La decisión de plantear una estrategia conjunta para resolver la crisis de la deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
externa tuvo su primer antecedente en Latinoamérica a comienzos de la década del ‘80. México, Brasil y Argentina habían incrementado su endeudamiento de manera espectacular desde mediados de los ‘70 debido al interés de los bancos por ubicar el excedente de liquidez generado por el aumento del precio del petróleo. Los beneficiados con la suba del crudo fueron los países árabes, quienes depositaron sus ganancias en el sistema bancario norteamericano. Luego los bancos prestaron esos recursos a países latinoamericanos sin tomar demasiados recaudos. Cuando la tasa de interés comenzó a subir la deuda se volvió impagable. México fue el primero en encender la alarma al decretar su moratoria en 1982. A partir de entonces, los países comenzaron a evaluar la posibilidad de sentarse a discutir una estrategia común.
Los primeros contactos se produjeron en la Convención de Quito en enero de 1984. Los jefes de Estado de América latina y el Caribe se reunieron para discutir las consecuencias de la crisis económica internacional y el tema de la deuda fue una referencia obligada. Según comentó a Cash un funcionario argentino que participó en la negociación, el objetivo “no era crear un club de deudores sino fijar algunos puntos en común para la negociación y avanzar en el diálogo político”. Por entonces, se comenzó a hablar de corresponsabilidad entre deudores y acreedores y se resaltó la necesidad de entablar un diálogo conjunto para intentar resolver la situación.
Pocos meses después del encuentro de Quito, el canciller Dante Caputo viajó a Brasil para entrevistarse con el dictador Joao Batista de Oliveira Figuereido, un militar que había vivido en Argentina donde se hizo amigo de Jorge Rafael Videla mientras cursaban juntos la Escuela de Guerra. Figuereido recibió con cara de pocos amigos al canciller del gobierno que estaba promoviendo el juicio a las Juntas Militares. La charla sólo se distendió cuando Caputo hizo mención a su pasión por San Lorenzo, club con el que Figuereido simpatizaba desde su paso por Argentina. La deuda externa fue el otro tema en que tuvieron coincidencias. Figuereido estaba indignado por las altas tasas de interés y coincidió en la necesidad de impulsar una reunión para discutir específicamente ese tema. México también aprobó la iniciativa, pero existía tanto temor que nadie quería ser sede del encuentro. Finalmente, el presidente de Colombia, Belisario Betancurt, ofreció ser el anfitrión.
La reunión se realizó los días 21 y 22 de junio de 1984 en la Ciudad de Cartagena de Indias, congregando representantes de 11 países de América latina que concentraban el 80 por ciento de la deuda regional. Participaron Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Venezuela y Uruguay. La carta de presión era la amenaza de una moratoria conjunta que podía hacer temblar al sistema financiero internacional. Los diez grandes bancos norteamericanos tenían prestado a los países en desarrollo 2,8 veces su capital. Por lo tanto, una moratoria sólo del 40 por ciento de la deuda hubiera hecho quebrar a esas instituciones. Sin embargo, el documento final de Cartagena se limitó a crear un mecanismo de consulta y seguimiento regional para ayudar a la concreción de encuentros con los acreedores.
Pese al temor, los países desarrollados nunca aceptaron negociar con una representación de los deudores reunidos en Cartagena. El Tesoro norteamericano, el Comité de Bancos encabezado por William Rhodes (Citibank) y el FMI
FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.
A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.
Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).
Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).
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reaccionaron con rapidez y en los meses siguientes lograron neutralizar la amenaza que los países latinoamericanos no se animaron a concretar. México, Brasil y Argentina terminaron negociando con el Fondo de manera individual en distintos momentos bajo la promesa de obtener mayores beneficios. Por lo tanto, no volvió a haber un momento en el cual las tres naciones estuvieran dispuestas a romper lanzas con los acreedores. El frente común se fue diluyendo con el paso de los años y perdió su poder de presión cuando los grandes bancos anunciaron el paso a previsión de los créditos que tenían con los países endeudados.
Publicado en Cash, Página 12, Buenos Aires, 07-03-04.
22 de enero de 2005, por Fernando Krakowiak