Haití – Bicentenario de la Deuda de Independencia, «una injusticia histórica».

25 de abril por Stéphanie Trouillard


Grabado de Jean-Charles Develly que muestra al barón de Mackau entregando al presidente haitiano Jean-Pierre Boyer la ordenanza de Carlos X en la que se exige el pago de 150 millones de francos oro a cambio del reconocimiento de la independencia de Haití. © BNF / Wikimedia

Hace 200 años, el 17 de abril de 1825, el Rey Carlos X puso su firma en un documento que sellaría durante varios siglos el destino del joven Estado de Haití. Veintiún años después del fin de una revolución liderada por los esclavos de Saint-Domingue, Francia finalmente reconocía a la nación libre de Haití, pero a costa de condiciones estrictas.

En una disposición calificada hoy como «deuda de la independencia», la Francia de la Restauración imponía a su antigua colonia un arancel comercial privilegiado para sus intercambios, con «derechos reducidos a la mitad», y le reclamaba la suma colosal de 150 millones de francos para «compensar a los antiguos colonos que reclamarán una indemnización».



«Es a la vez una especie de ultimátum y un texto expeditivo, ya que solo tiene tres artículos», resume Frédéric Thomas, Doctor en Ciencias Políticas y encargado de estudios en el Centro Tricontinental (CETRI) de Lovaina-la-Nueva, en Bélgica. «Francia otorga una independencia que ya había sido lograda con gran esfuerzo en 1804, con la condición de que Haití le dé un acceso privilegiado y que indemnice a los antiguos colonos mediante una suma considerable. Es una forma de reescribir la historia retomando la iniciativa», explica este especialista en Haití.

«Neocolonización a través de la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
»

Durante varios años, el reino de Francia no quiso reconocer la victoria de los antiguos esclavos haitianos. El joven Estado quedó aislado de la comunidad internacional, como lo destaca Frédéric Thomas: «En un mundo aún mayoritariamente colonial y esclavista, era una aberración que unos antiguos esclavos hubieran podido liberarse por sí mismos y derrotar a la mayor potencia militar del mundo de la época. Por lo tanto, ningún país quiso reconocer a Haití antes que Francia».

Tras varios intentos fallidos de restablecer el orden colonial esclavista, la monarquía decidió finalmente acordar la independencia, pero con miras económicas. «En lugar de recolonizar Haití, Francia lo neocolonizó mediante la deuda», apunta Frédéric Thomas. La suma exigida, que se supone que corresponde al 10 % del valor de todos los bienes de los antiguos colonos desposeídos en 1804, es considerable. Según la investigadora Gusti-Klara Gaillard-Pourchet, de la Universidad Estatal de Haití, «representa más de diez años de los ingresos fiscales totales de Haití en 1825» [un estudio cuya lectura es de gran utilidad].

Para obligar al Gobierno haitiano a someterse a este dictado, Francia empleó medios drásticos. En julio de 1825, amenazó a su antigua colonia con imponerle un bloqueo marítimo enviando una escuadra de catorce barcos frente a las costas de Puerto Príncipe. El presidente haitiano «vitalicio» Jean-Pierre Boyer se decidió a firmar la ordenanza de Carlos X.

Para poder pagar la suma reclamada, el país tendrá que pedir préstamos a bancos franceses a tipos de interés abusivos. Este fenómeno de endeudamiento es lo que hoy se conoce como la «doble deuda» haitiana. «Esos préstamos en condiciones muy desfavorables se sumarían a la creación del Banco Nacional de Haití, que estaría controlado por Francia», especifica Frédéric Thomas.

Un freno al desarrollo

Finalmente, según Gusti-Klara Gaillard-Pourchet, esta deuda de la independencia fue saldada en 1878, y el préstamo externo fue reembolsado en 1922 durante la ocupación estadounidense. Para la historiadora, «esta deuda colonial contribuyó, a través de los mecanismos financieros impuestos, a frenar de manera duradera el desarrollo del joven Estado independiente».

En una investigación publicada en 2022, el New York Times llegó a la misma conclusión. Según sus cálculos, Haití «pagó alrededor de 560 millones de dólares en valor actual». «Pero esta suma dista mucho de corresponder al déficit económico real que sufrió el país. Si esta cantidad se hubiera quedado en la economía haitiana y hubiera podido fructificar durante los dos últimos siglos al ritmo actual de crecimiento del país -en lugar de ser enviada a Francia sin bienes ni servicios a cambio- le habría aportado a Haití 21 000 millones de dólares», explica el periódico estadounidense.

Como subraya el diario, basándose en un estudio internacional elaborado por investigadores universitarios en 2021, el destino de Haití habría sido muy diferente sin la ordenanza del 17 de abril de 1825: «Si Haití no hubiera tenido que indemnizar a sus antiguos amos, su renta per cápita en 2018 podría haber sido casi seis veces superior, comparable a la de la vecina República Dominicana».

Frédéric Thomas comparte estas conclusiones. Para él, el año 1825 marca el inicio de «una injerencia normalizada en Haití». «Doscientos años después, seguimos en el mismo sistema. Los actores internacionales continúan interviniendo en el país llegando a acuerdos con la oligarquía, siempre en detrimento de la población», subraya, refiriéndose a las diferentes crisis que han afectado recientemente a la antigua colonia, entre ellas el devastador terremoto de 2010.

Esta doble deuda sigue teniendo consecuencias para el país más pobre del Caribe, donde la crisis humanitaria no deja de agravarse y la situación institucional sigue siendo muy frágil. Según la ONU, seis millones de habitantes, es decir, aproximadamente la mitad de la población, necesitan ayuda y sufren una grave inseguridad alimentaria.

¿Disculpas y una comisión?

Para recordar el bicentenario del reconocimiento de la Independencia de Haití, el presidente Emmanuel Macron tiene previsto anunciar el jueves 17 de abril «unas iniciativas», según el Ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot.

«El presidente de la República señaló que nuestro pasado común no debe ser olvidado y que es responsabilidad de Francia mantener viva la memoria de la esclavitud en todo el territorio nacional, así como en Haití», declaró ante el Senado la semana pasada, sin dar más detalles, mientras que el presidente haitiano había mencionado en enero una «restitución» de la indemnización por la independencia por parte de París.

A medida que se acerca esta fecha conmemorativa, se han alzado voces para reclamar medidas concretas. En France 24, Monique Clesca, exfuncionaria de la ONU y activista prodemocrática en Haití, llamó al presidente francés a que reconociera «que ha habido una injusticia histórica» en relación con la indemnización por la independencia.

La escritora y periodista sugiere la creación de una comisión internacional, integrada por haitianos y franceses, para examinar la situación y evaluar posibles reparaciones. Emmanuel Macron puede «realizar un acto noble, un acto que tal vez sea heroico para la población francesa», insiste.

En un artículo publicado el 15 de abril en la página web del diario francés Libération, los historiadores Sabine Cadeau, Michael Kwass y Mary Lewis recuerdan a su vez que los haitianos «se vieron obligados a pedir préstamos para indemnizar a quienes los habían esclavizado». Por lo tanto, reclaman la creación de «una comisión francesa encargada de estudiar la restitución de la deuda de 1825 y las reparaciones por la esclavitud que la precedió». [1]

Por su parte, Frédéric Thomas teme que las declaraciones del Presidente Emmanuel Macron sean simplemente un «anuncio sin consecuencias». Para este especialista en Haití, es evidente que se necesita una política de reparación, pero también cambiar la visión que se tiene de la antigua colonia, dos siglos después del reconocimiento de su independencia: «Hay que dejar de representar a Haití bajo la máscara de víctima impotente de las catástrofes naturales o de víctima de la barbarie del caos de las bandas armadas. Es también un pueblo que no deja de resistir a los diferentes males que lo azotan. Hay que reconocer sobre todo el lugar que ocupa Haití en la historia, así como la responsabilidad de Francia en las dificultades que atraviesa el país».


Fuente: Artículo publicado originalmente en France 24, 16-4-2025.

Ver en línea: https://correspondenciadeprensa.com/?p=47024

Traducción: Correspondencia de Prensa, 20-4-2025

Notas

[1En Le Monde del 17 de abril, Jérôme Gautheret concluye así su artículo sobre la «doble deuda»: la reivindicación de Haití «tiene también la virtud, en Francia, de poner de relieve otras demandas de reparación, las de las antiguas colonias convertidas en departamentos, Guadalupe, Martinica y La Reunión. En estos casos también, el Estado francés optó por indemnizar (con 136 000 millones de francos oro) a los antiguos propietarios de esclavos y a sus herederos, en lugar de a las víctimas y sus descendientes»

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