé que más de 40 gobiernos gastaran menos que los (ya bajos) niveles prepandemia, reduciendo los presupuestos públicos más de 12 % de promedio en 2021-2022 en comparación de 2018-2019, incluidos países con altas necesidades de desarrollo como Ecuador, Guinea Ecuatorial, Kiribati, Liberia, Libia, República del Congo, Sudán del Sur, Yemen, Zambia y Zimbabwe.
Los peligros de recortes prematuros de austeridad se evidencian de la última década de ajuste.
Durante 2010-2019, miles de millones de personas se vieron afectadas por la reducción de las pensiones y beneficios de la seguridad social; por la reducción de subsidios a alimentos, agricultura y combustible; por recortes a los salarios y al número de funcionarios en servicios públicos como la educación, la salud, el agua o el transporte público; por la racionalización y la focalización excesiva de los programas de protección social en los que sólo los más pobres recibieron beneficios cada vez más pequeños, mientras que la mayoría de las personas quedaron excluidas; y por la menor seguridad laboral para los trabajadores, al desmantelarse la normativa laboral.
Muchos gobiernos también introdujeron impuestos regresivos, como los impuestos al consumo, que redujeron más aún los ingresos familiares disponibles. En muchos países, los servicios públicos se redujeron o privatizaron.
La austeridad demostró ser una política mortal: el débil estado de los sistemas de salud pública, sobrecargados, con poca financiación e insuficiente personal debido a una década de austeridad, agravó las desigualdades en salud e hizo que las poblaciones fueran más vulnerables a la covid-19.
Es necesario asegurar que no hayan más medidas de austeridad. Después de los devastadores efectos de la pandemia de covid, la austeridad solo causará más sufrimiento innecesario para la población.
La austeridad es una mala política. Existen alternativas, incluso en los países más pobres. En lugar de recortar drásticamente el gasto, los gobiernos pueden y deben explorar opciones de financiación para incrementar los presupuestos públicos.
Primero, los gobiernos pueden aumentar los ingresos fiscales con impuestos a la riqueza, la propiedad, las ganancias corporativas o al sector financiero, que generalmente permanece sin o con baja tributación.
Por ejemplo, Bolivia, Mongolia y Zambia están financiando pensiones universales, prestaciones para niños y otros beneficios sociales con impuestos a la minería y al gas; Brasil introdujo un impuesto sobre las transacciones financieras para expandir la cobertura de la protección social.
Segundo, más de sesenta gobiernos han reestructurado/reducido con éxito sus obligaciones de deuda y así liberado recursos para el desarrollo.
Una tercera opción es eliminar los flujos financieros ilícitos, como la evasión fiscal y el blanqueo de capitales.
Cuarto, los gobiernos también pueden cambiar las prioridades de sus gastos, abandonar inversiones de bajo impacto social como el gasto en defensa y rescates a bancos/corporaciones; por ejemplo, Costa Rica y Tailandia redirigieron el gasto militar a la salud pública.
Quinto, otra opción de financiación es utilizar las reservas fiscales acumuladas en los Bancos Centrales.
Sexto, atraer transferencias/ayuda al desarrollo o préstamos en condiciones favorables.
Una séptima opción es adoptar marcos macroeconómicos más acomodaticios.
Y octavo, los gobiernos pueden formalizar a los trabajadores en la economía informal con buenos contratos y salarios, lo que aumenta el fondo de cotización y amplía la cobertura de la protección social.
Las decisiones sobre gasto y financiación afectan la vida de millones de personas, no pueden tomarse a puerta cerrada en el Ministerio de Finanzas: todas las opciones deben considerarse en un diálogo social nacional con representantes de sindicatos, empleadores, organizaciones de la sociedad civil y otros grupos relevantes.
#NoMasAusteridad es una campaña global para detener las medidas de austeridad con impactos sociales negativos.
Desde 2020, más de 500 organizaciones y académicos de 87 países han pedido al FMI y a los ministerios de Finanzas que abandonen de inmediato la austeridad y, en cambio, prioricen políticas que promuevan la justicia de género, reduzcan la desigualdad y pongan a las personas y al planeta en primer lugar.
Fuente: Inter Press Service
is Director of the Global Social Justice Program at the Initiative for Policy Dialogue, Columbia University, and former director of the International Labour Organization (ILO) and UNICEF.
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Matthew Cummins is an economist who has worked at UNDP, UNICEF and the World Bank.