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Afganistán: ¡Los lobos van a la guerra disfrazados de corderos humanitarios!
por Yorgos Mitralias
1ro de septiembre de 2021

El panorama político estadounidense de estos días nunca ha sido tan claro y nítido. En contra de la decisión del presidente Biden de retirar definitivamente las tropas estadounidenses de Afganistán el 31 de agosto, se posicionan: El conjunto del establishment político-económico del país, el Partido Republicano y su líder Donald Trump, una gran parte de la dirección del Partido Demócrata y de sus grupos parlamentarios, el complejo militar-industrial y todo lo que tiene relación directa o indirecta con la guerra, todos los grandes medios (periódicos, cadenas de televisión…) independientemente de sus simpatías partidistas, una parte importante de la jerarquía militar, los centros de decisión neoliberales y atlantistas [1]. A favor de la misma decisión de Biden se posicionan: El conjunto de la izquierda -radical y menos radical- estadounidense así como todos los grandes movimientos sociales, la mayoría de las organizaciones de veteranos, la gran mayoría (según las encuestas, 63%-65%) del pueblo estadounidense.

En cuanto a Europa, en contra de la decisión de Biden se posicionan: Todos los aliados atlánticos de EEUU y la OTAN, la dirección de la Unión Europea y sus países miembros, todos los grandes medios, los principales grupos políticos (cristianodemócratas, liberales, socialdemócratas, extrema derecha), varias ONGs. Y a favor de la decisión del presidente estadounidense se posicionan: Hasta donde sabemos, no hay fuerzas de izquierda europea posicionadas clara y categóricamente a favor de esta decisión y en contra de los esfuerzos persistentes de los gobiernos de sus países para que Biden recule y acepte prolongar el despliegue de las fuerzas estadounidenses en Afganistán…

Casualmente, el conjunto de las fuerzas de todo tipo (políticas, económicas, mediáticas, etc.) que se posicionan ahora contra la decisión del presidente Biden, se han alineado durante estos últimos 20 años a favor de la invasión y de la ocupación de Afganistán por el cuerpo expedicionario estadounidense y sus aliados de la OTAN, es decir, a favor de la guerra. E igual, … casualmente, el conjunto de quienes apoyan ahora la decisión de Biden, desde el principio estuvieron en contra de la guerra, denunciaron permanentemente sus atrocidades y los inconfesables intereses a los que servía, y salieron a las calles demandando su fin sin condiciones.

En efecto, como cuando apoyaban la guerra y la invasión de Afganistán, de la misma manera ahora cuando piden que las tropas estadounidenses no se retiren el 31 de agosto, los diversos belicistas, tanto estadounidenses como europeos, ponen por delante la “protección de los derechos humanos” y más especialmente “la protección de los derechos de las mujeres afganas” para justificar su comportamiento. Pero tanto entonces como ahora, mienten. Primero, durante los 20 años que han permanecido en Afganistán, sus fuerzas militares y policiales han rivalizado en atrocidades con los talibanes, cobrándose miles de víctimas entre los civiles afganos. En cuanto a la democracia que prometieron, la única cosa que han conseguido es crear un Estado afgano totalmente corrupto y monstruoso que, como su ejército, se ha descompuesto y se ha derrumbado de arriba abajo encuestión de días, claramente porque no había nada que defender… y porque no había prácticamente nadie que quisiera defenderlo...

Y después, si todas esas almas caritativas se preocuparan realmente de la suerte de los pobres afganos, y más particularmente de la suerte de las mujeres afganas, han tenido todo el tiempo, es decir 20 años (!) e innumerables ocasiones para demostrarlo no con palabras, sino con actos. Sin embargo, no lo han hecho nunca y el resultado lamentable está ante nuestros ojos: Obligados a elegir entre la Escila de los talibanes y la Caribdis imperialista, la mayoría de los afganos parecen, de momento, preferir, pero sin ilusiones, la primera a la segunda, porque al menos promete la paz tan deseada.

Pero, dirán, todo esto está bien, pero ¿qué pasa con los miles de afganos y afganas desesperadas que se agolpan en el aeropuerto de Kabul e intentan irse, yegando incluso a colgarse de los aviones y morir? ¿Qué pasa con ellos? ¿También son mentiras? Evidentemente no, no son mentiras. De hecho, no son mentiras las decenas de miles de afganos y de afganas que intentan, no ahora, sino desde hace 20 años, escapar del infierno afgano, a menudo arriesgando sus vidas. Todos ellos y todas ellas que nuestra buena y tan humanitaria Unión Europea amontona -¿indefinidamente?- en las diversas “Morias” y otros campos de concentración absolutamente inhumanos cuando no levanta muros, alambradas, campos de minas o la tristemente célebre Frontex, o los detiene definitivamente e irreversiblemente enviándolos por miles al fondo del Mediterráneo.

Así pues, ¡fronteras abiertas para los regiados afganos de hoy y de mañana! Pero empezando por los de ayer y antesdeayer que esperan en vano desde hace largos años el tan deseado asilo político al que tienen derecho. En otros términos, ¡hic Rhodus hic salta! (¡Aquí está Rodas, salta aquí!) El resto no es más que pura propaganda y lavado de cerebro de estos lobos que van a la guerra bien conocidos que intentan -como siempre- disfrazarse de corderos humanitarios…


Traducción: Fátima Martín

Notas :

[1No se descarta que el ensañamiento de toda esta buena gente contra Biden esconda un intento, más o menos consciente y coordinado, de debilitarlo y finalmente, apartarlo del poder. ¿Por qué? Pues porque no están de acuerdo con sus decisiones económicas y, sobre todo, porque le consideran -por cierto, con razón- vulnerable a las presiones de la izquierda estadounidense y sus movimientos sociales. Entonces, a pesar de sus esfuerzos incesantes por tranquilizarlos acumulando retrocesos y concesiones, esta “vulnerabilidad” de Biden lo hace a sus ojos “imprevisible” y, en todo caso, diferente a otros presidentes “dóciles” y disciplinados.

Yorgos Mitralias

Periodista, Giorgos Mitralias es uno de los fundadores y animadores del Comité griego contra la deuda, miembro de la red internacional CADTM.