Islandia : « Si la deuda no puede pagarse, ¡ no se pagará ¡ »

1ro de octubre de 2009 por Olivier Bonfond




Islandia, un pequeño país sin ejército y con 320 000 habitantes, acaba de anunciar que condicionaría el reembolso de su deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
a su « capacidad de pago ». Y si la recesión continúa, Islandia no la reembolsará. Aunque sería conveniente relativizar los efectos de esta decisión — ya que todavía hay que ver si realmente se pone en práctica — se trata de una verdadera oportunidad que los movimientos sociales, del Norte y del Sur, deberían aprovechar para obligar a sus respectivos gobiernos a que se opongan al pago incondicional de la deuda pública.

Después de quince años de crecimiento económico, después de haber sido considerado como uno de los países más ricos del planeta, a fines de 2008 Islandia registró, según el FMI FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.

A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.

Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).

Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).

Sitio web :
, la más importante crisis financiera de la historia de los países industrializados [1]. Lo cual no es una mera casualidad. Durante estos últimos años, en Islandia se implementó lo que se podría designar como « un neoliberalismo puro ». El sector bancario, privatizado integralmente en 2003, desplegó todos sus esfuerzos para captar capitales extranjeros. Entre otras cosas se crearon las famosas cuentas en línea, con las que, mediante la reducción de los costos de gestión, se pueden ofrecer tasas de interés relativamente interesantes. En apenas cuatro años, la deuda externa de los tres principales bancos islandeses se ha más que cuadruplicado, ¡ pasando del 200% del PIB Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
en 2003 al 900 % en 2007 ! Cuando los mercados financieros se desmoronaron en septiembre de 2008, esos tres bancos quebraron y, por supuesto, se encontraron ante la imposibilidad de cumplir con sus compromisos, y más aún, debido a que la pérdida del 85% del valor de la corona frente al euro había multiplicado la deuda por diez. Ante la amplitud de la bancarrota bancaria, ya nadie quiso otorgar préstamos o financiar salvamento alguno. El grifo se cerró.

Entonces, la Unión Europea y el FMI le « aconsejan » al gobierno islandés que socialice las pérdidas del sector financiero haciéndose cargo de la deuda de los bancos. Con el objetivo de que se obtengan las finanzas necesarias para el reembolso de esta nueva deuda nacionalizada, el FMI prodiga « recomendaciones » explícitas : reducir los gastos públicos, especialmente en los sectores de la salud y la educación, aumentar los impuestos laborales e indirectos e implementar una política monetaria restrictiva (fuerte incremento de las tasas de interés). Estas políticas se parecen como dos gotas de agua a las medidas de « ajuste estructural Ajuste estructural Política económica impuesta por el FMI como condición para la concesión de nuevos préstamos o para la refinanciación de préstamos anteriores.  » que los países del Sur aplican desde hace más de veinticinco años, con los resultados que son de conocimiento público.

Además, la cuestión es no perder tiempo. De hecho, en otoño de 2009 Islandia tendría que contar con los fondos necesarios para el reembolso de su deuda, en particular la contraída con los inversores británicos y holandeses, en defecto de lo cual su integración en la Unión Europea se vería comprometida. La aprobación de este « deal », o mejor dicho, de esta amenaza, implicaría una máxima austeridad y causaría la explosión de la deuda pública externa de Islandia que alcanzaría el 240% del PIB.

Lo menos que se puede decir es que el neoliberalismo no cumplió sus promesas : explosión del desempleo y de la deuda pública, sobreendeudamiento de las familias, algunas de las cuales han sido expulsadas de sus viviendas, tasas de interés prohibitivas, etc. Las movilizaciones ya habían provocado la demisión forzada del gobierno en enero de 2008, y la actitud del FMI no hizo más que intensificar el descontento general, multiplicándose las manifestaciones — fenómeno rarísimo en este país — especialmente frente al Althing, el Parlamento islandés. En este contexto, a fines de agosto dicho Parlamento adoptó una resolución que estipula que el gobierno destinaría como máximo un 6% del incremento del PIB para el reembolso de la deuda. Y de no haber crecimiento económico, no habría reembolso alguno por parte de Islandia.

Seamos realistas, esta medida no constituye un acto que podríamos calificar de revolucionario. En primer lugar, hay que recordar que Islandia se encuentra en tal situación por haber aceptado nacionalizar una deuda privada. Por otro lado, la tasa de crecimiento económico no debería interpretarse sistemáticamente como un signo de mayor capacidad de pago. La distribución de las riquezas creadas y las prioridades del presupuesto se deben decidir en función de las necesidades de los ciudadanos y no de acuerdo con los intereses de los acreedores. Y lo que es aún más importante : la deuda no ha sido anulada en absoluto. En el mejor de los casos su reembolso se aplazará para más tarde. No se ha previsto una auditoría y por consiguiente no hay posibilidad de cuestionar su legitimidad y su legalidad.

Sin embargo, este acto pone de manifiesto algo esencial : cuando existe voluntad política, originada a menudo, o más bien siempre, por movilizaciones sociales importantes, es posible desacralizar el carácter no negociable del reembolso de la deuda pública y adoptar medidas específicas que vayan en contra de los intereses de los acreedores.
Los movimientos sociales, del Sur y del Norte, deberían valerse de este ejemplo e incitar a sus respectivos gobiernos a dejar de reembolsar la deuda, invocando los argumentos jurídicos del « estado de necesidad » y de « fuerza mayor » : los pueblos no son responsables de la actual crisis capitalista y dada la coyuntura, en la práctica, el reembolso significa una degradación general de las condiciones de vida de los pueblos del Norte y la muerte, en el sentido pleno de la palabra, de millones de personas en el Sur. Cuando el Primer Ministro Geir Haarde declara que « hay muchos argumentos legales que justifican el hecho de no pagarla » [2], tiene toda la razón. No olvidemos que, como lo estipula el artículo 2 de la Declaración sobre el derecho al desarrollo de 1986, « Los Estados tienen el derecho y el deber de formular políticas de desarrollo nacionales adecuadas con el fin de mejorar constantemente el bienestar de la población entera ». Establecer una moratoria inmediata del reembolso de la deuda e iniciar un verdadero proceso de autoría, transparente y democrático, a fin de avanzar hasta llegar al repudio total de esta deuda odiosa Deuda odiosa Según la doctrina jurídica de la deuda odiosa, teorizada por Alexander Sack en 1927, una deuda es «odiosa» cuando reúne dos condiciones esenciales:

1.- La ausencia de beneficio para la población: la deuda no fue contraída a favor del interés del pueblo y del Estado, sino en contra de esos intereses, y/o a favor del interés personal de los dirigentes y de las personas próximas al poder.

2.- La complicidad de los prestamistas: Los acreedores sabían (o tenían la capacidad de saber) que los fondos prestados no beneficiarían a la población.

Para Sack, la naturaleza despótica o democrática de un régimen no debía tenerse en cuenta. Una deuda contraída por un régimen autoritario debe, según Sack, ser reembolsada si ésta sirve a los intereses de la población. Un cambio de régimen no autoriza el cuestionamiento de la obligación que tiene el nuevo régimen de pagar las deudas del gobierno precedente, salvo si éstas fueran odiosas.

[Extractos] del Tratado jurídico y financiero por Alexander Nahum Sack, ex profesor agregado a la Facultad de Derecho de la Universidad de Petrogrado.

A partir de esta definición «conservadora» de deuda odiosa, otros juristas y movimientos sociales, como el CADTM, ampliaron esta definición teniendo en cuenta, especialmente, la naturaleza del régimen que contrae la deuda y la consulta que se hace, o no se hace, a los parlamentos nacionales para la aprobación o la concesión del préstamo.

De manera especial, citemos la definición de deuda odiosa utilizada por la Comisión para la verdad sobre la deuda griega, que se apoya, a la vez, en la doctrina de Sack, y también en los Tratados internacionales y los principios generales del derecho internacional.

Así que una deuda odiosa responde a:

1.- Una deuda contraída en violación a los principios democráticos, que comprende el asentimiento, la participación, la transparencia y la responsabilidad, y ha sido empleada contra los más altos intereses de la población del Estado deudor, mientras el acreedor sabía, o tenía capacidad de saber, lo precedente.

O a lo siguiente:

2.- Una deuda que tiene por consecuencia negar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la población, mientras el acreedor sabía, o tenía capacidad para saber, lo precedente.
, ilegítima y que esclaviza a los pueblos, está al orden del día hoy más que nunca, de Norte a Sur, de Este a Oeste. « One solution, repudiation ! »
Para más información sobre las movilizaciones en Islandia, ver la película de Patrick Taliercio « Comment l’Islande a changé de gouvernement
 » [Cómo Islandia cambió de gobierno], en Éditions 68 Septante, Colección VID#02 (más información en : www.6870.be - edition@6870.be)


Traducido por Marina Almeida

Notas

[1« Según el FMI, la quiebra de los bancos podría costarle a los contribuyentes más del 80% del PIB. Lo cual, proporcionalmente al volumen de la economía, correspondería a aproximadamente veinte veces la suma que el gobierno sueco pagó para rescatar a sus bancos a comienzos de los años 1990. Lo que equivaldría a varias veces el costo de la crisis bancaria de hace una década en Japón ». (“According to the IMF, the failure of the banks may cost taxpayers more than 80% of GDP. Relative to the economy’s size, that would be about 20 times what the Swedish government paid to rescue its banks in the early 1990s. It would be several times the cost of Japan’s banking crisis a decade ago”. «Cracks in the crust», The Economist, 11 de diciembre de 2008.

[2« Cracks in the crust », The Economist, 11 de diciembre de 2008 ; http://www.economist.com/world/europe/displayStory.cfm?story_id=12762027

Olivier Bonfond

Es miembro de las publicaciones [Comisión de la Verdad Sobre la Deuda> 11484].

Otros artículos en español de Olivier Bonfond (15)

0 | 10

Traduccion(es)

CADTM

COMITE PARA LA ABOLICION DE LA DEUDAS ILEGITIMAS

8 rue Jonfosse
4000 - Liège- Belgique

00324 60 97 96 80
info@cadtm.org

cadtm.org