El Fondo en África, desfalco con corbata

20 de abril de 2010 por Jorge Luis Rodríguez González




Desde que las pompas de jabón se hicieron goticas de espuma en la economía norteamericana, el continente africano ha sido uno de los que ha cargado con el mayor peso de la crisis con el recrudecimiento del desempleo, el hambre, la miseria, la insalubridad, y un medio ambiente destruido. El drama es peor, porque una vez más saltaron a la vista las graves consecuencias de siglos de explotación colonial, así como décadas de una «independencia» política maniatada a los intereses económicos de sus antiguos dueños.

Hoy, África es particularmente endeble porque no tiene capacidad de respuesta ante semejante caos: sigue siendo exportadora de materias primas (principalmente minerales), totalmente dependiente de los precios del mercado mundial, tanto para exportar como para importar, además de ser más consumidora que productora.

El amarre a los vaivenes del mercado mundial implica que, una vez deprimidos los precios o la demanda de los rubros exportables —lo cual no puede ser controlado por el Sur—, también caigan los ingresos de estos países por sus ventas, y tengan que acudir entonces a los préstamos del Banco Mundial Banco mundial Creado en 1944 en Bretton Woods en el marco del nuevo sistema monetario internacional, el Banco posee un capital aportado por los países miembros (189 miembros el año 2017) a los cuales da préstamos en el mercado internacional de capitales. El Banco financia proyectos sectoriales, públicos o privados, con destino a los países del Tercer Mundo y a los países antes llamados socialistas. Se compone de las siguientes tres filiales.

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(BM) y el Fondo Monetario Internacional FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.

A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.

Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).

Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).

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(FMI) para pagar las altas facturas de sus importaciones.

A cambio, estas instituciones financieras exigen una apertura total de las economías locales al capital extranjero, la reducción drástica del presupuesto destinado a programas sociales y la devaluación Devaluación Modificación a la baja del tipo de cambio de una moneda frente a otras divisas. de la moneda nacional. Las consecuencias son fatales. Ya lo vimos por varias décadas en América Latina. Y ahora parece que en la mismísima Europa, Grecia será una nueva víctima.

De lo letal de esas «ayudas» está convencido Eric Toussaint, miembro del Comité para la Anulación de la Deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
del Tercer Mundo.

«Los productores agrícolas africanos disminuyeron su participación en el abastecimiento de su mercado; están desprotegidos por sus gobiernos frente a la competencia internacional, y eso es consecuencia de las políticas de ajuste estructural Ajuste estructural Política económica impuesta por el FMI como condición para la concesión de nuevos préstamos o para la refinanciación de préstamos anteriores. . Ahora compiten en el mercado mundial, principalmente con productos agrícolas que vienen de América del Norte y Europa con altos subsidios», dijo.

Por ello, comenta, el tremendo aumento de los precios de los alimentos en el mercado mundial disparó los precios de los productos de la canasta básica (precios al detalle). «El número de hambrientos en África explotó y hubo rebeliones en países como Egipto, Costa de Marfil y Senegal, las que obligaron a los gobiernos a hacer, al menos, algunas concesiones para otorgar alimentos básicos a precios controlados. Pero eso duró un momento».

El globo de la PPME

Uno podría preguntarse dónde ha quedado la demanda del Sur de una Nueva Arquitectura Financiera. Luego de años de fracasos y de incrementadas críticas, los «cambios» que últimamente quieren aparentar el FMI y el BM para atemperarse a los nuevos tiempos, no han pasado de ser un enjuague de rostro.

En 1996, ambos organismos financieros internacionales lanzaron la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME) con el anunciado propósito de reducir las deudas de estas naciones —la mayoría africanas, aunque no únicamente ellas— y concederles fondos para la lucha contra la pobreza. Mas, a cambio, los países seleccionados han tenido que aplicar recetas neoliberales; esas mismas que tanto han deformado las economías africanas y agudizaron los problemas sociales del continente.

«Es un regalo envenenado, no es para nada una solución. Un alivio de deuda en estas condiciones empeora la situación económica y social de los países que aceptan esta iniciativa. Se repite el mismo ciclo vicioso, porque cuando la situación económica empeora tienen que seguir pidiendo nuevos préstamos y al final, después de un “alivio”, se reproducen futuras deudas».

Si tan preocupados se muestran el FMI y el BM por el desarrollo de estos países, ¿por qué se entrometen en asuntos internos de naciones que han intentado otras soluciones como la República Democrática del Congo, que quiso llegar a un acuerdo minero con China de mutuo beneficio Beneficio Resultado contable positivo neto fruto de la actividad de una sociedad. El beneficio neto es el beneficio después de impuestos. El beneficio a distribuir es la parte de aquél que puede ser repartido entre los accionistas. ? Al final, la injerencia del FMI obligó a Kinshasa a revisar los términos de un convenio que irritaba a Occidente al mismo tiempo que prometió «aliviar» antiguas deudas a cambio de que continúe la privatización de los servicios públicos y sectores estratégicos como la minería.

«Estas instituciones están orientados por los intereses de las grandes potencias, como Estados Unidos y las naciones industrializadas europeas. Tienen sus transnacionales mineras, y utilizan al FMI y al BM para chantajear a los gobiernos africanos y obligarlos a que no firmen contratos que favorecen a otros países, como China», comenta Toussaint.

El cerco es más abusivo si, al rechazar los préstamos del FMI y el BM, estos países tienen de todos modos que reducir sus gastos, porque disminuyen también sus ingresos en tiempos de crisis. ¿Alguna otra opción?

«Sí, claro. No solo hay que rechazar los préstamos del BM y el FMI. Los países africanos tienen que suspender el pago a esas instituciones. Si lo hicieran, podrían entonces utilizar el dinero ahorrado para gastos en salud y educación, apoyar con subsidios a sus productores locales para aumentar el abastecimiento local de alimentos (soberanía alimentaria), y crear empleos en otros sectores».

En opinión de Toussaint, los gobiernos africanos también deberían lograr la devolución del dinero mal adquirido por las élites locales, y que está colocado en bancos norteamericanos y europeos. Pero, ¿cómo?

«La deuda externa pública de África Subsahariana es de alrededor de cien mil millones de dólares; pero los depósitos de los ricos de África Subsahariana en los bancos del Norte alcanzan más de 200 000 millones de dólares. Ahí está el dinero, una gran parte del cual ha sido adquirido de manera ilícita, con malversaciones financieras de las élites o de algunos gobiernos que se enriquecieron de manera ilegal y colocaron el dinero en cuentas bancarias del Norte.

¿Utopía?

Desde su mirada crítica como estudioso de la deuda externa de los países del Tercer Mundo, Eric Toussaint considera que los gobiernos democráticos en África deben exigir el congelamiento del dinero de sus ciudadanos que está colocado en el exterior. «Debería hacerse una auditoría para determinar la parte mal adquirida que sería devuelta al país, y la parte que es legítima y puede estar en manos de sus dueños.

«Con medidas para repatriar ese dinero e invertirlo en la economía real, ¿por qué seguir pidiendo préstamos en el exterior?», se cuestiona Toussaint. Y aunque alguien pudiera pensar que se nada bien fuera del agua, él está convencido de que esas recomendaciones no son «una fórmula utópica.

«Por ejemplo, después de la caída de la dictadura de Sania Abacha (Nigeria) en 1998, las autoridades de ese país obtuvieron de Suiza la devolución de una parte importante del dinero que el dictador había guardado allí».

Reeditar esa acción Acción Título mobiliario emitido por una sociedad de acciones. Este título representa una fracción del capital social. En particular otorga a su titular (el accionista) el derecho a percibir una parte de los beneficios distribuidos (el dividendo) y de participar en las asambleas generales de la empresa. , piensa, implicaría también «una lucha radical por parte de los gobiernos africanos contra altos niveles de corrupción que no constituyen una especificidad de África; pero África necesita de manera urgente ese dinero».

El economista belga considera que estos países deben sustituir las importaciones por la producción local, lo cual implica el rechazo a los mandamientos del FMI y el BM, que favorecen a los productos norteamericanos y europeos, y eliminan los incentivos para la producción nacional. Hay que tener economía propia.

«Los mayores exportadores africanos pudieran unirse con los de América Latina y Asia para crear asociaciones, y lograr un aumento de los precios de sus rubros y la estabilización de sus ingresos. Por ejemplo, un grupo del cacao formado por Costa de Marfil y Malasia; otro del té, por Kenya, India y Sri Lanka; o uno del cobre por la República Democrática del Congo y Chile», argumenta Toussaint.

Las soluciones neoliberales del FMI y el BM hacen infinita la deuda externa de los países del Tercer Mundo. Ellos no podrán tener un verdadero crecimiento económico que se revierta en la mejora de las condiciones de vida de sus pueblos, mientras tengan que seguir pagando los humillantes intereses. Por el desmedido grifo de la deuda, las grandes potencias se beben los recursos financieros que debieran ser destinados al desarrollo de una estructura económica productiva, que garantice a los países pobres romper el cordón umbilical que los mantiene unidos a los dueños del mercado.

Tampoco alguien se ha preguntado alguna vez quién supervisa el desempeño de los países ricos. Sobre todo, porque ellos crearon el actual caos, y sus acciones especulativas nunca fueron vigiladas por las instituciones internacionales, mientras decidían en qué debía invertir el Tercer Mundo y obligaban a aplicar programas que en nada han ayudado a solucionar los problemas del Sur. Ha sido esa su manera de dominarlos. Para eso fueron creados en Breton Wood.

Fuente: http://hablemosdeafrica.blogspot.com/


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