Con motivo del 8 de marzo, día internacional de lucha por los derechos de las mujeres [1], nosotras, militantes del CADTM INTERNACIONAL nos movilizamos contra la deuda y su violencia patriarcal y capitalista. Campesinas, estudiantes, trabajadoras, madres, mujeres rurales, mujeres en paro, en el Sur Global y en el Norte, decimos no a la deuda y a sus consecuencias criminales sobre nuestras vidas.
En todas partes, la imposición del reembolso de las deudas ilegítimas a las poblaciones genera las peores crisis sociales y económicas. Afectando a las poblaciones más vulnerables, pobre y precarizadas, y, por tanto, ¡mayoritariamente a las mujeres! A diario, la deuda adopta multitud de rostros para violentarnos: carestía de la vida, subida de los tipos de interés, destrucción de los poderes públicos, destrucción de los recursos naturales y del empleo, expropiación y destrucción de los medios de subsistencia. Coloniza nuestros hogares, nuestros cuerpos, nuestras libertades y nuestras mentes. Frente a estas violencias, tenemos muchas razones para estar indignadas. Nos negamos a pagar el precio de las políticas mortíferas aplicadas por las grandes instituciones financieras como el FMI y el Banco Mundial. Nos negamos al pago de deudas sin que sean íntegramente auditadas.
Exigimos:
Que se ponga fin a la estafa de los microcréditos, que se dirigen principalmente a mujeres y socavan su independencia financiera. Los microcréditos no son más que una alternativa capitalista creada para desposeer y endeudar a las mujeres en beneficio de las instituciones de la microfinanza. Mientras las deudas privadas de los poderosos se han convertido en públicas y se están pagando, a las mujeres pobres se presta con interés y se les endeuda.
El fin de las políticas de austeridad impuestas en nombre del pago de la deuda por las instituciones financieras internacionales y los Estados, que constituyen un acto de violencia contra las mujeres. En efecto, las mujeres sufrimos específicamente los efectos devastadores de las crisis económicas y de la infrafinanciación del sector público. Tenemos los salarios más bajos. E igualmente somos las primeras víctimas del trabajo a tiempo parcial involuntario, de la precariedad y del desempleo. La ausencia de políticas públicas nos empuja al endeudamiento privado, nos condena al trabajo invisible y gratuito, sin reconocimiento, nos hace vulnerables a la trata de personas, a la explotación sexual y reproductiva de nuestros cuerpos.
El fin de las políticas extractivistas y coloniales impuestas por los planes de ajuste estructural que desposeen a las mujeres del Sur Global de sus recursos y de su trabajo. Estas políticas conducen al deterioro del medio ambiente, al acaparamiento de las tierras agrícolas y de los recursos naturales y al colapso de la biodiversidad. Estas consecuencias mortales repercuten directamente en el trabajo de las mujeres, especialmente a las campesinas y la agricultura local.
El fin de la división sexual del trabajo y de la reproducción social.
El fin de un sistema financiero dominado por una minoría de especuladores que buscan aumentar sus beneficios, poniendo en marcha un sistema de préstamos para el bien común.
La anulación de todas las deudas identificadas como ilegítimas.
Las violencias contra las mujeres que el capitalismo y el patriarcado alimentan a través de la deuda son numerosas, pero insuficientemente cuestionadas. Juntas, desde el Sur Global y el Norte, decimos no a las deudas ilegítimas. Decimos no a los vampiros de las finanzas y a las instituciones financieras internacionales que avanzan enmascaradas tras un falso discurso altruista y feminista.
LA DEUDA NOS OPRIME, ¡NO PAGAREMOS!
*Cuando nos referimos a mujeres, entendemos cualquier persona que se identifique como mujer.
Notas :
[1] Cuando nos referimos a las mujeres, entendemos cualquier persona que se identifique como mujer.