21 de marzo de 2011 por Fathi Chamkhi
Ben Alí huyó dejando tras de sí una gran cuenta pendiente; concretamente una deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
externa pública de más de 15.000 millones de dinares. El pueblo tunecino se liberó de su dictador, ¿no es lícito que quiera liberarse también de la deuda que este dejó tras de sí?
Un dictador que se benefició de las facilidades de crédito de los acreedores que sabían perfectamente con quien trataban. Una parte de esta deuda sirvió para oprimir al pueblo tunecino, mientras que la otra parte fue malversada por Ben Alí y sus clanes. Por lo tanto, es una deuda que no ha servido a los intereses del pueblo de Túnez. Dicho de otro modo, una deuda que es justo calificar de detestable y que debe ser, por ello, rechazada.
El mercado financiero internacional no lo entiende así. El descrédito del dictador ha sido ratificado por las agencias de calificación de Túnez (R&I, Fitch, Moody’s y Standard & Poor’s) ¡con la rebaja de su calificación! El pueblo tunecino que acaba de recobrar su libertad expulsando al dictador recibe una mala calificación.
Ante esta rebaja, algunas personas, muchas de ellas bienintencionadas, han dado la señal de alarma: la rebaja de la calificación conlleva amenazas, especialmente el encarecimiento del coste del crédito. En efecto, cuando baja la calificación, la prima de riesgo Prima de riesgo Cuando se concede un préstamo, el prestamista tiene en cuenta la situación económica del prestatario para fijar la tasa de interés. Un riesgo eventual de que el deudor no pueda satisfacer el reembolso provoca un aumento del tipo de interés que se le aplica. De este modo, el prestamista percibe un interés más alto, que se considera que le compensa el riesgo asumido al acordar el préstamo. Así mismo, el costo es mayor para el deudor, lo que acentúa la presión financiera que soporta. Por ejemplo, en el 2002, Argentina tuvo que hacer frente a unas primas de riesgo superiores a 4.000 puntos de base, lo que significa que si el tipo de interés del mercado es del 5 %, a este país se le prestaba a una tasa del 45 %. Esto le significó de facto no tener acceso al crédito, hundiéndose aún más en la crisis. Para Brasil, en agosto del 2.002, la prima de riesgo era de alrededor de 2.500 puntos. sube, por lo que el crédito es más caro, con el riesgo de que se complique todavía más la situación financiera de Túnez.
En primer lugar, debemos señalar que la rebaja de la calificación no es una respuesta a la campaña de anulación de la deuda que acaba de lanzar la asociación Raid Attac Cadtm Tunesie, sino más bien una sanción a la revolución. Lo dicho es una prueba bien clara de que la lógica que sustenta la deuda es una lógica contraria a los intereses vitales del pueblo de Túnez y, en consecuencia, justifica nuestra acción para conseguir su anulación.
En resumen, frente a la deuda solo hay dos posturas posibles: la obediencia absoluta o la ruptura total. Nuestra opción es la ruptura de los lazos de la deuda. Desde esa perspectiva, ya no hay margen para la calificación. Los que nos plantean ese tema se sitúan, en cambio, en la lógica de la sumisión a la deuda.
¿Debemos temer la ruptura con la deuda? ¿La campaña por la anulación de la deuda puede provocar riesgos económicos para Túnez? Nuestra respuesta es categórica: no, el rechazo de la deuda favorece los intereses de Túnez. En efecto, al país le interesa la ruptura ya que el saldo de las transferencias netas, en nombre de la deuda a medio y largo plazo, es negativo. En otras palabras, Túnez, al menos en los 23 últimos años, ha devuelto más de lo que ha recibido en concepto de deuda externa. Es proveedor neto de capitales. Es cierto que si Túnez deja de pagar la deuda quizá no vuelva a conseguir nuevos préstamos, pero a fin de cuentas habrá salido ganando económicamente, y sin duda políticamente, ya que reforzará su soberanía. Así que, por favor, dejemos de hablar del endeudamiento como fuente de financiación.
Es simple, si no se paga la deuda, ya no hay necesidad de pedir prestado y se utiliza el dinero previsto en los presupuestos para la devolución de la deuda en aumentar las gastos sociales y en impulsar la economía. Asimismo, se cobran impuestos sobre los ingresos más altos, las grandes fortunas y los beneficios de las grandes empresas nacionales o extranjeras. Es preciso también bajar el IVA de los productos y servicios de primera necesidad, instaurar un control de los cambios y de los movimientos de capitales para evitar la fuga al exterior. Y además se debe combatir duramente el gran fraude fiscal.
En fin, si se rechaza la deuda y no se contraen nuevos préstamos externos no hay por qué preocuparse de la degradación de la calificación de Túnez por parte de los mercados financieros.
Traducido por Rocío Anguiano
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