“Había fé en la revolución y en el futuro”, escribió George Orwell en su Homenaje a Calataluña. Por todo el mundo, los partisanos de la justicia social no dejaron de honrar a la España progresista, vencida a finales de los años 1930 por los fascismos europeos: esta memoria es nuestra, pero nuestra época nos reclama y nos fuerza a rechazarla, reanimada y viva en la batalla que se muestra ante nuestros ojos en Rojava, Siria.
Un proyecto de emancipación
Hay que hablar de civiles, por supuesto, ya sean tanto los bombardeados en Afrin por el Estado turco o sus aliados yihadistas, como los de Ghouta por el régimen de Assad y sus apoyos. Hay que denunciar “la catástrofe humanitaria” provocada en Rojava por la invasión turca, por supuesto, y tener en cuenta al Comité internacional de la Cruz Roja cuando alerta sobre las “necesidades” de las familias y a la Media Luna roja del Kurdistán lanzar una “señal de alerta”. Pero, por claras que parezcan, estos llamamientos no bastan: no podemos borrar la alternativa política emancipatoria propuesta por Rojava desde 2012, que se extiende desde entonces por todo el Norte de Siria.
Rompamos el silencio, como exigen sus partidarios y partisanas, para tener en cuenta una perspectiva singular que intenta cavar un camino, en un paisaje arrasado por siete años de guerra que implica también a Europa, entre el autocratismo étnico de una República árabe siria y la teocracia alabada por muchos de sus opositores. Una alternativa antifascista encabezada por el Movimiento para la Sociedad Democrática (TEV-DEM) y protegida por las unidades de autodefensa YPG/J, además de sus colaboradores de las Fuerzas democráticas sirias. Afianzados tras los contratos sociales establecidos en 2014 y 2016, Rojava (y sus tres cantones auto-administrados: Afrin, Koban y Djézireh) y la Federación democrática de la Siria del Norte promueven la justicia social, las libertades individuales y políticas, la democracia directa, la libertad de credo o de no creencia, la igualdad de sexos, la ecología y la prohibición de la pena de muerte y la tortura. Una alternativa siria que implica a la igualdad, dentro del respeto de las fronteras de Oriente Medio, los Kurdos, los Árabes, los Assyrios, los Siriacos, los Chaldeanos, los Turkmenos, Los Arménianos y los Chechenos –independientemente que sean musulmanes sunitas, alaouitas, cristianos, yézidis o ateos.
Rompamos el silencio para defender que Rojava no sea más, en Occidente y particularmente en Francia, rehén de ciertos abogados mediáticos “de los Kurdos”, esencialistas metidos en una campaña imprecisa por “nuestros valores”: no, la población mosaica de Rojava y de la Siria del Norte no combate por la salvaguarda de nuestras “democracias” liberales. No se trata evidentemente de pretender un milagro, ni de esbozar el retrato de un territorio ausente de dominaciones donde, allí como en cualquier lugar, causan la rabia: las contradicciones abundan en lo cotidiano y no podemos evocar más que un proceso en obra –una experiencia concreta “muy distinta de todo lo que existía en Siria”, señala así Noam Chomsky. Por el contrario, es cierto que la posibilidad de ver esta revolución llegar a término un día sea destruida embrionariamente si el gobierno turco y sus aliados teocráticos (rebeldes sirios, reductos del Daesh y de Al-Qaeda) se lo llevan por delante en los próximos meses.
Plaza para los pueblos
Emmanuel Macron recibió al presidente Erdogán a principios de enero de 2018. ¿Cuándo este último no regatea la retención de alrededor de tres millones de refugiados amenazando a la Unión Europea de abrir sus fronteras?, ¿cuándo él no llena sus prisiones de periodistas, de escritores, de artistas y de militantes demócratas, feministas o LGTBI?, ¿cuándo no lo ilustra con los crímenes de guerra, justo cuando habla de “cruzada” y apoya la jihad en el Norte de Siria? Luego se burla de los combatientes kurdos que habrían «huido[Afrin] con el rabo entre las piernas» –nada más lejos de la realidad: la ciudad fue evacuada voluntariamente para proteger a las poblaciones, ya que el Estado turco había asesinado a más de 500 civiles desde el lanzamiento, hace dos meses, con la Operación Rama de Olivo. Sin embargo, la resistencia continúa: esta retirada garantiza una reorientación estratégica.
Durante su estancia en Francia, el mismo Erdogan pidió que el comercio se incrementara a 20.000 millones de dólares (actualmente 13,4), supervisó la compra de 25 Airbus y firmó un contrato de defensa aérea y antimisiles. “Una comunidad de puntos de vista e intereses estratégicos”, comentó Emmanuel Macron. Antes de aumentar las grietas en las columnas de Le Fígaro, un vibrante llamamiento a la «cautela y la moderación» en el contexto de la invasión de Rojava, mientras se hace suyo el lenguaje de su homólogo turco al llamar a las unidades YPG/J «terroristas potenciales».
España ha caído, el Chile de Unidad Popular ha caído; Rojava sigue en pie. Rompamos el silencio, sí, construyamos ahora redes solidarias concretas y hagámonos eco de las demandas de las poblaciones afectadas: un corredor humanitario y la creación de una zona de exclusión aérea. De lo contrario, todavía tendremos que hablar de esperanza en pasado.
Firmantes
Salah Amokrane, militant associatif, Isabelle Attard, ex-députée écologiste, Clémentine Autain, directrice de publication de Regards et députée France insoumise, Miguel Benasayag, philosophe et psychanalyste, Farid Bennaï, militant antiraciste et pour l’égalité des droits, Éric Beynel, porte-parole de Solidaires, Olivier Besancenot, facteur et membre du Nouveau parti anticapitaliste (NPA), Janet Biehl, écrivaine et chercheuse indépendante, Alain Bihr, sociologue, Martine Billard, secrétaire nationale à l’écologie du Parti de Gauche, Yves Bonnardel, essayiste et cofondateur des Cahiers antispécistes, Bernie Bonvoisin, chanteur de Trust, Farid Boudjellal, auteur de bandes dessinées, Breyten Breytenbach, poète, Carmen Castillo, réalisatrice, Manuel Cervera-Marzal, sociologue, Laurence Cohen, sénatrice Parti communiste français (PCF), Patrick Chamoiseau, écrivain, Noam Chomsky, linguiste, Laurence de Cock, professeure et chercheuse en histoire et sciences de l’éducation, Philippe Corcuff, sociologue et membre de la Fédération anarchiste, Éric Coquerel, député France insoumise, Alain Damasio, écrivain, Christine Delphy, sociologue et cofondatrice de Nouvelles Questions féministes, Chris Den Hond, journaliste, Stéphane Enjalran, secrétaire national de Solidaires, David Graeber, anthropologue, Robert Guédiguian, réalisateur, Noredine Iznani, militant et cofondateur du Mouvement de l’immigration et des banlieues (MIB), Aki Kaurismaki, réalisateur, Bastien Lachaud, député France insoumise, Aude Lancelin, journaliste, Mathilde Larrère, historienne, Pierre Laurent, sénateur et secrétaire national du PCF, Jean-Paul Lecoq, député PCF (membre de la commission des affaires étrangères), Mike Leigh, réalisateur, Ken Loach, réalisateur, Frédéric Lordon, philosophe et économiste, Michael Löwy, sociologue et philosophe, Xavier Mathieu, comédien et ancien délégué syndical CGT de l’usine Continental AG, Daniel Mermet, journaliste et cofondateur d’Attac, Miossec, auteur-compositeur-interprète, Mouss & Hakim, Zebda-Motivés, Thurston Moore, ex-chanteur de Sonic Youth, Corinne Morel Darleux, conseillère régionale et membre du bureau de la Fondation Copernic, Rosa Moussaoui, grand reporter à L’Humanité, Marc Nammour, rappeur du groupe La Canaille, Danièle Obono, députée France insoumise, Mathilde Panot, députée France insoumise, Bruno Poncet, cheminot syndicaliste Sud-Rail, Philippe Poutou, ouvrier à l’usine Ford de Blanquefort et membre du NPA, Christine Prunaud, sénatrice CRCE-PCF (membre de la commission des affaires étrangères), Adrien Quatennens, député France insoumise, Tancrède Ramonet, réalisateur de documentaires, Mathieu Rigouste, chercheur indépendant, Rocé, rappeur, Nedjib Sidi Moussa, essayiste, Danielle Simonnet, élue et coordinatrice nationale du Parti de Gauche, Dominique Vidal, historien et journaliste, Roger Waters, musicien et membre fondateur de Pink Floyd, Bénédicte Taurine, députée France insoumise, Eric Toussaint, militant internationaliste et membre fondateur du Comité pour l’Abolition des dettes illégitimes (CADTM), Miguel Urbán Crespo, eurodéputé Podemos, Marie-Pierre Vieu, députée européenne GUE-PCF-FDG, Michel Warschawski, président du Centre d’information alternative de Jérusalem
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