10 de junio de 2024 por Claude Serfati

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[Advertencia: Esta nota es un recordatorio de las cuestiones planteadas por la trayectoria militar y de seguridad seguida por la UE durante varios años] [1]
La invasión rusa de Ucrania y también, desde el ángulo como concluiré este artículo, la guerra de Israel contra Palestina han dado un impulso a la militarización de la UE. Sin embargo, esto no es nuevo. Durante décadas, las normas comunitarias han dejado a los Estados miembros la carga de proteger el orden mundial existente y, por tanto, sus intereses, ya sea de forma individual –como fue durante mucho tiempo el caso de Francia en África– o colectivamente dentro del marco de la OTAN
Organización del Tratado del Atlantico Norte
OTAN
Este organismo asegura a los Estados europeos la protección militar de los Estados Unidos en caso de agresión, pero, sobre todo, ofrece a los Estados Unidos la supremacía en el bloque occidental. Los países de Europa Occidental aceptaron la integración de sus fuerzas armadas en un sistema de defensa puesto bajo el mando estadounidense, reconociendo de hecho la preponderancia de los Estados Unidos. Fue fundada en 1994 en Washington, y pasó a un segundo plano acabada la guerra fría. En el año 2002 se componía de 19 miembros: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y el Reino Unido, a los que se sumaron Grecia y Turquía en 1952, la República Federal de Alemania en 1955 (sustituida por la Alemania unificada en 1990), España en 1982, Hungría, Polonia y la República Checa en 1999.
. Los tratados comunitarios siempre han afirmado que la OTAN constituye la base de la seguridad de los Estados miembros y, por tanto, siempre han relegado la construcción de la defensa europea a un horizonte indeterminado. Por lo tanto, la militarización de la UE se ha producido durante mucho tiempo principalmente a través de sus grandes Estados miembros y se ha acelerado en los últimos diez años. Desde 2014, el gasto acumulado de los países de la UE ha aumentado en dólares constantes un 31%. El aumento es espectacular, especialmente para los países bálticos, así como para los países de Europa central y oriental (Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Polonia, etc.).
Antes de la invasión rusa de febrero de 2022, la Agencia Europea de Defensa (AED) ya se alegraba de que “el gasto en defensa haya resistido en general las consecuencias económicas del Covid-19” [2].
La militarización de la UE, sin embargo, también implicó la financiación de programas comunitarios. Desde los años 90, la Comisión ha ido entrando progresivamente por vias laterales en un ámbito que le estaba prohibido. Primero anunció que las llamadas “tecnologías duales” (con fines militares y civiles) entraban dentro de su campo de competencia, ya que una parte importante de la política industrial de la UE implica el apoyo a programas tecnológicos. Luego, a partir de la década de 2000, lideró una larga batalla para que los “mercados” de armas dejaran de estar tan protegidos por los Estados miembros en beneficio Beneficio Resultado contable positivo neto fruto de la actividad de una sociedad. El beneficio neto es el beneficio después de impuestos. El beneficio a distribuir es la parte de aquél que puede ser repartido entre los accionistas. de sus grupos industriales. Este incremento del poder de la Comisión continuó durante la década de 2000 y encontró nuevo vigor tras la guerra liderada por Rusia en Donbass, que anexó en 2014.
En 2019, Ursula von der Leyen declaró que la nueva Comisión nombrada tras las elecciones europeas era la «primera Comisión geopolítica». Los efectos se vieron inmediatamente. En 2019 se lanzaron una serie de programas de financiación comunitaria. El primero fue el Programa Europeo de Desarrollo Industrial de la Defensa (EDIDP), dotado con 500 millones de euros, que tiene como objetivo promover la cooperación y la competitividad de la industria de la defensa. El Fondo Europeo de Defensa (FED
FED
Reserva Federal
Oficialmente Federal Reserve System, habitualmente abreviada en Federal Reserve o Fed, es el banco central de Estados Unidos. Fue creada el 23 de diciembre de 1913 mediante el Federal Reserve Act, también llamado Owen-Glass Act, tras varias crisis bancarias y el pánico bancario de 1907.
), validado en 2022 por el Consejo (jefes de Estado y de Gobierno), tiene un presupuesto gestionado por la Comisión de más de 8 mil millones de euros durante el período 2021-2027, una cantidad que marca un cambio sustancial con los programas comunitarios de defensa que le precedieron.
Luego vino la invasión rusa que reveló que ningún país de la UE tiene los medios para proteger militarmente a Ucrania.
Sin embargo, el apoyo militar de la UE y sus estados miembros en su guerra contra Rusia es masivo. Hasta febrero de 2024, la financiación procedente de Europa (incluido el Reino Unido) alcanzó los 41.500 millones de euros, frente a los 43.000 millones de euros de Estados Unidos. Sin embargo, el Instituto para la Economía Mundial, con sede en Kiehl y que analiza el importe de la ayuda a Ucrania desde el inicio de la guerra, informa que en el caso de Europa una parte mucho mayor que la de Estados Unidos de las sumas anunciadas corresponden a compromisos, no a entregas.
En el cuadro 1 se enumeran los principales donantes europeos. Se trata de entregas. La distribución da una indicación de las opciones geopolíticas y las capacidades financieras de los países. Alemania representa casi una cuarta parte del total de las entregas europeas, el Reino Unido casi el 13%. Los cinco primeros representan más de dos tercios de toda la ayuda europea.
Tabla 1: Cantidad de ayuda militar a Ucrania por parte de los países europeos (a febrero de 2024)
Este gráfico muestra las asignaciones de ayuda militar bilateral a Ucrania por parte de los principales donantes, en miles de millones de euros, entre el 24 de enero de 2022 y el 29 de febrero de 2024. Las asignaciones se definen como la ayuda que se proporcionó o se especificó que se entregaría. Las asignaciones militares incluyen asistencia financiera relacionada con fines militares.
Francia ocupa un modesto séptimo lugar, lo que contrasta con su status de primera potencia militar del continente y las repetidas declaraciones de Emmanuel Macron de que no descartaba «poner botas sobre el terreno» en Ucrania. De hecho, Alemania y los principales países donantes han recurrido a sus reservas de material, generalmente de origen estadounidense, para abastecer los suministros que han realizado al ejército ucraniano. El Presidente de la República y el Estado Mayor han adoptado exactamente una actitud opuesta. Así, el Jefe de Estado Mayor del Ejército durante su audiencia en la Asamblea Nacional el 20 de julio de 2022 afirmó: “si se envían [materiales] a Ucrania, se trata de una capacidad militar que se amputa”.
Francia ha optado por tener un “ejército de muestra” («armée échantillonnaire»), según la expresión de un jefe de la Comisión de Defensa del Senado. Los considerables aumentos del presupuesto de defensa votados por el Parlamento en el marco de las leyes de programación militar no cambian este comportamiento. Ignoran las transformaciones estratégicas producidas por las guerras actuales porque pretenden más bien “arbitrar” los intereses de los fabricantes de armas y del Estado Mayor sin tocar los programas armamentísticos actuales para no modificar la clave de distribución de los flujos presupuestarios y satisfacer así a todos los componentes del sistema militar-industrial. Por lo tanto, en este “ejército de muestra”, cualquier utilización crea un enorme agujero. Un ejemplo: Francia entregó a Ucrania 30 cañones César de un total de 76 utilizados por el ejército.
Bajo la dirección de la Comisión y, en particular, de Thierry Breton (Comisario europeo de Mercado Interior), los Estados miembros han puesto en marcha programas destinados a producir un volumen de armas destinadas a Ucrania. La más emblemática es la Ley de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP) lanzada a principios de 2023 y cuyo objetivo era que las empresas europeas produjeran 1 millón obuses de munición. Sin embargo, un año después, apenas se ha producido la mitad. Por otro lado, estos programas reciben la etiqueta de “comunitarios” porque el dinero proviene de Bruselas. Sin embargo, ASAP complementa la carga de trabajo de las empresas que siguen siendo principalmente nacionales (o binacionales y trinacionales en el raro caso del fabricante de misiles MBDA: BAE Systems, Airbus, Leonardo) y garantiza una distribución nacional que respete los intereses de los grupos en cuestión y el equilibrio de poder entre los Estados miembros.
El programa ASAP ha entrado ahora en su tercera fase y los principales beneficiarios siguen siendo los pilares de los sistemas militares-industriales nacionales. En los programas de producción de pólvora, encontramos a la vanguardia a los grupos Rheinmetall (Alemania), Nammo (Noruega) y los grupos franceses Nexter y Eurenco (antigua empresa nacional de pólvora y explosivos, controlada al 100% por la Agencia de participaciones estatales).
Otras iniciativas más ambiciosas se vieron aceleradas por la guerra en Ucrania. La más publicitada se refiere a la constitución de una fuerza de despliegue rápido compuesta por 5.000 hombres y capaz de apoyar una intervención durante un año, ya sea para una misión de evacuación o para una “fase inicial de estabilización en un entorno no permisivo” según la fórmula del documento europeo «La brújula estratégica». Una fuerza armada de este tipo es un antiguo objetivo ya adoptado en la Cumbre de Helsinki de 1999. A pesar de los repetidos fracasos a la hora de constituir formalmente dicha fuerza, este objetivo es frecuentemente saludado en Francia como la constitución de un “ejército europeo”. Sin embargo, ni siquiera la guerra en Ucrania es suficiente para actuar ahora. Las diferencias son profundas. Se refieren una vez más a la relación con la OTAN, que también cuenta con una “fuerza de respuesta” (NATO Response Force, NRF) y cuyas misiones son bastante similares a las del proyecto de capacidad europeo. Por otro lado, la mayoría de los países de Europa del Este rechazan la idea de que se pueda desplegar capacidades europeas en Ucrania, Moldavia o Armenia. En cualquier caso, es poco realista, ya que pondría esta capacidad europea en contacto directo con Rusia, una potencia nuclear.
Por lo tanto, las prioridades nacionales siguen siendo muy fuertes. El futuro de esta fuerza de reacción europea parece situarse en la cuenca mediterránea y estar asociado a los conflictos armados en África, así como a la militarización de los flujos migratorios por parte de la UE, que es objeto de un amplio acuerdo entre los Estados miembros.
¿Qué pesan estos 5.000 hombres frente a la Fuerza de Reacción Rápida de la OTAN que el “nuevo concepto estratégico” adoptado en 2022 ha decidido reforzar y elevar con 42.000 militares (actualmente listos para el combate con más de 40 barcos de guerras y cientos de aviones de combate) a más de 300.000 soldados –y los medios aéreos, ciberespaciales, navales y terrestres necesarios– que puedan movilizarse en el corto plazo?
La militarización de la UE se ha acelerado en los últimos diez años, pero sólo se traduce en un progreso limitado en términos de la propia defensa europea y sus dimensiones de seguridad siguen siendo un componente importante. Las funciones militares, aquellas dirigidas a la gestión de conflictos armados, siguen siendo desempeñadas esencialmente por la OTAN. Contrariamente al pensamiento poderoso y premonitorio del Presidente de la República, la guerra en Ucrania confirma que la OTAN “no se encuentra en un estado de muerte cerebral”. En realidad, ha sido el pilar militar del “bloque transatlántico” durante décadas. A este espacio lo llamo geo-económico y militar dominado por los Estados Unidos, del cual la zona euroatlántica constituye el corazón, pero que incluye a ciertos países de Asia-Pacífico, como Israel, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Este bloque se apoya en un trípode sólido: una creciente integración económica del capital financiero e industrial, una alianza militar (OTAN y alianzas entre Estados Unidos e Israel y los países de Asia-Pacífico, con una presencia marginal de Francia en ciertos acuerdos en esa región) y una autoproclamada “comunidad de valores” que combina la economía de mercado, la democracia y la paz [3].
Por lo tanto, es sorprendente el contraste entre la magnitud del gasto militar de todos los Estados miembros y la modestia de los pasos adelante de la Comunidad. Sin embargo, hay que tener cuidado con las impresiones porque estos gastos militares están ultraconcentrados. En 2022, el gasto militar en seis países (Alemania, Francia, Italia, España, Países Bajos y Suecia) representó las tres cuartas partes del gasto total de la UE, mientras que los otros 21 países representaron solo una cuarta parte del total. Más precisamente, Alemania con el 22% y Francia con el 21,7% del gasto militar de la UE destacan por el peso que representan. Italia, con el 13,1% del gasto militar, está muy por detrás. Estos tres países también representan más de la mitad de todos los gastos de capital [4] que se utilizan para producir sistemas de armas en el país o para importarlos. Son, además, estos cuatro grandes países militarizados, Alemania, Francia, Italia y Suecia, los que escribieron una carta conjunta dirigida a la Comisión instándola a no invadir sus prerrogativas y las de los demás Estados miembros [5].
Todos los países europeos, incluida y cada vez más Francia, sitúan su estrategia militar en el marco de la OTAN.
Los gobiernos franceses han abogado durante mucho tiempo por “una defensa europea autónoma” antes de reconocer su fracaso. Luego adoptaron el término, al menos igualmente vago, “autonomía estratégica”, que por lo tanto tiene la ventaja de integrar las cuestiones de defensa en un todo más amplio, con autonomía estratégica relacionada también con productos sanitarios vitales, alimentos y todo lo que decidamos calificar como tal. Emmanuel Macron lo convirtió en su lema durante el discurso de la Sorbona en septiembre de 2017. Sin mucha originalidad a pesar del revuelo mediático, ya que en realidad la “autonomía estratégica” apareció como un punto central de la “Estrategia Global de la UE” adoptada en 2016. Macron también agita el espectro de la reelección de Trump para estimular a los líderes europeos.
Ningún país del continente europeo se pronuncia en contra de la autonomía estratégica, ya que cada uno le da su propio contenido, que alimenta la actividad de los think tanks de seguridad dominantes en Bruselas. Estados Unidos –con variaciones según las administraciones e incluso dentro de ellas– no está en contra de la autonomía estratégica de los europeos. El Obama “multilateralista” que encabezó la coalición de la OTAN en Libia en 2011 criticó abiertamente a los aliados europeos por su comportamiento de “gorrones” antes de que Trump lo hiciera en un tono agresivo sin poder tomar medidas porque fuerzas profundas dentro del aparato político (ejecutivo y legislativo) pero también militar lo impidieron. En sus provocativos discursos preparatorios de la campaña presidencial, Trump no amenaza con una retirada de Estados Unidos de la OTAN, y menos aún de la protección nuclear estadounidense [6], pero se compromete a no defender – contra una invasión rusa – a países que no dediquen un 2% de su PIB
Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
a gastos militares… ¡Éste es exactamente el objetivo adoptado por la OTAN!
Si bien la retirada total de Estados Unidos de la OTAN es improbable, sus líderes siempre han asegurado que para los países europeos la organización atlántica sigue siendo el pilar de la defensa europea. Esto se reconoce explícitamente en la “Brújula Estratégica”, documento adoptado por el Consejo Europeo (jefes de gobierno) que afirma que “la OTAN sigue siendo la base de la defensa colectiva de sus miembros. Las relaciones transatlánticas y la cooperación UE-EE.UU. [….] son decisivas para nuestra seguridad global” [7]. Y reafirmado unos meses después. En enero de 2023, una declaración conjunta de la OTAN, el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión recuerda «el valor de una defensa europea más fuerte y más capaz que contribuya positivamente a la seguridad global y transatlántica, y que sea complementaria e interoperable con la OTAN” (énfasis agregado) [8]. La contraparte industrial de esta dependencia de la OTAN es que durante el último año tres cuartas partes de las compras de armas realizadas por los estados miembros son de origen estadounidense.
La lentitud de las decisiones que se toman hoy para fortalecer la integración de la defensa comunitaria y las divergencias que revelan son parte de este contexto de subordinación a la OTAN. No se trata sólo de los temores expresados por los países de la antigua zona soviética de una duplicación de las capacidades europeas con las de la OTAN en Europa y, como corolario, de los temores de que la prioridad de la UE se vuelva hacia África. Existen divergencias más sustanciales, como lo indica el caso de Polonia, que ahora es una de las cinco principales potencias militares de la UE y un engranaje central en el despliegue de las fuerzas de la OTAN en Europa. Se prevé la instalación de una base nuclear de la OTAN en Polonia y la entrega de aviones de combate F-35 con misiles nucleares. Sin embargo, este país tiene fronteras comunes con el enclave ruso de Kaliningrado –fuertemente nuclearizado– y con Bielorrusia, que poco a poco está tambien nuclearizandose. Polonia lidera todas las iniciativas destinadas a aumentar la presencia estadounidense en Europa y frenar el progreso comunitario que considera contraria a esta perspectiva. Sin embargo, está firmemente en el centro de la defensa europea gracias a su presencia en el “Triángulo de Weimar” en el que participa en pie de igualdad con Alemania y Francia.
Polonia está lejos de ser un caso aislado, especialmente porque los intereses de defensa industrial son por naturaleza inseparables de los objetivos estratégicos. El deseo de una “preferencia comunitaria” defendida por Thierry Breton en las políticas de financiación de la producción y la compra de armas –que es evidentemente la posición de Macron y de los grupos armamentistas franceses– encuentra la violenta oposición de una mayoría de países influyentes. Los grupos sueco Saab y italiano Leonardo participan en un futuro programa de aviones de combate liderado por el grupo británico BAE System, que compite con el proyecto franco-alemán-español y la “preferencia comunitaria” se considera una agresión. Porque se nos ha olvidado que Europa no es sólo la UE y menos en temas de defensa. El Reino Unido, completamente sometido a los objetivos de Washington, es un pilar europeo de la OTAN y tiene importantes enlaces políticos e industriales en los países del norte, este y centro de Europa.
Alemania tiene una posición más matizada que este bloque “pro-OTAN incondicional”, pero no se trata de que sus líderes ofendan a los estadounidenses [9]. Las dificultades para hacer avanzar el programa de aviones de combate desarrollado con Francia y España –y que también se ven aumentadas por el comportamiento del grupo Dassault– indican que Alemania ya no necesita hacer a Francia las concesiones habituales en materia de defensa. El gobierno alemán sigue su propia estrategia sin preocuparse por las reacciones de Francia. En octubre de 2022 anunció un proyecto de escudo de defensa antimisiles en el marco de la OTAN. Cuenta con el apoyo de una veintena de países europeos y se basará en los sistemas alemán, americano e israelí, pero no en el francés.
Es evidente que, dada la dinámica dentro de la UE, incluso menos que en otras áreas, la llamada “pareja” franco-alemana –que sólo se llama así en Francia– no es capaz de imponer sus intereses.
El sobredimensionamiento militar de Francia en relación con sus capacidades económicas y la realidad de su estatus internacional produce efectos nocivos para la economía francesa, dados los considerables y prioritarios recursos financieros que requiere y los inexorables efectos debilitantes de las industrias civiles (con excepción del segmento civil en aeronáutica) [10].
En el plano militar, el estancamiento y luego la desbandada en el Sahel son fuertes advertencias de este sobredimensionamiento del que todos los Estados miembros son evidentemente testigos. Francia ya no puede proclamar su adhesión a una defensa europea autónoma y al mismo tiempo actuar como quiera –es decir, unilateralmente– en otros lugares. Esta ecuación, que heredó en parte, está en el centro de los errores de Macron. Al mismo tiempo, debe encontrar una función para el ejército francés en el mundo y aceptar la realidad de la reintegración en la OTAN, de la que el Estado Mayor francés es uno de los partidarios activos. Sin embargo, las dificultades persisten, ya que el número de soldados franceses en la Organización sólo la sitúa en el quinto lugar, detrás de los Estados Unidos, pero también de Alemania, Italia y el Reino Unido [11].
A Macron también le corresponde convertirse en la voz del sistema militar-industrial cuya importancia industrial está creciendo y al mismo tiempo multiplicar los compromisos comunitarios frente a los socios europeos en términos de producción de armas.
Finalmente, Macron debe conciliar el mantenimiento del objetivo mediterráneo de la UE –que históricamente es el de Francia– y el refuerzo de la presencia militar del ejército francés en el este de Europa, una condición para que Francia siga siendo un importante centro de defensa europeo. Por tanto, el objetivo es “mantener preparados” 6.000 soldados (el equivalente a una brigada) y, si es posible, entre 17.000 y 24.000 soldados de aquí a 2025 (el equivalente a una división) [12].
Y, sobre todo, reaparece la cuestión de la disuasión nuclear. Compartir la decisión con la OTAN o los países europeos socavaría completamente los principios de soberanía que sustenta la cadena de toma de decisiones en Francia. Por lo tanto, se están estudiando soluciones intermedias, como la entrada de Francia en el Grupo de Planificación Nuclear (NPG) de la OTAN. Según el director del IFRI, el influyente grupo de expertos en geopolítica, este podría ser el precio a pagar para mantener las ambiciones de liderazgo europeo de Francia [13]. En cualquier caso, el objetivo prioritario del gobierno francés y del Estado Mayor es que Francia refuerce su especialización internacional en defensa (geopolítica e industrialmente). Todo debe ser sacrificado a este objetivo. Por lo tanto, serán menos los “principios” que las oportunidades las que marcarán las decisiones de Francia.
Como pilar del bloque transatlántico, la gran mayoría de los países europeos han defendido a Israel en su guerra en Palestina [14]. Incluso dentro de los países occidentales, los movimientos de extrema derecha encontrarán un nuevo punto de apoyo para promover ideologías racistas entre la población y dentro de los gobiernos. Se formarán nuevas alianzas entre variantes de extrema derecha, incluidos Giorgia Meloni en Italia y Eric Zemmour en Francia, y los partidos institucionales que han gobernado la UE durante décadas. La Unión Europea ya había desarrollado su agenda que pretendía asociar migración y desarrollo con una política de seguridad que apunta directamente a los inmigrantes. El siguiente paso ya se está dando dentro de la propia UE. Asimilar las críticas a la política israelí al antisemitismo, del que se habría acusado a Albert Einstein y Hanna Arendt [15], o afirmar que la defensa del pueblo palestino equivale a apoyar los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, un preludio a medidas discriminatorias que mutilarán aún más las libertades públicas en el corazón de Europa. Ha comenzado un nuevo ciclo de ataques a los derechos de asociación y manifestación en Europa, cuyos líderes se autoproclaman guardianes del “estado de derecho”. Así, como era de esperar, los políticos franceses confirman la deriva en materia de seguridad de la que la ley de “Asilo e Inmigración” es el último ejemplo hasta la fecha [16].
Fuente: sinpermiso.info. Extraída de alencontre.org
Traducción: G. Buster
[1] Para conocer la evolución, véase Serfati Claude, “Las ambiciones dominantes de la UE” (capítulo 3) en Un monde en guerres, Textual, París, abril de 2024.
[2] Agencia Europea de Defensa (EDA) “Datos de defensa 2020-2021. Hallazgos y análisis clave”, 2022, Bruselas, p.4.
[3] [ 3 ] Para conocer la evolución, véase Serfati Claude, Un monde en guerres, Textual, abril de 2024.
[4] La otra parte del presupuesto militar consiste en gastos operativos, principalmente salarios militares.
[5] Jacopo Barigazzi y Laura Kayali “Los pesos pesados de la UE advierten contra la apropiación del poder de defensa por parte de la Comisión”, Politico , 28 de noviembre de 2023.
[6] Horovitz Liviu y Suh Elisabeth, “Trump II and US Nuclear Assurances to NATO”, comentario del SWP, 17 de abril de 2024:
https://www.swp-berlin.org/publications/products/comments/2024C17_TrumpII_NATO.pdf
[7] 2022. Una brújula estratégica para la seguridad y la defensa:
https://www.eeas.europa.eu/sites/default/files/documents/strategic_compass_en3_web.pdf.
[8] »Declaración conjunta sobre la cooperación UE-OTAN". Consultado el 5 de agosto de 2023:
https://www.consilium.europa.eu/en/press/press-releases/2023/01/10/eu-nato-joint-declaration-10-january-2023/ .
[9] Sylvia Pfeifer y Henry Foy, “El jefe de Saab advierte contra el proteccionismo de defensa de la UE”, Financial Times, 21 de abril de 2024.
[10] Sobre estas cuestiones, véase Serfati Claude, capítulo 4 “catástrofe industrial y producción de armas” en El Estado Radicalizado. Francia en la era de la globalización armada , La factory, París, 2022.
[11] Tribunal de Cuentas, “La participación de Francia en la OTAN: una contribución creciente”, julio de 2023.
[12] Hélène Vincent, “El ejército francés intenta organizar su desplazamiento en el frente oriental de Europa”, Le Monde , 19 de octubre de 2023.
[13] Philippe Ricard y Hélène Vincent, “Cómo Macron está cambiando la disuasión para la defensa de Europa”, Le Monde, 5 de mayo de 2024.
[14] Véase “Posdata: Netanyahu, defensor de los valores occidentales”, Introducción a Un monde en guerres, op. citado.
[15] En una carta fechada el 4 de diciembre de 1948, acusan a Menachem Begin, fundador del Likud, ahora dirigido por B. Netanyahu, de defender una “doctrina de Estado fascista”:
https://archive.org/details/AlbertEinsteinLetterToTheNewYorkTimes .December41948/page/ n1/modo/2arriba
[16] Véase su análisis en el sitio web de Cimade:
https://www.lacimade.org/analyse/projet-de-loi-asile-et-immigration-2023/
est économiste, spécialiste de l’industrie et de l’innovation. Chercheur associé à l’Institut de Recherche économique et sociale et maître de conférence à l’Université Versailles-Saint-Quentin, il a notamment publié L’Industrie française de défense (2014) et La Mondialisation armée (2001).
10 de septiembre de 2024, por Claude Serfati