El despertar de la oligarquia

El golpe de Estado en Honduras impone un deber de memoria para comprender mejor lo que está en juego

15 de agosto de 2009 por Jérôme Duval




El domingo 28 de junio de 2009, el ejército irrumpe en el domicilio del presidente Manuel Zelaya, lo saca de la cama y lo expulsa del país manu militari encontrándose todavía en pijama. El choque este golpe de Estado induce inmediatamente a pensar en la sombría época de las dictaduras latinoamericanas de los años 1970-80. Citemos el derrocamiento de presidentes de perfil progresista, como Joao Goulart en 1964, el socialista chileno Allende el 11 septiembre de 1973, la argentina Isabel Perón el 24 de marzo de 1976 o el militar de la izquierda boliviana Juan José Torres el 21 de agosto de 1971 (la lista es demasiado larga para enumerarlos a todos aquí), para instalar sangrientas dictaduras. Los militares de Brasil, de Videla en Argentina, de Hugo Banzer en Bolivia, de Juan María Borbaderry en Uruguay, de Alfredo Stroessner en Paraguay, de Pinochet en Chile, con la ayuda de la CIA, sembraron la persecución de las ideas y de las personas de izquierda: el famoso Plan Condor... Han pasado más de treinta años desde entonces y, salvo el golpe de Estado evitado gracias a la heroica resistencia de los ciudadanos de Venezuela en abril de 2002, se creía haber pasado una página de la historia.

Desencriptación mediática

Por todo eso, se hace necesario, una vez más, matizar la información que se está difundiendo sobre Honduras un mes después. En la difusión de la información, los nombres son importantes y su repetición, todavía más. En efecto, por la repetición de falsas afirmaciones se forja una imagen colectiva, anestesiadora de cualquier duda posible.

Así, se pueden leer regularmente algunos adjetivos, como “depuesto” (cf Reuters, Le Monde, RFI, etc.) atribuido a Manuel Zelaya, a la vez que se usa el término “gobierno provisional” para el gobierno dictatorial de Micheletti al hilo de los comunicados de prensa.

Rectifiquemos, por favor.

Zelaya no es un presidente “depuesto”, sino un presidente legítimo, democráticamente elegido en noviembre de 2005, quien ha sido súbita y brutalmente desplazado del poder por la fuerza. El término “depuesto” esconde una connotación peyorativa

No hay “gobierno provisional”, sino una dictadura que ha tomado el poder mediante un golpe de estado. Es la responsabilidad de los medios de comunicación limitarse a los hechos y no reconocer un gobierno ilegítimo a la luz del Derecho Internacional, como sugieren estas calificaciones. El presidente Zelaya dirigió algunas críticas el 28 de julio a la declaración de la Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, reprochándole que no hubiera evitado utilizar el término “golpe de Estado” para calificar su destitución.

En definitiva, insisto en este punto, la cuarta urna que quería proponer el gobierno el 28 de junio, día del golpe de Estado, para las elecciones previstas para el próximo 29 de noviembre no se refería a prolongar el mandato de Zelaya, como afirman abiertamente los periodistas, sino a proponer por referéndum la convocación y la elección de una asamblea constituyente [1].

La cuestión que figuraría en la papeleta de voto prevista para esta consulta era: “¿Está Usted de acuerdo con que en las próximas elecciones generales de 2009 una cuarta urna sea instalada para permitir al pueblo pronunciarse sobre la convocatoria (creación) de una asamblea nacional constituyente?” SÍ o NO” [2].

Para volver ilimitado el número de mandatos sucesivos que podría pretender el presidente, se necesitaría que la asamblea constituyente hubiera sido elegida, que se hubiera pronunciado favorablemente en este sentido y que el pueblo hubiera validado esta decisión mediante un nuevo referéndum. Recordemos que en Inglaterra o en Canadá [o en España [3] ] o en otros países llamados democráticos, no existe limitación al número de mandatos consecutivos y perfectamente pueden convocar referéndums para todo cambio constitucional. Los medios de comunicación han usado el mismo recurso con Venezuela...

Gobiernos y medias han pasado de la condena al equilibrio entre las dos partes, hasta considerar a Zelaya como un provocador, responsable de posibles altercados.

El continente se crispa

Principalmente, la idea de que pueda haber una asamblea elegida por el pueblo que modifique la constitución para hacer más participativa la democracia hondureña, ha asustado oligarquía. Cabe señalar que el presidente de Honduras, el Sr. Manuel Zelaya, había firmado en agosto de 2008 en Tegucigalpa el documento de adhesión a la ALBA (la Alternativa Bolivariana para las Américas) en la presencia de delegaciones de los Estados miembros de la ALBA y varios miles de trabajadores, sindicalistas, estudiantes y campesinos. Lo cual no favorece precisamente a la oligarquía. «Nosotros luchamos para avanzar. Si tenéis miedo de esta lucha, queridos amigos, oponentes y críticos, ya habéis perdido», subrayó entonces, el Presidente Manuel Zelaya, subestimando así la fuerza de sus opositores. Esta nueva adhesión marca sin duda un giro a la izquierda del presidente de Honduras, y la propuesta de una Asamblea Constituyente lo confirma.

Menos de un año después de la adhesión al ALBA, el golpe de Estado frena en seco el proceso de consulta democrática acerca de esta nueva asamblea constituyente que se acababa de poner en marcha

Debemos reconocer que existe una constante tensión entre dos puntos de vista políticos opuestos. Por un lado, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua y Honduras, este último intentando unirse al club; y por otro lado, la parte continental de la oligarquía representada entre otros por el Gobierno colombiano, el peruano y los sectores conservadores americanos, leales al Presidente Bush. Álvaro Uribe ha recibido en secreto una delegación encabezada por el golpista Micheletti el julio 20. [4] Téngase en cuenta que Colombia acaba de dar luz verde a la instalación en su territorio de siete nuevas bases militares de EE.UU.; al mismo tiempo que la base Manta, en Ecuador, vence gracias al compromiso de no renovación que adquirió Rafael Correa [5].

Las relaciones diplomáticas entre Quito y Bogotá se han roto después de que el 1 de marzo de 2008, día de la intervención del ejército colombiano sobre el territorio de Equador. Hecho sin duda llevado a cabo con el apoyo de la base americana de Manta; mientras que era denunciado reiteradamente por Venezuela a través de su embajador en Colombia.

Es probable que los Estados Unidos utilicen toda su influencia en las próximas elecciones colombianas para mantener su control sobre este estratégico país...

Ambigüedad del lenguaje diplomático

En un primer momento, la comunidad internacional rechazó el golpe de Estado pero, desde entonces las sanciones se hacen esperar: 21 días después del golpe, el 20 de julio, la presidencia Sueca de la Unión Europea anuncia la congelación de 65,5 millones de euros de ayuda presupuestaria a Honduras, así como la restricción de los “contactos a nivel político con los representantes del gobierno de facto de Honduras hasta que sea encontrada una solución negociada” [6]. Por su lado, el 21 de julio, el presidente de facto exige la expulsión de la embajada de Venezuela en 72 horas. Ésta resistirá en su sitio a pesar de todo.

Las negociaciones entre las dos partes, iniciadas por Oscar Arias en Costa Rica bajo la supervisión de los Estados Unidos se vieron frustradas por la intransigencia de los golpistas y; al día siguiente de las negociaciones, el 24 de julio, después de 25 días de ausencia, Manuel Zelaya, acompañado de varios cientos de activistas de Managua en Nicaragua, pasó la frontera de su país en Las Manos. Su mujer, Xiomara Castro, sus dos hijos y los centenares de simpatizantes no consiguieron entrar en el país a causa del estado de excepción declarado en la zona fronteriza. La llamada de Zelaya a la resistencia contra Romeo Vázquez Velázquez, jefe del Estado Mayor del ejército de Honduras, no obteniendo los resultados esperados y con el fin de evitar un enfrentamiento, el presidente legítimo de Honduras prefirió retornar a lado nicaragüense de la frontera para establecer un campamento con los centenares de personas que le apoyan, en lugar de ir a Washington para negociar. Otros ciudadanos hondureños atravesaron la selva en pequeños grupos para evitar las patrullas de policía y continuar intentando el regreso de su presidente legítimo.

Si bien entonces la Secretaria de Estado, Hillary Clinton juzgó “imprudente” el intento de retornar a Honduras del presidente Zelaya, los Estados Unidos, que oficialmente apoyan la vuelta de Zelaya a sus funciones, aún no habían asumido el compromiso de endurecer las sanciones a fecha de 28 de julio, un mes después del golpe de Estado.

“La posición de la Secretaria de Estado Clinton ha sido firme desde el principio. Ahora siento que ella denuncia realmente el golpe de Estado y que se opone más firmemente a la represión sufrida por Honduras, ha dicho Zelaya.” Poco tiempo después, los Estados Unidos cancelaron los visados diplomáticos de cuatro representantes del gobierno de facto [7].

El 27 de julio la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció el asesinato de Pedro Madriel Muñoz Alvarado, de 23 años, presentando signos de tortura, producida durante la represión del viernes 24 de julio contra los manifestantes que se dirigían hacia la frontera para apoyar a Manuel Zelaya. La Comisión condena enérgicamente este acto y ha solicitado una investigación y sanciones contra los responsables.

Tom Kurcharz, de Ecologistas en Acción, miembro de la Misión Internacional de Solidaridad, Observación y Acompañamiento en Honduras (de la que forman parte, entre otras las Madres de Plaza de Mayo en Argentina), dijo que “más de 22 artículos de la Constitución se violan” por el régimen golpista de Micheletti.

Sacrificando su vida cotidiana, los ciudadanos demócratas pro Zelaya siguen movilizados, en condiciones a veces muy difíciles, en sus acciones pacíficas habituales y resistiendo las agresiones del gobierno golpista. La represión que tuvo lugar el 30 de julio fue especialmente dura. A pesar de eso, los medios de comunicación internacionales han permanecido en silencio. La actitud de los Estados Unidos consiste en apoyar las negociaciones guiadas por Oscar Arias, lo cual supone una pérdida de tiempo que juega en favor de los golpistas.

Con el fin de apoyar y acompañar la resistencia de los campesinos, los obreros y del pueblo en general, el CADTM internacional ha decidido, junto con otros movimientos de solidaridad, enviar en el mes de agosto una delegación.

Traducción: Jose A. García Saez


Notas

[1Para una explicación de la cuarta urna, leer el comunicado de prensa del CADTM : HYPERLINK «http://www.cadtm.org/spip.php?article4537» http://www.cadtm.org/spip.php ?article4537

[3N. del T.

[7Se trata cuatro funcionarios del actual gobierno: Tomás Arita Valle, vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia; Ramón Custodio, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos; José Alfredo Saavedra, el nuevo presidente del Congreso del gobierno ilegal, y Adolfo Sevilla, ministro de Defensa. Esa medida no concierne ni a Roberto Micheletti ni al dirigente de las fuerzas armadas de Honduras, el General Romeo Vázquez Velázquez.
http://www.elheraldo.hn/content/view/full/217915/
http://www.laprensa.hn/Pa%C3%ADs/content/view/full/248114

Jérôme Duval

es miembro del CADTM, Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (www.cadtm.org) y de la PACD, la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda en el Estado español (http://auditoriaciudadana.net/). Es autor junto con Fátima Martín del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria editorial 2016 y es también coautor del libro La Deuda o la vida, (Icaria, 2011), libro colectivo coordinado por Damien Millet y Eric Toussaint, que ha recibido el Premio al libro político en Lieja, Bélgica, en 2011.

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