Segunda parte de la entrevista con Boureima Ouedraogo sobre el caso de Thomas Sankara y el terrorismo en Burkina Faso.
27 de junio de 2019 por Jérôme Duval
Boureima Ouedraogo en el Centro nacional de prensa Norbert Zongo durante la entrevista. Uagadugú, enero de 2019. Cc Jérôme Duval
Boureima Ouedraogo es periodista de investigación y director del diario burkinabés Le reporter, un medio incómodo con el poder. Partícipe en la insurrección popular que acabó con el regimen de Compaoré en 2014, este comunicador ha indagado profundamente en el caso Thomas Sankara. Las pesquisas para aclarar el asesinato de este referente o el rol de los grupos terroristas con base en el país centran esta conversación con Ouedraogo.
En una entrevista anterior, preguntamos al periodista de investigación Boureima Ouedraogo, director del periódico burkinés Le Reporter, sobre el caso de Norbert Zongo, un periodista que fue asesinado hace 20 años por querer revelar casos de corrupción cercanos al poder de Blaise Compaoré. Hoy, Boureima Ouedraogo recuerda el asesinato del Presidente Thomas Sankara y los difíciles años que Burkina Faso ha vivido desde la eliminación de quien encarnaba, para su país y para muchos otros países africanos, la esperanza de justicia social, la lucha contra la corrupción y la deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
ilegítima, y la liberación de la mujer.
Thomas Sankara fue asesinado el 15 de octubre de 1987, tres meses después de pronunciar su famoso discurso en el que cuestionó la legitimidad de la deuda en la cumbre de la Organización de la Unidad Africana en Addis Abeba. Blaise Compaoré, que le sucedió durante 27 años en el poder antes de ser derrocado por una insurrección popular, es sospechoso de ser el principal culpable de este asesinato.
Mientras Macron declaró en noviembre de 2017 que “todos los documentos producidos por las administraciones francesas durante el régimen de Sankara y después de su asesinato [serán] desclasificados”, solamente una parte de los archivos fue transmitida al juez de instrucción encargado del caso. ¿El gobierno francés facilitará todos los documentos tal y como ha anunciado? ¿Existe alguna presión?
Francia ha decidido proceder a esta desclasificación por etapas. A finales de 2018 se envió un primer lote al sistema judicial de Burkina Faso y se espera que un segundo lote llegue en breve. Estos primeros documentos ya han permitido acusar a una decimoséptima persona, el coronel mayor Serge Alain Bonkian, a principios de diciembre de 2018. Desgraciadamente, murió el 25 de diciembre de 2018 de una enfermedad.
Estaba enfermo, pero surge la duda de si alguien podría haber acelerado su desaparición por miedo a que hablara. Estos primeros documentos también permitieron que el juez verificara una cierta cantidad de información sobre sospechas de participación francesa en el asesinato de Thomas Sankara. Sin embargo, el expediente puesto a disposición no permitiría (según la información que pudimos obtener) establecer, en su estado actual, la responsabilidad de Francia.
Perseguido por asesinato, Blaise Compaoré huyó de la insurrección de octubre de 2014 gracias al apoyo del Presidente François Hollande, quien envió un helicóptero y fletó un avión para ayudarle a escapar. Refugiado en Costa de Marfil, se encuentra bajo orden de detención internacional por su presunta participación en la muerte del ex jefe de Estado Thomas Sankara. ¿Podemos esperar una extradición a Burkina Faso para su juicio?
Mientras el presidente de Costa de Marfil Alassane Ouatara esté en el poder, no hay esperanza de extradición. Sólo unas semanas después de que Blaise Compaoré huyera a Costa de Marfil el 31 de octubre de 2014, se naturalizó allí. A su llegada, se adoptaron todas las medidas necesarias para protegerlo a fin de escapar de la justicia de su país. De hecho, la legislación de Costa de Marfil no permite la extradición de sus nacionales, y dado que Blaise Compaoré se ha convertido en ciudadano de Costa de Marfil, no cabe esperar que sea extraditado a Burkina Faso. Sin embargo, la situación podría cambiar en función de la evolución de la situación política en Costa de Marfil. Si la gente es procesada después de 30 años, hay buenas razones para tener esperanza.p>
¿Cómo explicar que los resultados de los análisis de ADN de Thomas Sankara y sus compañeros, recogidos en mayo de 2015, no permitieran identificarlos?
Nos sorprendieron estos resultados. Parece que hay una contra-pericia en curso, los restos deberían estar todavía en los laboratorios. Tenemos dudas, pero no tenemos los medios técnicos para efectuar esta comprobación. Muchos se preguntan dónde están los restos del presidente Thomas Sankara. Pero, algún día, será necesario enterrarlo y organizar un funeral con su familia con toda la dignidad que debe recibir un ex jefe de Estado.
Thomas Sankara estaba pronunciando un fuerte discurso contra la deuda ilegítima. Pidió un frente unido de países contra el pago de dicha deuda. ¿Sigue vivo este mensaje en Burkina Faso?
Su mensaje sigue siendo muy fuerte. Thomas Sankara sigue siendo hoy el único líder en la historia de Burkina Faso que ha dejado un legado de pensamiento político que se extiende más allá del país a todo el continente africano. Los jóvenes que no lo conocían hablan de su doctrina y de su discurso contra la deuda. Sankara se había dado cuenta muy pronto de que la deuda iba a ser el cuchillo en la garganta de los países africanos. Como dijo, “la deuda no puede ser pagada porque, en primer lugar, si no la pagamos, nuestros prestamistas no morirán. (...) Por otro lado, si pagamos, somos nosotros los que moriremos”.
Sankara se había dado cuenta muy pronto de que la deuda iba a ser el cuchillo en la garganta de los países africanos
Sankara tenía razón al decir que si otros países no seguían a Burkina Faso en su propuesta de formar un frente unido contra el pago de la deuda, no estaría presente en la próxima conferencia. Es lo que pasó porque lo mataron. Por lo tanto, su asesinato no sólo está vinculado a contradicciones políticas internas, sino también a cuestiones de gobernanza mundial. Los defensores del sistema capitalista internacional no querían un líder político que pudiera crear revueltas dentro de la comunidad de jefes de estados africanos. Encontraron ejecutores nacionales para asesinarlo. Todavía tenemos su discurso en la mente, pero lamentablemente, la fuerza y la voluntad que se requería para apoyar la acción política en la lucha contra la deuda no se encarnó en otros actores después de su muerte, al menos no a este nivel político.
En el norte de Burkina Faso, en el este y oeste del país, hay una franja fanática islamo-fascista que aterroriza a la población desde 2015, poco después del levantamiento que expulsó a Blaise Compaoré del poder. ¿Existe una relación entre estos dos acontecimientos?
No podemos dejar de establecer un vínculo entre la partida de Blaise Compaoré y el debilitamiento de Burkina Faso frente a estos grupos terroristas. Bajo Blaise Compaoré, Burkina Faso fue la base en la retaguardia que permitió cubrir a estos terroristas y guiar desde lejos los ataques en otros países. Burkina Faso negociaba la liberación de los rehenes. Si hubo rescates, no sabemos si las comisiones se debieron a las autoridades políticas.
El Jefe de Estado Mayor de la Presidencia del país bajo Blaise Compaoré, el General Gilbert Dienderé, viajó con un helicóptero del ejército de Burkina Faso al norte de Malí para recuperar a los rehenes y devolverlos a Uagadugú y a sus países de origen. Por lo tanto, había muchas conexiones entre estos grupos y el régimen de Blaise Compaoré.
La cronología de los acontecimientos da la impresión de que estos actores nos atacan porque Blaise Compaoré ya no está allí. Durante su reinado, Burkina Faso nunca fue atacada, pero todos sabían que estaban en Uagadugú. Es posible que estemos pagando el precio de este compromiso. El líder de los grupos yihadistas del norte, Iyad Ag Ghali, herido en combate, fue llevado de vuelta a Uagadugú en helicóptero para recibir tratamiento. Todos sabían que habían establecido su sede en un hotel en la zona de lujo de Ouaga 2000. Mientras los tratábamos como amigos, no nos atacaban. Tras la caída de Blaise Compaoré, se vieron obligados a huir, Burkina Faso ya no era un lugar seguro para ellos.
O estaban en connivencia con el régimen de Blaise Compaoré y quieren vengarse de Burkina Faso por haberle sacado del poder, o son terroristas que quieren castigarnos porque ya no tienen Uagadugú como su base de apoyo.
Cuando fue reelegido, el Presidente Kaboré informó públicamente a los extranjeros en Burkina Faso de que una delegación de grupos armados malienses había venido a verlo, diciendo que habían pedido equipamiento (camionetas, etc.) a Blaise Compaoré. Pero, como el presidente caído se había ido apresuradamente sin poder proceder con la entrega, vinieron a preguntar por el equipamiento pendiente. Según se informa, el Presidente Kaboré les dijo que fueran a ver a Blaise Compaoré porque no estaba al tanto de este caso. Por lo tanto, había relaciones comerciales, más allá de la mediación, que era la pantalla oficial. Bajo el pretexto del papel de mediación de Burkina Faso entre los grupos terroristas y el Estado de Malí, Blaise Compaoré participa en el comercio de armas y equipamientos. ¿Será porque ya no puede cumplir con sus compromisos que estamos siendo atacados?
Bajo el pretexto del papel de mediación entre los grupos terroristas y Malí, Compaoré participa en el comercio de armas y equipamientos. ¿Será porque ya no puede cumplir con sus compromisos que estamos siendo atacados?
Blaise Compaoré destruyó completamente el ejército burkinés. Se formó una guardia pretoriana de unos 1.300 hombres, agrupados en el Regimiento de Seguridad Presidencial, para dominar todas las unidades militares de Burkina Faso. Después de los motines militares de 2011, los cuarteles fueron prácticamente vaciados de las pocas armas que tenían para protegerlos dentro del Regimiento de Seguridad Presidencial. Este ejército desestructurado, mal entrenado y equipado se enfrenta ahora a estos grupos terroristas. Las fuerzas de defensa y seguridad regulares están tratando de reestructurarse, pero no serán operativas en el futuro cercano frente a las actuales fuerzas comprometidas con el régimen anterior: Aunque el Regimiento de Seguridad Presidencial ha sido disuelto desde entonces, sus hombres, salvo los involucrados en el golpe, han sido asignados al resto de las unidades del ejército.
La jerarquía militar se ha aburguesado completamente bajo Blaise Compaoré, no se ha renovado y sigue siendo irresponsable ante la situación. Muchos oficiales superiores están involucrados en asuntos económicos, algunos se han convertido en transportistas, o son dueños de edificios que la administración pública alquila, etc. Desfilan en Uagadugú con vehículos 4x4, mientras que los soldados no tienen medios de transporte cuando están en el frente. A este respecto, la autoridad política no puede asumir sus responsabilidades. A todos nos preocupa la inercia de las autoridades públicas. Sin embargo, desde principios de 2019, los reajustes realizados en la jefatura de los ministerios de defensa, seguridad y jerarquía militar (nombramiento de un nuevo Jefe de Estado Mayor, de una Jefe de Estado Mayor del ejercito de tierra, de comandantes de regiones militares y de determinadas unidades) han comenzado a avanzar.
También eres miembro de Le Balai citoyen (la Escoba Ciudadana). En Le Reporter leemos una crítica virulenta al gobierno actual. Usted dice que la insurrección de 2014 expulsó a Blaise Compaoré del poder, pero que el sistema sigue en pie. Además, la población se enfrenta cada vez a más dificultades, como el aumento de múltiples tasas, especialmente en el caso del combustible. ¿Podemos esperar una corrección del gobierno? ¿Una nueva insurrección que permita una mejor gobernanza para profundizar lo que se inició con el levantamiento de 2014?
Se cumplen todas las condiciones para la insatisfacción general. La mala gobernanza continúa, la administración sigue politizada, el enriquecimiento ilícito continúa. Lo más grave es que estamos asistiendo a la aparición de varios centros de conflicto, sin ningún vínculo aparente entre ellos, que podrían dar lugar a acciones incontroladas. El levantamiento de 2014 fue relativamente bien manejado por los actores porque no había ningún proyecto o cálculo político detrás de las movilizaciones. Fue un desafío al poder de toda la vida, con la enmienda de la Constitución que permitía a Blaise Compaoré postularse tantas veces como quisiera. Hemos conseguido bloquear este proyecto de Constitución. Pero hemos logrado resultados que van mucho más allá de nuestras expectativas. Obtuvimos su partida, la disolución de su gobierno y la Asamblea Nacional. Hubo que establecer disposiciones transitorias para preparar las elecciones.
Hoy en día, muchos actores políticos explotan el descontento general de acuerdo con sus intereses
Hoy en día, muchos actores políticos explotan el descontento general de acuerdo con sus intereses. Entre las fuerzas que se oponen al régimen actual, algunas son antagónicas y parece poco probable que puedan coexistir para gestionar el poder post insurrección. Si hoy hubiera un levantamiento, se teme que sería más violento que en 2014. Podríamos tener enfrentamientos entre los diferentes campos. El actual gobierno se aferra a una legitimidad electoral que ha perdido su valor tres años después. A muchos no les importa cómo fue elegido el Presidente de Burkina Faso, pero quieren saber si es capaz de responder a sus preocupaciones.
El mundo campesino es el verdadero potencial electoral, mientras que los habitantes de las ciudades, por el contrario, votan poco pero son los actores de las insurrecciones. El levantamiento popular de 1966 tuvo lugar, no en el campo, sino en Uagadugú y otros centros urbanos, como ocurrió en 2014. Y hoy en día, es en los centros urbanos donde hay una protesta. A medida que se acerca el año electoral 2020, en un contexto de altas tensiones, es posible que el actual presidente sea reelegido en la primera vuelta gracias a los votantes rurales.
Las elecciones siempre han sido un problema desde el primer mandato de Blaise Compaoré hasta la elección de Roch Marc Kaboré. Blaise Compaoré nunca alcanzó el umbral de los 2 millones de votantes durante sus cuatro mandatos. La primera vez, había recibido alrededor de 500.000 votos. Roch Kaboré obtuvo 1 millón 600 000 contra su oponente de entre unos 3 millones de votantes. Más de la mitad de los burkineses en edad de votar evitan las elecciones. No es necesariamente ganando elecciones que hay legitimidad para gobernar. Este es el error que cometió Blaise Compaoré al apoyarse en esta legitimidad electoral, sin tener en cuenta la débil legitimidad popular de la que goza. Con las mismas causas produciendo los mismos efectos, existe el riesgo de ver a la gente cansada de sufrir de nuevo, mientras que los delincuentes de cuello blanco saquean en la cima del estado.
es miembro del CADTM, Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (www.cadtm.org) y de la PACD, la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda en el Estado español (http://auditoriaciudadana.net/). Es autor junto con Fátima Martín del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria editorial 2016 y es también coautor del libro La Deuda o la vida, (Icaria, 2011), libro colectivo coordinado por Damien Millet y Eric Toussaint, que ha recibido el Premio al libro político en Lieja, Bélgica, en 2011.
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