Serie: 1944-2024, 80 años de intervenciones del Banco Mundial y del FMI, ¡basta ya!

La farsa de «tener en cuenta el género»: una interpretación feminista de las políticas del Banco Mundial

27 de septiembre de 2024 por Camille Bruneau


El FMI y el Banco Mundial tienen 80 años. 80 años de neocolonialismo financiero y de imposición de políticas de austeridad en nombre del pago de la deuda. ¡80 años son suficientes! Las instituciones de Bretton Woods deben ser abolidas y sustituidas por instituciones democráticas al servicio de una bifurcación ecológica, feminista y antirracista. Para conmemorar estos 80 años, volvemos a publicar todos los miércoles hasta julio una serie de artículos que analizan en detalle la historia y los daños causados por estas dos instituciones.


  1. Acerca de la fundación de las instituciones de Bretton Woods
  2. En un clima de caza de brujas, el Banco Mundial siempre está al servicio de los poderosos
  3. Conflictos entre la ONU y el dúo Banco Mundial/FMI
  4. SUNFED versus Banco Mundial
  5. ¿Por qué un Plan Marshall?
  6. ¿Por qué la anulación de la deuda alemana en 1953 no puede aplicarse actualmente para Grecia y los países en desarrollo?
  7. El liderazgo de Estados Unidos en el Banco Mundial
  8. El apoyo del Banco Mundial y del FMI a las dictaduras
  9. El Banco Mundial y Filipinas
  10. El apoyo del Banco Mundial a la dictadura en Turquía (1980-1983)
  11. El Banco y el FMI en Indonesia: una intervención emblemática
  12. Las falacias teóricas del Banco Mundial
  13. Corea del Sur y el milagro desenmascarado
  14. La trampa del endeudamiento
  15. El Banco Mundial vio venir la crisis
  16. La crisis de la deuda mexicana y el Banco Mundial
  17. Banco Mundial y FMI: al servicio de los acreedores
  18. Los presidentes Barber Conable y Lewis Preston (1986-1995)
  19. La operación de seducción de James Wolfensohn (1995-2005)
  20. La Comisión Meltzer sobre las IFI en el Congreso de Estados Unidos en el año 2000
  21. La cuentas del Banco Mundial
  22. De Paul Wolfowitz (2005-2007) a Ajay Banga (2023-…): Los hombres del presidente de Estados Unidos siguen estando a la cabeza del Banco Mundial
  23. Las garras del Banco Mundial y del FMI continúan sobre Timor Oriental. Un Estado nacido oficialmente en mayo de 2002
  24. Clima y crisis ecológica: Los aprendices de brujo del Banco Mundial y del FMI
  25. El ajuste estructural y el Consenso de Washington no se abandonaron a comienzos de los años 2000
  26. Los préstamos envenenados del Banco Mundial y del FMI a Ecuador
  27. Ecuador: Resistencias a las políticas determinadas por el Banco Mundial, el FMI y otros acreedores entre 2007 y 2011
  28. Ecuador: De Rafael Correa a Guillermo Lasso vía Lenin Moreno
  29. El Banco Mundial no vio venir la Primavera Árabe y preconiza continuar las políticas que produjeron los levantamientos populares
  30. El FMI y el Banco Mundial en la época del coronavirus: La búsqueda fallida de una nueva imagen
  31. La farsa de «tener en cuenta el género»: una interpretación feminista de las políticas del Banco Mundial
  32. El Banco Mundial, el FMI y los derechos humanos
  33. Acabar con la impunidad del Banco Mundial
  34. El ABC del Banco Mundial 2.0
  35. Abolir el dúo Banco Mundial/FMI y crear una nueva arquitectura internacional democrática
  36. Ante el patente fracaso del Banco Mundial/FMI, aplicar una política alternativa
  37. El ABC del Fondo Monetario Internacional (FMI) 2.0

No es posible interesarse en las políticas del Banco Mundial Banco mundial Creado en 1944 en Bretton Woods en el marco del nuevo sistema monetario internacional, el Banco posee un capital aportado por los países miembros (189 miembros el año 2017) a los cuales da préstamos en el mercado internacional de capitales. El Banco financia proyectos sectoriales, públicos o privados, con destino a los países del Tercer Mundo y a los países antes llamados socialistas. Se compone de las siguientes tres filiales.

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o en la emancipación de los pueblos sin tener en cuenta las cuestiones de género, puesto que están muy ligadas con otros sistemas de opresión y con las relaciones sociales desiguales.
Aunque oficialmente el Banco Mundial se apropie de «la igualdad de género», haciendo casi del empoderamiento una obligación para los países deudores, sin embargo, sus acciones no permiten luchar contra las desigualdades. Como con las cuestiones ambientales (►capítulo 21), la diferencia entre los bellos discursos y los cambios reales es enorme.

Las consecuencias concretas de los proyectos llevados a cabo y las recomendaciones macroeconómicas, son contrarios a cualquier perspectiva de emancipación. Además, incluso su concepción de la (des)igualdad de género se enmarca en una agenda neoliberal declarada, que el banco ni siquiera trata de disimular.

 ¿Por qué un análisis feminista de las Instituciones Financieras Internacionales?

Sabemos que los «préstamos del Banco Mundial, lejos de ser gestos desinteresados, son, por el contrario, un medio de someter los países políticamente y económicamente al orden internacional de los poderosos, de “modelarlos” según sus necesidades y las de la clase dominante local, para conseguir el máximo beneficio Beneficio Resultado contable positivo neto fruto de la actividad de una sociedad. El beneficio neto es el beneficio después de impuestos. El beneficio a distribuir es la parte de aquél que puede ser repartido entre los accionistas. ». [1] Dicho en otras palabras, la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
es un mecanismo central en el mantenimiento de las relaciones de poder, es indispensable a la reproducción del capitalismo neoliberal y participa de manera fundamental en las opresiones patriarcales, neocoloniales, racistas, extractivistas…

También sabemos que las políticas ligadas a esos préstamos impactan profunda y duraderamente en las poblaciones más vulnerables —aunque la «misión primera» del Banco sea, oficialmente, ir en su ayuda—, de las cuales, una gran parte son mujeres [2].

Es evidente que las mujeres se ven afectadas directamente, es decir, como «mujeres» en un sistema patriarcal, e indirectamente, por el crecimiento general de las desigualdades.

Principalmente, a partir de los años 1990, unos estudios elaborados desde diferentes ámbitos criticaron los impactos de género de las políticas del Banco Mundial y de los planes de ajuste estructural Ajuste estructural Política económica impuesta por el FMI como condición para la concesión de nuevos préstamos o para la refinanciación de préstamos anteriores. , lo que ha forzado a las IFI a «reaccionar». Una de las características del Banco Mundial es su capacidad de reapropiarse de las críticas con el fin de tratar de renovar su imagen y así reforzar su influencia sobre una multitud de actores políticos, sociales, económicos y científicos [3].

Muchas feministas denuncian, sin embargo, desde hace largo tiempo esa recuperación por las IFI y los programas de «desarrollo» (una noción problemática en si misma), [4] que ocultan las voces femeninas radicales y antiimperialistas y vuelven a legitimar algunas formas de explotación de mujeres.

Después del greenwashing, apareció el pink o genderwashing, donde una nueva condicionalidad de los préstamos, el «presupuesto sensible al género», pretende tener en cuenta la reducción de desigualdades de género en las políticas presupuestarias y fiscales.

La deuda no es «ciega» y debe considerarse desde el centro de las relaciones sociales
El patriarcado —que legitima las violencias sexistas y discriminación cotidianas— se basa en la separación entre las actividades llamadas «productivas» y aquellas llamadas «no productivas» o «reproductivas».

Estas últimas —sin embargo, esenciales en la reproducción de la vida sobre la tierra y de las sociedades— son socialmente desvalorizadas y asignadas a las mujeres. El sistema económico dominante reposa asimismo sobre esta separación: la acumulación de capital (beneficiando principalmente a los hombres ricos) está mantenida gracias al trabajo mal pagado o gratuito efectuado, en una aplastante mayoría, por mujeres, «naturalmente» inclinadas a las tareas de cuidados, de sostén, de servicios: el trabajo de los cuidados (care en inglés). [5]

En caso de crisis económica (en general ligada a las deudas), el estatus marginal en el mercado de trabajo hace que las mujeres sean las primeras en cuanto a despidos o precarización del empleo. También son las primeras en paliar la retirada del estado social, ya que su asignación prioritaria es el trabajo doméstico. Esas desigualdades socioprofesionales tienen consecuencias duraderas: sobre su jubilación, su seguridad social (si existiera), etc. Como su situación no es la mejor frente a la crisis, las mujeres son más proclives a ser explotadas. Recordemos aquí que en numerosos países, las potencias coloniales propagaron las normas y las desigualdades de género europeas.
Desde los años 1990, se asiste a un proceso de reorganización y de reapropiación del trabajo (re)productivo a escala mundial, especialmente en torno a criterios de género, de clase y de «raza», que dibujan los contornos de un nuevo capitalismo patriarcal y racista globalizado.

Una herramienta predilecta para su puesta en marcha es la deuda pública o la de las familias de las clases populares, que aceleran esa división sexual y racial del trabajo así como las violencias racistas por medio de la demanda de trabajadores y trabajadoras con salarios de miseria y la dependencia de los ingresos. De esa manera, las mujeres no blancas y migrantes son una vez más las principales «perdedoras».

Evidentemente, algunas mujeres (a menudo salidas de clases sociales superiores) escapan a esa asignación, así como algunos hombres (sobre todo no blancos, migrantes y precarizados) entran en la categoría de personas que efectúan trabajos de cuidados desvalorizados e invisibles. [6] Es por eso que es necesario privilegiar un enfoque «imbricacionista» [7] y en términos de relaciones sociales —que nos conciernen a todos y todas— más que a discriminaciones u privilegios individuales. [8]

Por lo que entonces aparece como una evidencia que la estructura de género y racista de la economía dominante debe ser tomada en cuenta en nuestros análisis.

 Cronología de la inclusión de las desigualdades y del género

Como se demuestra en esta obra, los años 1980 y los planes de ajuste estructural son sinónimos de la destrucción de la protección social y de los medios de subsistencias de los pueblos del Sur. Esos fenómenos contribuyeron (y contribuyen) al crecimiento de las diversas desigualdades y afectan particularmente a las mujeres.

Las desigualdades, de las que el Banco Mundial no se preocupa mucho o incluso nada (► capítulo 10), eran vistas como un mal necesario en el crecimiento, y se pensaba que un día disminuirían por el «efecto de derrame». Además de ser completamente erróneo, ese punto de vista no se preocupa por lo que hay detrás de las «desigualdades», resumidas en la distancia que existe entre los ingresos de los «ricos» y de los «pobres». Tuvo que pasar mucho tiempo antes de que apareciera la pregunta para saber quién es pobre y por qué lo es. Entre los textos fundamentales del Banco Mundial sobre la desigualdad, citemos al de Kuznets aparecido en 1955, [9] donde la palabra «mujeres», sin sorprender a nadie, no aparece ni una sola vez. Finalmente, en 1982, se comienza a hablar de «mujeres y principalmente de dos maneras: campesinas improductivas o mujeres «atrasadas» que tenían demasiados hijos. Los «PED» no tendrían nada que perder en incluirlas en los esfuerzos de aumento de la productividad agrícola [10] —en particular, con la utilización de abonos químicos y semillas foráneas—. Y esa visión está todavía presente en numerosas declaraciones.

Durante los años 1990, mientras numerosos países sufrían de lleno las consecuencias de los PAE y que las mujeres estaban afectadas específicamente por ciertos «daños colaterales», la cuestión de la «reducción de las desigualdades hombres-mujeres» hace su aparición. La conferencia de Beijing de 1995 introdujo en la agenda internacional los «derechos de las mujeres» y la «reducción de las desigualdades», especialmente mediante la «participación en la economía». [11] Pero ese problema no será verdaderamente acuciante hasta los años 2000.

A pesar de que el Banco Mundial adoptó en 2001 su primer gender mainstreaming strategy (estrategia para la incorporación del género) que servirá de base para sus futuros Futuros
Contrato a término
Un contrato a término o futuros (futures en inglés) es un compromiso firme de entrega normalizado, donde las características son conocidas de antemano, por una cantidad determinada de un activo subyacente definido con precisión, en una determinada fecha, denominada vencimiento, en lugar prefijado, y negociado en un mercado a término organizado. Los contratos a término son los instrumentos financieros que más se negocian del mundo.
planes de acción Acción Título mobiliario emitido por una sociedad de acciones. Este título representa una fracción del capital social. En particular otorga a su titular (el accionista) el derecho a percibir una parte de los beneficios distribuidos (el dividendo) y de participar en las asambleas generales de la empresa. y evaluaciones, y que la cuestión de la «condición de la mujer» es mencionada en el informe anual de 2003 y en algunos otros documentos, la noción de género permanece durante mucho tiempo ausente de los textos fundamentales del Banco Mundial con respecto a la reducción de las desigualdades. Como ejemplo, en 2004, el famoso «Triángulo pobreza-crecimiento-desigualdad» [12] del economista jefe del Banco Mundial, François Bourguignon, uno de los fundamentales del pensamiento desarrollista de la década, ignora completamente la cuestión de género.

En el informe anual de 2006, por el contrario, se encuentran reflexiones sobre las desigualdades y discriminaciones de género y la necesidad de interesarse en esa cuestión. El Banco Mundial se refiere incluso que sería posible reducirlas invirtiendo en protección social, salud reproductiva, educación de las niñas, acceso al agua, y también y sobre todo alentando la propiedad privada y la productividad.

Año tras año, las propuestas «progresistas» están invariablemente contrabalanceadas por otros «intereses antagónicos». Sería, por ejemplo, necesario encontrar un justo medio entre la protección social de las trabajadoras y la rentabilidad de las empresas.
«La combinación de los medios de acción debe ser evaluada de manera de establecer un equilibrio entre la protección (de todos los asalariados) y la posibilidad para las empresas de reestructurarse, lo que es de importancia capital para dinamizar el crecimiento y crear empleos.»

«La seguridad de los asalariados está con frecuencia garantizada por diversos textos legislativos excesivamente rigurosos sobre la protección del empleo, que vuelven costosa la contratación en general y, en algunos casos, incluso más onerosa cuando se trata de contratar trabajadores no calificados, jóvenes y mujeres.» [13]

La seguridad social, esencial para los más precarios, de los que las mujeres forman parte, sería, por lo tanto, un obstáculo para la rentabilidad de las empresas. Cuando algunas propuestas positivas concernientes a las mujeres no se contrabalancean de esa manera, entonces son justificadas por el hecho de que se incita al riesgo y por consiguiente a la rentabilidad, o que contribuye a la competitividad, la productividad, el crecimiento, el espíritu de empresa… cuando se atacan las discriminación como tales, por ejemplo, la violencia doméstica, es para permitir una mejor integración de las mujeres ¡en el mercado de trabajo! Por ende, no son fines en sí mismos. [14]

2007 fue el año del Gender Action Plan (Plan de acción de género), llamado: «La igualdad de los sexos, un objetivo económico». Estableció así la centralidad de las cuestiones de género y permanece desde entonces en una hoja de ruta, regularmente puesta al día. Se apoya sobre una evaluación independiente y muy crítica de la estrategia de 2001, señalando que esa dimensión no se había tenido en cuenta en los programas de 2003.

Suponiendo el fallo en la ausencia de mecanismos de control y de evaluación, la nueva estrategia para 2007 puso el acento en los sectores «prioritarios» para la emancipación de las mujeres: «la tierra y la agricultura, el trabajo, el desarrollo del sector privado, las finanzas y la infraestructura». [15] Podría parecer que en 2007, ¡las mujeres no se sentían afectadas por las cuestiones de la reproducción social, los servicios públicos, las violencias, etc.!

El informe sobre el desarrollo en el mundo 2012: La igualdad de los sexos y el desarrollo, se convierte, a su turno, en el marco conceptual para las próximas estrategias.

A pesar del conocimiento cada vez más preciso de las normas de géneros y de la división sexual del trabajo a lo largo de los años, [16] la receta sigue siendo el aumento de ingresos por la participación en el trabajo remunerado.

En la misma lógica, el Banco Mundial lanzó en 2015 su estrategia para 2016-2023 bajo el lema del «crecimiento inclusivo». Si en la parte «progreso desde 2000», el informe constata que «la desigualdad entre los sexos en el mundo se mantuvo obstinadamente en múltiples dimensiones», aunque las mujeres se comprometieran en actividades económicas, la parte «enseñanzas aprendidas» no contiene ningún cuestionamiento de sus propias políticas. [17] Finalmente, el Banco Mundial se felicita incluso de mostrar el camino en materia de progreso en la igualdad de género en varios ámbitos.
Por último, en 2016, se propusieron toda una serie de nuevos indicadores para la evaluación. Estos están, en su casi totalidad, ligados al trabajo asalariado; volveré a tratar eso, más adelante, en este capítulo.
En resumen:
■ La cuestión de género está presente en los informes desde hace un poco más de 20 años, pero hasta 2006 no formaba parte de las estrategias centrales. Recientemente, el Banco Mundial dedicó a este tema una multitud de informes y proyectos.
■ Esa evolución reciente no expresa una toma de conciencia feminista o una voluntad de terminar con la explotación. En realidad, debe ser entendida como: una acción de comunicación en respuesta a las críticas y a importantes movimientos de protestas; una tentativa «de incorporar a las mujeres y al movimiento feminista en el proceso de mundialización neoliberal». [18]
■ La emancipación nunca fue tratada como un fin en sí misma sino como una herramienta de interés Interés Cantidad pagada como remuneración de una inversión o percibida por un prestamista. El interés se calcula sobre la base de la cantidad de capital invertido o prestado, de la duración de la operación y del último tipo aplicado en ese momento. para la economía capitalista. Las mujeres son recursos, una inversión, un factor de producción subutilizado, y es necesario llevarlas a la esfera productiva.
La frase de acogida actual de la página «igualdad de géneros» de la Asociación Internacional del Desarrollo (IDA, sus siglas en inglés) nos o deja bien claro:

«A raíz de la falta de explotación del potencial productivo de las mujeres, dejamos de lado una oportunidad de primer plano, con fuertes consecuencias para los individuos, las familias y las economías.» [19]

Todos esos discursos alimentaron, por otra parte, una forma de feminismo institucional e imperialista, una nueva carta en el juego del neoliberalismo, actuando ahora, de forma falaz, por la «preocupación por el derecho de las mujeres».

El Banco Mundial continúa prescribiendo políticas que acarrean perjuicios a las mujeres con pleno conocimiento de causa, dando prioridad, junto al FMI FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.

A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.

Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).

Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).

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, a los reembolsos de la deuda en lugar de a los gastos sociales. En el centro de esas estrategias figuran los mercados y no de los humanos; allí están los discursos de aires progresistas que no cuestionan jamás la posición neoliberal de base. Se asiste, por consiguiente, ni más ni menos, a un ambicioso proyecto de genderwashing.

 El enfoque de «género» del Banco Mundial: un discurso al servicio del capital, ¡y no de la mayoría de las mujeres!

Desde el reconocimiento de los impactos negativos de los proyectos de «reducción de la pobreza», indiferentes a las cuestiones de género y dirigidos a los «jefes de familia», ya lo hemos visto, numerosos programas de «desarrollo» comenzaron a poner el acento en la reducción de las desigualdades profesionales, las estrategias de género y el empoderamiento. Los derechos de las mujeres, como parte integrante del desarrollo, se convirtieron en el objetivo publicitado de las instituciones internacionales y de las ONG. Y el «gender budgeting» —o sea, el presupuesto que tiene en consideración cuestiones de género [N de T], convertido en obligatorio, es la continuidad de una gestión inclinada hacia las necesidades de los inversores, utilizando el argumento de ese maravilloso «efecto cascada», que se supone favorable a las mujeres y a los pobres.

No obstante, además del genderwashing ya explicado, el discurso dominante en el Banco Mundial y en sus aliados refuerza algunos sesgos de género, reafirmando así una forma de dominación patriarcal, por dos razones:

En primer lugar, pretendiendo «decidir en nombre de las mujeres —sobre todo no occidentales— lo que es bueno para ellas», el Banco toma el rol del Papa o del profesor de economía mundial que actúa para el bien de los seres incapaces de saber lo que necesitan.

Efectivamente, es más común leer y escuchar lo que el Banco considera el ser una mujer «emancipada», que las voces de esas mismas mujeres. Los discursos se apoyan sistemáticamente sobre una norma de género, que refuerzan para servir a intereses específicos. Eso confisca a las mujeres de los «Sures» su capacidad de decidir los medios de su emancipación, colocándolas en casillas prefabricadas y homogéneas —ciegas a la interseccionalidad [20] o a las realidades múltiples y variadas de las mujeres— y útiles a las teorías económicas y a las coyunturas del momento: la agente económica cuyo espíritu de empresa se ve obstaculizado por la cultura local; proveedora de las necesidades del hogar, central en la economía familiar y en la resiliencia frente a las crisis; la obrera de manos pequeñas, indispensable al crecimiento económico; o, también, la pobre víctima vulnerable…

Esos discursos se perpetúan, como lo vemos en un informe del FMI que calificaba a las mujeres «como uno de los activos menos utilizados de la economía». [21]

En segundo lugar, el empoderamiento —proceso emancipatorio multidimensional que debería incluir muchos factores— se mide principlamente mediante la «participación en la vida económica y política» de las mujeres, lo que es totalmente insuficiente. [22] Ese discurso de la emancipación por el trabajo es problemático y peligroso por varias razones:

■ Promoviendo el aumento de la participación de las mujeres en la vida económica, ese discurso oculta completamente la realidad del funcionamiento actual de la mayoría de las sociedades humanas, ¡como si las mujeres no participasen en la vida económica cuando no tienen un empleo asalariado declarado! ¿Que sucede con el trabajo gratuito colosal efectuado para cuidar a los seres queridos, comunidades y ecosistemas, sin el cual «la economía productiva se desplomaría lisa y llanamente? No es que el Banco Mundial ignore su existencia, pero esas realidades no entran en sus consideraciones. Como mucho son «obstáculos» al trabajo asalariado de las mujeres: una redistribución que no reproduciría relaciones de explotación, una asunción pública o colectiva, o incluso, un cuestionamiento de las normas de género, no están en el programa.

■ La negación de la importancia del trabajo de cuidados, mientras el trabajo asalariado es valorizado, puede contribuir a aumentar las desigualdades de género, al aumentar el tiempo de trabajo total. También entre mujeres, ya que son las mujeres de las clases populares, las que tienen el trabajo de cuidar en gran parte de las familias ricas (ese trabajo dejado por las mujeres que acceden a empleos a tiempo completo correctamente remuneradas, y que ni los hombres ni la colectividad lo asumen).

■ Esa visión simplista de la emancipación, como sinónimo únicamente de autonomía económica por medio del trabajo asalariado, ignora el hecho de que el aumento del número de mujeres en el mercado de trabajo va en general a la par de un aumento de los trabajos ultra precarios. En muchos países, esa entrada en el mercado de trabajo se concretó, en la zonas francas, mediante el trabajo desvalorizado de las mujeres, una herramienta privilegiada para aumentar la rentabilidad. En Camboya, por ejemplo, el comienzo de los años 2000 estuvo marcado por un fuerte crecimiento económico, alimentado por las exportaciones de la industria textil que empleaba casi exclusivamente a mujeres. En el mismo tiempo, de 2004 a 2009, la diferencia salarial subió a más del doble. [23] Si no se ataca simultáneamente a todas las formas de explotación, una expansión del mercado de trabajo irá siempre a la par de un aumento de la explotación de los de algunos/as.

■ Más aún, ese enfoque está insuficientemente fundamentado. Aunque los argumentos parecen indicar una correlación entre crecimiento económico y disminución de las desigualdades de género, hay otros que demuestran igualmente que la desigualdad económica aumenta con algunas formas de crecimiento.

■ El Banco Mundial ignora que existen otras posibilidades para poder sufragar las necesidades de la gente: economía informal, autosuficiencia, etc. Siendo los principales indicadores la «tasa de participación» y los «ingresos», la emancipación está medida en términos monetarios y no en términos de calidad de vida. Señalemos que la entrada en el mercado de trabajo de las mujeres se acompaña a menudo de la destrucción de los medios de subsistencia precedentes y de sus lugares de vida, provocando la migración masiva a las ciudades para unirse a las trabajadoras precarias (domésticas, trabajo industrial, prostitución, servicios…). En numerosos casos, si bien la «pobreza monetaria» disminuye, ¡la pobreza material y la dureza de la vida cotidiana aumentan!

Ese discurso responde a la entrada de las mujeres en un mercado laboral al servicio de los intereses financieros, totalmente asumido y a penas maquillado de un pretendido feminismo institucional y occidental, con resabios imperialistas y neoliberales. Y eso les quita a las mujeres del Sur global su autodeterminación y reprime las voces radicales que ponen el acento, esencialmente, sobre el fin de la sobreexplotación del Sur por el Norte, como condición de la emancipación de las mujeres en sus diversidades.

A pesar de que, a lo largo de los años, el Banco Mundial haya integrado críticas en su discurso, continúa hablando de las mujeres en términos casi exclusivamente económicos, cerrando la vía a una emancipación real, que no puede reducirse a una sola dimensión económica.

Esa integración no atestigua la voluntad de terminar con las lógicas de dominación, o de garantizar los derechos humanos fundamentales, sino, más bien, de asegurar la rentabilidad. Según el Banco Mundial no es necesario insistir demasiado sobre las nociones de patriarcado y de relaciones sociales desigualitarias, ya que se arriesgaría a fragilizar la base de la explotación por el trabajo, sobre la que reposa el sistema actual.

 Los préstamos, los proyectos, y las políticas del Banco Mundial: impactos específicos y dramáticos

Aunque hay varios programas del Banco Mundial que mejoran seguramente el acceso de las mujeres al trabajo y a su condición en general (postergación de la maternidad, acceso a la escuela, igualdad formal, programas de inserción profesional y economías solidarias, etc.), se imponen las críticas.

En nombre de la estabilidad macroeconómica, la institución impone el rigor presupuestario y favorece la rentabilidad de las empresas. Los mecanismos que profundizaron las desigualdades son, nuevamente, recetados como solución. Como consecuencia a la aplicación de las recomendaciones macroeconómicas del Banco Mundial, se destinan unos recursos, totalmente insuficientes, a los servicios públicos y a la protección social que benefician principalmente a las poblaciones vulnerables, de las que las mujeres, en general, forman parte.

Como ejemplo, en los años 1990, mientras que los países africanos destinaban entre el 15 y el 50% de su presupuesto al servicio de la deuda Servicio de la deuda Suma de la amortización más los intereses del capital prestado. , sistemáticamente menos del 20% era dedicado a los servicios sociales. En 2013, en Latinoamérica, se trataba a menudo de menos del 10% para la educación, menos del 5% para la salud, contra entre un 10 y un 40% para la deuda. [24]

De forma no exhaustiva, recordemos algunas medidas fundamentales propugnadas por el Banco Mundial y el FMI: devaluación Devaluación Modificación a la baja del tipo de cambio de una moneda frente a otras divisas. de la moneda, supresión de las barreras arancelarias y aduaneras, desmantelamiento del control de precios y de subvenciones públicas, relajación de las leyes sobre el trabajo, privatizaciones, disminución de tasas para las empresas y de impuestos sobre el capital, aumento del IVA, promoción de las exportaciones con el fin de hacer entrar divisas extranjeras, disminución de los gastos públicos, congelación de salarios y recortes presupuestarios en los servicios sociales y públicos como la educación, la salud, la protección social, las asociaciones, los transportes, las infraestructuras de base, etc.

Esos ajustes de las variables macroeconómicas, que apuntan a garantizar el pago rápido a los acreedores, se traducen en consecuencias muy concretas sobre la vida de las poblaciones más precarias. Una perspectiva sensible al género permite visibilizar cómo las mujeres están específicamente [25] afectadas según seis ejes diferentes, pero que pueden actuar simultáneamente y en diversos grados, según los contextos y las regiones.

1.- Las mujeres son las principales trabajadoras en los sectores que tienen mayor precariedad y /o menos presupuesto
2.- Las mujeres son las principales usuarias y beneficiarias de los servicios y de los sectores públicos
3.- Son las madres, esposas, hermanas, etc., es decir, las mujeres, las que compensan los descalabros económicos y la retirada del Estado social por medio de su trabajo gratuito.
4.- Las mujeres son las principales productoras y agricultoras mundiales, especialmente en la economía informal, cuyos medios de subsistencia y producción son destruidos.
5.- Las mujeres son las primeras víctimas de las violencias sexistas que aumentan a causa de los megaproyectos y de la precarización de amplias franjas de población.
6.- Son las jefas de hogares y pequeñas emprendedoras que contraen microcréditos y créditos Créditos Suma de dinero que una persona (el acreedor) tiene el derecho de exigir de otra persona (el deudor).

Créditos privados
Préstamos concedidos por los bancos comerciales, sea cual sea el prestatario.

Créditos públicos
Préstamos concedidos por acreedores públicos, sea cual sea el prestatario.
al consumo para sufragar sus necesidades y la de sus próximos.

Esta lista de afectaciones puede ser aplicada de manera sistemática en los análisis de la deuda y de la austeridad. Interesémonos ahora en las cuatro medidas propugnadas por el Banco Mundial.

 Políticas agrícolas y proyectos extractivistas: cómo afectan a las mujeres

Lejos de interesarse por la preservación de los ecosistemas, numerosos proyectos locales y estrategias del Banco Mundial siguen una lógica extractivista: el «desarrollo» y el crecimiento por la explotación y la destrucción de recursos naturales. [26] Citaré aquí a los «elefantes blancos», esos megaproyectos dañinos y a menudo impuestos: proyectos de producción energética, proyectos mineros, de infraestructura o logísticos, entre los cuales la represa INGA en la República Democrática del Congo es emblemática. Pienso también en las reformas que se enmarcan en la línea de la «revolución verde» [27] y en las políticas de exportación que contribuyen a destruir la biodiversidad, las comunidades y la soberanía alimentaria: monocultivos, OGM Organismo geneticamente modificado
OGM
Ser vivo (vegetal o animal) que ha sufrido una manipulación genética con el fin de modificar ciertas propiedades, generalmente para hacerlo resistente a un herbicida o pesticida. En el 2.000, los OGM cubrían más de 40 millones de hectáreas, las tres cuartas partes de las cuales correspondían a soja y maíz. Los principales países productores eran los Estados Unidos, Argentina y Canadá. Las plantas genéticamente modificadas son, en general, cultivadas intensivamente para alimentar el ganado de los países ricos.
Su empleo plantea varios problemas.


 Problema sanitario. Aparte de la presencia de nuevos genes, cuyos efectos no siempre se conocen, la resistencia a un herbicida significa que el productor intensificará su empleo. Los productos OGM (en especial la soja americana) se encuentran saturados de un herbicida, cuyos efectos sobre la salud humana se ignora. Además, para incorporar el nuevo gen, se lo asocia a un gen resistente a un antibiótico, se bombardea con él células sanas y se cultiva todo en una solución que contiene el antibiótico para retener sólo las células efectivamente modificadas.

 Problema jurídico. Los OGM son desarrollados por iniciativa sólo de transnacionales de la agroquímica, como Monsanto, para cobrar royalties sobre las patentes asociadas. Proceden agresivamente para imponerlos aprovechando las lagunas legales sobre estos nuevos productos. Los agricultores quedan así a merced de estas firmas. Los Estados se defienden como pueden, aunque a menudo son cómplices, y se encuentran desarmados cuando se descubre una desafortunada presencia de OGM en simientes que se creía sanas: destrucción de colza transgénica en el norte de Francia en mayo del 2000 (Advanta Seeds), no destrucción de maíz transgénico en 2.600 hectáreas en Lot y Garonne en junio del 2.000 (Golden Harvest), retirada de la distribución de galletas de maíz Taco Bell en los Estados Unidos en octubre del 2.000 (Aventis). Por otra parte, cuando se votó en el Parlamento europeo la recomendación del 12 de abril del 2.000, la enmienda que definía la responsabilidad de los productores fue rechazada.

 Problema alimentario. Los OGM son inútiles en el Norte, donde hay superproducción y donde lo mejor sería promover una agricultura campesina y sana; inútiles en el Sur, donde no podrán costearse unas semillas caras y los pesticidas que la acompañan, o bien provocarán el desequilibrio de toda la producción tradicional. Está claro, según la FAO, que el hambre en el mundo no resulta de una producción insuficiente.

 Problema ambiental. El polen de las plantas OGM puede diseminarse a gran distancia y contaminar las plantas no OGM, lo que es particularmente grave en el caso de cultivos biológicos.

 Problema social. Los campesinos del Sur carecen de los medios para comprar cada año sus semillas.
, contaminación y agotamiento de los suelos, biopiratería por medio de la propiedad intelectual y el acaparamiento de tierras, etc.

Esos proyectos tienen en común un carácter ecocida evidente, pero también el hecho de que contribuyen con mucha frecuencia a la destrucción de los medios de subsistencia, de territorios y de saberes de las comunidades, cuya preservación reposa principlamente en las mujeres. Esas destrucciones (deforestación, contaminación de suelos, inundaciones) empujan a las poblaciones a la migración forzada, a la búsqueda de alternativas en esos «nuevos» empleos considerados típicamente femeninos: domésticos, producción en zonas francas, cuidados de otros, e incluso la prostitución soportada. Es particularmente de esa «entrada» de las mujeres en la «economía productiva» de lo que se felicita el Banco Mundial. Según el Consocio Internacional de Periodistas de Investigación, 3,4 millones de personas se vieron desplazadas como consecuencia de los proyectos del Banco Mundial y se encuentran en campos de desplazados internos. [28] Son las personas que el Banco supuestamente ayudaba y que, en realidad, son los más afectados.

Además, ese tipo de proyecto implica a menudo la presencia de grupos armados, que se encargan de «proteger» los proyectos en cuestión, o que buscan controlar los territorios donde hay materias primas. Eso agrava las violencias, especialmente las sexuales, a las que las mujeres se ven confrontadas. La violencia represiva y mortífera aumenta también, particularmente contra aquellas que se oponen a esos proyectos cuando defienden el medio ambiente, sus tierras, su cultura y sus prácticas.
Precisamente las políticas agrícolas del Banco Mundial agravan algunas desigualdades. La agricultura es, a escala mundial, una de las actividades principales de las mujeres. Pero la implantación de monocultivos para la exportación (lo que aumenta el PIB Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
y las divisas para pagar la deuda) significa que la agricultura hortelana, esencial para numerosas familias, es desplazada hacia tierras siempre más alejadas y menos fértiles. Eso produce cambios en el tiempo del trayecto desde la casa al campo, el riesgo de agresiones durante el trayecto y la dureza del trabajo, al mismo tiempo que las cosechas se reducen en calidad y cantidad. Eso impacta directamente sobre los ingresos, y también sobre la salud y la seguridad alimentaria de las mujeres, cuyas hijas son las primeras víctimas de la malnutrición. Y también afecta a la soberanía alimentaria nacional. En algunas regiones, los empleos en los cultivos de renta se ofrecen prioritariamente a los hombres, desplazando a las mujeres hacia actividades aún más precarias. Si, globalmente, la proporción de empleo femenino en el sector agrícola se redujo desde hace 20 años (con un aumento en el sector servicios), sigue siendo el primer recurso de empleo en un país con ingresos bajos o medios, donde las mujeres ejercen las actividades más penosas, las más cronófagas y mal remuneradas. Las políticas agrarias promovidas por el Banco Mundial impactan de forma negativa, por lo tanto, especialmente en las mujeres. [29]

Entre las medidas impuestas figuran el fin de los subsidios sobre los insumos Insumos Elementos que entran en la producción de un bien. En la agricultura, los abonos, los pesticidas y herbicidas son insumos destinados a mejorar la producción. Para obtener las divisas necesarias para el pago del servicio de la deuda, los mejores insumos se reservan para los cultivos para la exportación, en detrimento de los cultivos alimentarios necesarios para la población. agrícolas mientras que los productos europeos, subvencionados, por cierto, por la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea, inundan los mercados: una competencia totalmente desleal que afecta directamente los medios de subsistencia y de producción de las mujeres.

 Destrucción de los servicios públicos

Como se explica en este libro, «[los PAE], fruto de una política conscientemente elaborada y aplicada por los responsables del FMI y del Banco Mundial, tuvieron consecuencias extremadamente negativas sobre los derechos económicos, sociales y culturales, especialmente en lo que corresponde a la salud, la educación, el acceso al agua potable, la seguridad alimentaria, etc.» (Capítulo 25).

El desmantelamiento de esos sectores, que podemos calificar de bienes comunes Bienes comunes En economía los bienes comunes se caracterizan por un modo de propiedad colectiva, que se diferencia tanto de la propiedad privada como de la pública. En filosofía hacen referencia a aquello que comparten los miembros de una misma comunidad, ciudad o la propia humanidad, desde un punto de vista jurídico, político o moral. , tiene consecuencias muy duras para las mujeres. Primero, como trabajadoras y funcionarias que pierden su empleo o ven como su salario disminuye sin compensaciones. Segundo, como usuarias, para ellas mismas, o para los y las que tienen a su cargo. La privatización y los recortes presupuestarios en la salud reducen la accesibilidad de las mujeres más pobres, afectan gravemente el seguimiento ginecológico, la maternidad, y todo lo que corresponde a la salud sexual y reproductiva. Esas cuestiones son, con demasiada frecuencia, ignoradas por los que deciden, muy a menudo hombres. Tercero, son las mujeres las que compensan con su trabajo gratuito los cambios impuestos por el Banco Mundial. Este preconiza, efectivamente, la retirada del Estado social mediante la privatización de los servicios públicos o el establecimiento de asociaciones público-privadas. La gestión privada sería más «competitiva» y, por consiguiente, eficaz según el dogma liberal. Una demanda explícita y regularmente formulada por el Banco es la de privatizar la distribución del agua, que tuvo numerosas consecuencias, principlamente en Bolivia y Tanzania, ya que se tradujo en una mayor ineficacia, un subida de precios, el cierre de pozos públicos, con consecuencias desastrosas para la agricultura. Ir a buscar el agua es una tarea que incumbe generalmente a las mujeres y a las hijas. Para ellas, aumentar la dificultad del acceso al agua significa un aumento del tiempo requerido por esta tarea, riesgos para su salud, particularmente problemas de espalda sobre los trayectos cada vez más largos. [30] Las asociaciones público-privadas, alardeadas por su mejor gestión, son en realidad menos eficaces: cuestan hasta seis veces más para el contribuyente y ofrecen empleos más precarios. [31]

 Las reformas fiscales

El Banco Mundial preconiza unas reformas fiscales que, en realidad, son favorables al gran capital: supresión de barreras aduaneras, reducción del impuesto de sociedades, del patrimonio y de los ingresos más elevados. En contrapartida de esas pérdidas de ingresos, el aumento del IVA es la medida estrella de las IFI. Es lo que llamamos fiscalidad regresiva ya que afecta proporcionalmente mucho más a las personas con ingresos más bajos. Los «esfuerzos presupuestarios» exigidos por el Banco Mundial son, verdaderamente, ¡asumidos por las personas más pobres! Las mujeres, responsables de numerosos gastos para el hogar, a pesar de que con frecuencia tienen un ingreso menor, están particularmente confrontadas con ese infierno diario. El hecho de que los productos esenciales, como las protecciones para la menstruación, no estén incluidos entre los «productos de base» con IVA reducido, [32] conlleva dificultades suplementarias. Así, en Africa una de cada diez adolescentes deja de ir a la escuela una semana por mes. [33]

Otro aspecto, también concierne a la actividad principal de las mujeres en el ámbito mundial: la agricultura y las actividades informales en general. Cuando el precio de los insumos aumenta, las mujeres tienen que gastar cada vez más para la actividad de la que dependen, pero ellas no se benefician de las mismas ventajas fiscales que los empresarios de la economía formal. Para el Bretton Woods Project [ONG británica, NdeT] las mujeres que trabajan en el sector informal y se avituallan en el sector formal son, sin duda, las más afectadas por esas medidas En una encuesta llevada a cabo por la OIT, las mujeres ponen explícitamente «los impuestos» entre los obstáculos para alcanzar la economía formal.

Esas medidas fiscales son siempre ineficaces en los países de ingresos bajos donde la mayoría de la economía es informal puesto que solamente pueden conducir a la adopción de nuevas medidas restrictivas, por ejemplo, y con mucha frecuencia, recortes en la protección social… ¡Un círculo vicioso bien rodado! Esos ajustes de impuestos son por cierto, una violación directa y repetitiva del principio fundamental según el cual el régimen fiscal es la base de la soberanía y de la autonomía de los Estados. Las deudas contraídas para poner en marcha esas medidas son, por lo tanto, desde ese punto de vista, totalmente odiosas e ilegítimas.

 El acceso al microcrédito

El microcrédito estuvo favorecido por los préstamos blandos (soft loans) del Banco Mundial y ampliamente felicitado por la comunidad internacional. El microcrédito consiste en la concesión de préstamos de poco dinero a emprendedores/emprendedoras o a artesanos/artesanas que no pueden acceder a los préstamos bancarios «clásicos». Se desarrolló, principalmente, en los países del Sur y su objetivo fueron (y son) las personas fuera del sistema bancario y por lo tanto, muy a menudo, las más pobres.

Las mujeres representan, a nivel mundial, cerca del 70% de la clientela de esos instrumentos de las microfinanzas. [34] Bajo la cubierta de la autonomía económica, las mujeres están en el punto de mira, entre otras causas, debido a los estereotipos con
respecto a su docilidad en los pagos. [35] Esos microcréditos se caracterizan por sus tipos de interés mucho más altos que los de los bancos «normales», y, ciertamente, nada que ver con el tipo cero, que es la norma en la mayor parte de los circuitos de circulación monetaria tradicional como las tontinas.

Jules Falquet subraya que «no se trata de otra cosa que del derecho o del deber de las mujeres a endeudarse, y, a la vez, sería una manera de hacer entrar en los circuitos bancarios del Norte las inmensas “reservas de ahorro” que existen en el Sur, a menudo organizadas por las mujeres». [36] Ese empobrecimiento de las mujeres por la deuda consolida la lógica de la transferencia de riquezas de los pobres hacia los ricos.
El proceso de bancarización de las y los pobres, y de la creación de nuevas oportunidades de inversión, es una manera de perpetuar los daños causados por el crecimiento neoliberal que continúa excluyendo soluciones colectivas y macroeconómicas, para favorecer respuestas individuales y financieras.

 ¿Cuál es la autocrítica en medio de una crisis multidimensional global?

A pesar de todo eso, el Banco Mundial no parece que efectúe una verdadera autocrítica. Por ejemplo, la evaluación de tres años del plan de acción de 2007 no responde a las críticas formuladas por la sociedad civil. Elizabeth Arend lo demuestra en cinco ejes: la no consideración de los derechos humanos (que incluyen también a las mujeres), la insuficiente atención a la salud reproductiva, la falta de datos serios en cuanto al género, la visión restringida de la emancipación como la autonomía económica y la falta de capacidad de acción de las administraciones públicas. [37]

En 2012, el Banco Mundial terminó reconociendo que la disminución de las desigualdades no puede reducirse al «crecimiento», y un enorme informe reconoce haber apostado demasiado por la reducción de las desigualdades como factor que contribuía al crecimiento y no como un fin en sí mismo, Pero no alabemos demasiado rápido un supuesto «cambio de paradigma»: el análisis permanece centrado en la economía y en la búsqueda, ante todo, de «algunos tipos de crecimiento». [38]

En 2014, las críticas todavía continuaban señalando que el Banco Mundial no contabilizaba el trabajo de cuidados (care). Un estudio constata que sobre una treintena de proyectos, en la concepción del 92 % no se había tenido en cuenta, específicamente, la existencia del trabajo de cuidados no remunerado, en su concepción. [39]

En 2016, a pesar de expresar que quería tener una mejor comprensión del derecho a la palabra y de la capacidad de acción, el Banco se obstinaba en «basarse en lo que ya está hecho» y «remediar los obstáculos específicos con los que chocan las mujeres en el acceso a las oportunidades económicas». [40] También establece un grupo de trabajo para abordar las violencias sexistas, iniciativa criticada por su mandato extremadamente limitado y su silencio de las violencias engendradas precisamente por los propios proyectos del Banco Mundial.

Entonces, ¿para qué sirven los Análisis de Impactos sobre la Pobreza y lo Social (AIPS) elaborados por los países deudores? Aunque hay guías que contienen pistas para la inclusión del género, no hay ninguna medida obligatoria. [41] Por ejemplo, el programa de «mejor gestión» y «racionalización» de los sectores públicos de Serbia, impuestos como contrapartida de un préstamo otorgado en 2016, significó una pérdida de casi 30.000 empleos y una congelación de salarios en los sectores públicos, donde las mujeres son las principales trabajadoras. El AIPS no aporta ningún efecto social sobre la pobreza o la distribución de la riqueza.

A pesar de que los análisis multidimensionales parecen progresar, los años 2020 y 2021 confirman que las medidas macroeconómicas propugnadas continúan degradando la situación de las poblaciones desfavorecidas. Después de varias décadas de políticas antisociales, los sistemas de salud se encontraban particularmente debilitados en un contexto de crisis global inminente a fines de 2019.

Si bien la parte del presupuesto destinada al servicio de la deuda se duplicaba en los países con ingresos bajos y medios, entre 2010 y 2018, se continuaron aplicando, una y otra vez, unas medidas de austeridad que se comprobaron ineficaces, además de desigualitarias. Los recursos destinados a los servicios públicos disminuían en un 18% en América Latina y en el Caribe, y en un 15% en el África subsahariana entre 2014 y 2018. En al menos 21 países de ingresos bajos y medios los presupuestos de educación disminuyeron desde 2015 mientras que el servicio de la deuda aumentaba. Con respecto a la salud, es el caso en 39 países [42] con fuertes consecuencias sobre: la salud pública, el personal de asistencia médica, los centros de salud de proximidad, la capacidad de hospitalización, etc. (véase capítulo 25). A todo eso, le podemos agregar la reducción del acceso al agua potable en numerosas regiones. En ese contexto, ¿cómo podemos hacer frente a la crisis sanitaria que estalló en 2020?

De inmediato, es evidente que el peso de esas opciones políticas, a menudo incoherentes, recae principalmente sobre las mujeres, ya que son particularmente numerosas en los sectores «esenciales» y, por lo tanto, están en primera línea del agotamiento y del peligro de contaminación. También son mayoritarias ante la imposibilidad de teletrabajar, y en muchas regiones es también el caso de grupos étnicos desfavorecidos. [43] E, inversamente, también son muy numerosas en el ejercicio de oficios y ocupaciones que ahora se prohíben y sin compensación ya que son informales, como los trabajos domésticos, sexuales, comercio de calle…agravando las desigualdades económicas. Como si eso no fuera suficiente, su papel de cuidadoras en el seno de las familias las expone más al virus y aumenta su trabajo gratuito (niños descolarizados, confección de mascarillas…). Para colmo, las violencias domésticas y los riesgos debidos al completo abandono de la salud reproductiva y mental aumentan exponencialmente. Una constatación no solo dramática, sino también previsible. [44]

El anuncio de una moratoria realizado por el Banco Mundial, las «ayudas» del FMI, e incluso las posibles reestructuraciones del G20 G20 El Grupo de los Veinte (G20) está compuesto por diecinueve países más la Unión Europea, en el que los ministros, gobernadores de bancos centrales y jefes de Estado se reúnen regularmente. Fue creado en 1999, tras la sucesión de crisis financieras de los años noventa. Pretende favorecer la cooperación internacional, integrando el principio de un diálogo ampliado ante el creciente peso económico adquirido por un grupo de países. Sus miembros son: Alemania, Sudáfrica, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Turquía y la Unión Europea (representada por el Presidente del Consejo y el gobernador del Banco Central Europeo). son, en este contexto y en el mejor de los casos, unas penosas bromas que ni siquiera se prestan a reírse sin ganas para los abandonados por cuenta del neoliberalismo. Si no se cuestiona estructuralmente la organización de los cuidados en nuestras sociedades, eso solo hace aportar una mayor carga de la deuda que impactará duramente en las mujeres. La prioridad del Banco Mundial sigue siendo la estabilidad macroeconómica y de los sectores financieros, justificando nuevamente las políticas de austeridad y de exportación.

Esta crisis no es solamente el resultado de factores económicos o sanitarios, es también la de nuestra relación con los seres vivos y con las actividades esenciales, con «el cuidar» de todo lo que nos rodea. La relación dominante, promovida por la ideología del Banco Mundial, está a mil millas de cualquier concepción de equilibrio ecológico y de bienestar colectivo, que podría permitir hacer frente a las crisis sin sacrificar siempre a la misma gente, y sin provocar crisis sociales sin precedentes.

 Conclusión

En su famosos informe de 2007, el Banco Mundial resume su «objetivo fundamental» en estos términos:

Dar a las mujeres los medios para rivalizar en:

Los mercados de productos;

Los mercados financieros;

Los mercados de bienes raíces;

Los mercados de trabajo. [45]

¿Qué significa entonces esa visión de igualdad? Como las feministas anticapitalistas lo dicen desde hace mucho tiempo, el discurso de la igualdad no ayuda a combatir las opresiones, solo las desplaza. Nos hablan en ese informe de la igualdad de oportunidades para rivalizar, para dominar. Las oportunidades de sobresalir en los ámbitos hasta ahora considerados masculinos, de apropiarse de los códigos, de romper el techo de cristal (y estar aún más pegada a un puesto subalterno), y volverse agentes de los mecanismos de acumulación capitalista.

Esa visión del «feminismo» es peligrosa. En lugar de hablar del acceso a las estructuras de poder, sería necesario preocuparse del cuestionamiento radical de las estructuras de poder. En lugar de reducir los obstáculos económicos individuales, es necesario crear dinámicas colectivas, solidarias, una fuerza política necesaria. El Banco Mundial no apoya las reivindicaciones feministas, mantiene y alimenta las finanzas patriarcales, extractivistas y racistas.

La cuestión, en definitiva, no es saber si algunos proyectos locales apoyaron o no apoyaron a las mujeres, ni simplemente clamar que el Banco Mundial no logró reducir suficientemente las desigualdades. La cuestión es saber si su línea política contribuye o no contribuye a agravarlas. Y la respuesta es sí. El Banco Mundial se obstina en prescribir políticas macroecómicas que impactan negativamente en la igualdad de género y refuerzan las opresiones estructurales, como lo ilustra su estrategia de 2016 a 2023.

En 2016, Elisabeth Prügl calificaba de Neoliberalism with a feminist face [46] a la nueva agenda del Banco Mundial. Un nuevo discurso en el que el análisis de las desigualdades de género está cada vez más desarrollado, aunque también está cada vez más al servicio de los mercados: en otras palabras, las reivindicaciones feministas están cada vez más instrumentalizadas, cooptadas y traducidas en términos mercantiles. Par Prügl, si los numerosos «avances» y cuestionamientos son condenables por sus intenciones (por ejemplo, una inversión mayor en guarderías para que las mujeres puedan trabajar más), también abren brechas que sería interesante apropiarse para formular demandas y alternativas verdaderamente feministas.

Todas esas constataciones son una razón más para anular la mayoría de las deudas, aquellas que no sirvieron a la población, y con conocimiento de causa. Es por eso, como lo propugna el CADTM entre otros, que necesitamos un cambio radical, y no reformas en el seno de las instituciones, ya se trate del G20, del FMI, del Banco Mundial o incluso de la ONU, que mantienen la institucionalización de los feminismos a expensas de las primeras interesadas.

Una perspectiva feminista, e incluso ecofeminista, lleva también a plantear más generalmente la cuestión de ¿quién debe a quién? Si tomamos en cuenta todo el trabajo invisible efectuado y los recursos saqueados y devastados sin escrúpulos, ni compensaciones o esfuerzos para conservar un equilibrio, entonces cambia la situación. [47] Una buena parte de las poblaciones, y en particular las clases dominantes del planeta son, en realidad, responsables de una inmensa deuda ecológica Deuda ecológica Es la obligación de restitución contraída como consecuencia de la degradación del medio ambiente y la bio-diversidad, de la emisión de residuos, así como del agotamiento, apropiación y control de los recursos naturales, animales y de conocimientos ancestrales.

Englobaría, entre otros aspectos : Destrucción de la biodiversidad y los ecosistemas por su sobreexplotación ; Deuda del carbono ; Exportación de residuos ; Biopiratería
y también reproductiva con respecto a las mujeres.


Notas

[1Éric Toussaint, «Ecuador: Resistencias a las políticas determinadas por el Banco Mundial, el FMI y otros acreedores entre 2007 y 2011», publicado el 11 de febrero de 2021, Ecuador: Resistencias a las políticas determinadas por el Banco Mundial, el FMI y otros acreedores entre 2007 y 2011 (cadtm.org)

[2Camille Bruneau, la autora de este capítulo, utiliza aquí el término «mujeres» en una perspectiva plural y no esencialista: cualquier persona que se reconozca como, o estando asignada al género y /o sexo «femenino», y por ello sufre una serie de opresiones sexistas y heteropatriarcales (mujeres cisgenero, personas transgénero, personas no binarias, personas agénero, personas de género fluido…) Camille utiliza esta «categoría» con una perspectiva política, o sea, útil para analizar las relaciones sociales de dominación.

[3Además de este libro, véase el análisis de Michael Goldman, especialmente en torno a las cuestiones del medio ambiente. También este autor se interesa en cómo el Banco Mundial se impuso históricamente como detentor de saberes, lo que le permite consolidar su hegemonía. Michael Goldman (2005): The World Bank and Struggles for Social Justice in the Age of Globalization, Yale University Press.

[4El concepto de desarrollo es problemático en muchos aspectos, tanto el concepto como tal–normativo y conformado por una ideología occidental y eurocéntrica– así como sus orígenes históricos, sus intenciones políticas, sus consecuencias sociales, económicas, ambientales y culturales. En resumen, se trata de una herramienta del neocolonialismo y del saqueo organizado establecido después de las independencias para continuar controlando la organización mundial de la producción y del consumo y, por lo tanto, del reparto de las riquezas. Está claro que el control de las capacidades productivas y reproductivas de las mujeres (sus cuerpos, su fertilidad) es una dimensión importante y a veces asumida. Además de las llamadas teorías del «posdesarrollo» o de las muchas críticas anticoloniales o antiimperialistas, véase el capítulo 10 de este libro así como algunos artículos que ofrecen una lectura feminista del concepto de desarrollo: Denise Comanne, «Quelle vision du développement pour les féministes», 2005, https://www.cadtm.org/Quelle-vision-du-developpement-pour-les-feministes; Jules Falquet, «Femmes, féminisme et “développement”: une analyse critique des politiques des institutions internationales», en Bisilliat, Jeanne (dir.) 2003. Regards de femmes sur la globalisation. Approches critiques, Paris, Karthala, pp 75-112 ; Roger Herla, « Du Sud au Nord, impacts de mondialisation néolibérale sur le travail des femmes», CVFE - Publications, 2018,
http://www.cvfe.be/sites/default/files/doc/ep-2018-6-du_sud_au_nord._impacts_de_la_mondialisation.pdf

[5El trabajo de cuidados, en inglés «care work», hace referencia a un conjunto de prácticas materiales y psicológicas destinadas a aportar una respuesta concreta a las necesidades de otras personas y de una comunidad (y por ende de un ecosistema). Se prefiere el concepto de cuidado al trabajo «doméstico» o de «reproducción» ya que integra las dimensiones emocionales y psicológicas (carga mental, afectos, sostén), y, para mí y como está utilizado aquí, no se limita a los aspectos «privados» y gratuitos, sino que engloba también las actividades remuneradas necesarias a la reproducción de la vida humana.

[6Jules Falquet: « Le capitalisme néolibéral, allié des femmes? Perspectives féministes matérialistes et imbricationnistes», en Verschuur, C., Guérin, I., y Guétat-Bernard H. (ed.). 2015. Sous le développement, le genre, pp. 365-387. Cynzia Arruzza, Tithi Bhattacharya y Nancy Fraser, Feminismo para el 99 %, Herder editorial, Barcelona,2019

[7Jules Falquet, Imbrication: Femmes, race et classe dans les mouvements sociaux, Éditions Le Croquant. 2019

[8Camille Bruneau «La dette: une arme patriarcale déployée dans les pays du Sud», AVP Dettes aux Suds, n°77, 2019, http://cadtm.org/La-dette-une-arme-patriarcale-deployee-dans-les-pays-du-Sud

[9Simon Kuznets, «Economic Growth and Income Inequality», American Economic Review, n° 49, marzo de 1955, p.1-28.

[10Banco Mundial, Informe sobre el desarrollo mundial, 1982, World development Indicators, Washington, D. C. World development report 1982 : Informe sobre el desarrollo mundial 1982 (bancomundial.org).

[11Para un análisis histórico y crítico de la «inclusión» de la mujer en el «desarrollo» por las grandes instituciones internacionales, especialmente la ONU, véase el artículo ya citado de Jules Falquet (2002), « Femmes, féminisme et “développement”: une analyse critique des politiques des institutions internationales », en Bisilliat, Jeanne (dir.) 2003. Véase también Denise Comanne, « Quelle vision du développement pour les féministes », 2005, https://www.cadtm.org/Quelle-vision-du-developpement-pour-les-feministes

[12François Bourguignon, The Poverty-Growth-Inequality Triangle, 2004,
https://www.researchgate.net/publication/5127146_The_Poverty-Growth-Inequality_Triangle

[13Banco Mundial, Equidad y desarrollo. Informe sobre el desarrollo en el mundo. 2006, World Bank Document

[14Banco Mundial, Equidad y desarrollo. Informe sobre el desarrollo en el mundo. 2006, World Bank Document

[15Banco Mundial, «L’égalité des sexes, un atout économique», 2006.
http://documents1.worldbank.org/curated/en/482921468315359005/pdf/370080FRENCH0G10Box032734201PUBLIC1.pdf

[16Banco Mundial, 2014,Gender at Work: A Companion to the World Development Report on Jobs, https://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/document/Gender/GenderAtWork_ExecutiveSummary.pdf

[17World Bank Group, «GenderStrategy, Gender Equality, Poverty Reduction and Inclusive Growth», 2015.
https://documents1.worldbank.org/curated/en/820851467992505410/pdf/102114-REVISED-PUBLIC-WBG-Gender-Strategy.pdf

[18Christine Vanden Daelen, «Féminismes et Banque mondiale : un mariage contre nature», 2020
https://www.cadtm.org/Feminismes-et-Banque-mondiale-un-mariage-contre-nature.

[19Género | Asociación Internacional de Fomento (AIF) - Banco Mundial | Asociación Internacional de Fomento (AIF) - Banco Mundial

[20La interseccionalidad es un concepto proveniente del black feminism y forjado por la jurista estadounidense Kimberlé Crenshaw para confirmar la existencia de discriminaciones múltiples, hasta ese momento invisibilisadas en el marco de una aproximación segmentada y jerarquizada de las discriminaciones en el núcleo del derecho. Degún el Movimiento Europeo de la Lucha contra el Racismo (ENAR) el enfoque interseccional permite tener en cuenta que las personas que se encuentran en la intersección de varias fuentes de discriminación (por ejemplo, ser mujer, ser de religión musulmana, ser de origen extranjero…) sufren, a menudo una nueva forma de discriminación resultante del cúmulo de varias características. Finalmente, «es una herramienta para luchar contra las discriminaciones en el interior de las discriminaciones, proteger a las minorías en el seno de las minorías y combatir las desigualdades en el corazón de las desigualdades» Emilia Roig, Centrer for Intersectional Justice: https://www.intersectionaljustice.org/). [Centro para la justicia interseccional, Berlín]. Feministas decoloniales, como Françoise Vergès, recuerdan que esa idea estaba ya bien integrada antes del reconocimiento del concepto, porejemplo en el centro de las luchas contra la esclavitud. Véase Françoise Vergès 2019. Un féminisme décolonial, éditions La Fabrique, 208 p.

[21Lovisa Moller y Rachel Sharpe para ActionAid, «Women as ‘underutilized assets’– A critical review of IMF advice on female labour force participation and fiscal consolidation», 2017, https://actionaid.org/publications/2017/women-underutilized-assets

[22Agnès Adjamagbo y Anne-Emmanuèle Calvès, «L’émancipation féminine sous contrainte», Presses Science Po / Autrepart, N° 61, 2012, pp. 3 -21.

[23Juan Pablo Bohoslavsky, «Impacto de las reformas económicas y medidas de austeridad en los derechos humanos de la mujer», https://www.cadtm.org/Efectos-de-las-reformas-economicas-y-de-las-medidas-de-austeridad-sobre-los-derechos

[24Christine Vanden Daelen, « La dette, les PAS : analyse des impacts sur la vie des femmes », 2014, http://www.cadtm.org/La-dette-les-PAS-analyse-des-impacts-sur-la-vie-des-femmes

[25Insisto en el término «específicamente» ya que no se trata de saber a quien le impacta más o menos, sino de analizar los impactos específicos según donde nos situamos en las relaciones sociales de género, clase y raza…

[26Es útil recordar que el sistema capitalista pero también y en forma más general el pensamiento occidental, se basa en una serie de dualismos («hombres y mujeres», por ejemplo) entre los cuales se halla la supuesta frontera específica entre «lo humano» y «la naturaleza» o incluso «lo salvaje». El ser humano puede utilizar, sacar partido, explotar, modificar, «rentabilizar», domesicar, etc. lo no humano a su voluntad. Solamente después entra en juego la ecología para reparar los daños ocasionados al «medioambiente», entidad todavía considerada como fundamentalmente exterior a «nosotras/os». En el centro del desarrollo se encuentra, por lo tanto, una relación objetivando al «medioambiente», que sea de explotación o de «protección».

[27Jules Falquet, « Penser la mondialisation dans une perspective féministe », Travail, Genre et Sociétés, 2011, n° 25.

[28ICIJ (2015): « New investigation reveals 3.4m displaced by World Bank », https://www.icij.org/inside-icij/2015/04/new-investigation-reveals-34m-displaced-world-bank/

[29OIT, « Les femmes au Travail. Tendances. 2016 », 2016, OIT, Ginebra, 2016 https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_483203.pdf

[30Juan Pablo Bohoslavsky (2018). Op. cit.

[31Iolanda Fresnillo y Verónica Serafini «La respuesta del Banco Mundial y el FMI a la crisis de la deuda socava los derechos de las mujeres» La respuesta del Banco Mundial y el FMI a la crisis de la deuda socava los derechos de las mujeres - Proyecto Bretton Woods (brettonwoodsproject.org), 28 de abril de 2020.

[32En Kenia, los productos de base pasaron de 400 a 30 en un año, BWP (2017) : The IMF and Gender Equality, https://www.brettonwoodsproject.org/wp-content/uploads/2017/04/IMF-and-Gender-Equality-VAT-1.pdf

[33Frédérique Harrus, F., « Scolarité : quand les règles mettent les filles au ban de l’école », 2015, https://www.francetvinfo.fr/monde/scolarite-quand-les-regles-mettent-les-filles-au-ban-de-l-ecole_3066825.html

[34Lucile Daumas, « Pourquoi la microfinance s’intéresse-t-elle autant aux femmes ? », 2017, https://www.cadtm.org/Pourquoi-la-microfinance-s-interesse-t-elle-autant-aux-femmes

[35La red CADTM denuncia desde hace mucho tiempo que las mujeres son víctimas de los abusos de las microfinanzas. Pensemos en Denise Comanne (Op.cit.), ATTAC-CADTM Marruecos; las y los militantes de CADTM en India y en Sri Lanka, e incluso en la campaña panafricana contra el microcrédito. Véase por ejemplo : ATTAC-CADTM Marruecos, 2017, Le microcrédit au Maroc : quand les pauvres financent les riches. Étude de terrain et analyse du système du microcrédit; Ëric Toussaint y Nathan Legrand, «Unos testimonios abrumadores sobre los abusos del microcrédito», Sri Lanka, 27 de abril de 2018, Unos testimonios abrumadores sobre los abusos del microcrédito (cadtm.org)

[36Jules Falquet. 2003. Op. Cit.

[37GenderAction (2010): « Critique of the World Bank’s Applying Gender Action Plan Lessons: A Three-Year Road Map for Gender Mainstreaming (2011-2013) »
http://www.genderaction.org/publications/2010/critique_road_map.pdf

[38BWP (2014): «World Bank admits gender equality not just about growth»
,https://www.brettonwoodsproject.org/2014/01/bank-criticised-overlooking-care-work/

[39BWP (2014): « World Bank criticised for overlooking care work »,
https://www.brettonwoodsproject.org/2014/01/bank-criticised-overlooking-care-work/

[40Banco Mundial, «Nouvelle stratégie du Groupe de la Banque mondiale pour le genre et l’égalité des sexes : Consultations », Proceso de consulta sobre la actualización de la Estrategia de género del Grupo Banco Mundial | World Bank Consultations

[41BWP (2019): «The World Bank and gender equalit », https://www.brettonwoodsproject.org/wp-content

[42Eurodad (2020): « How public services and human rights are being threatened by the growing debt crisis »,
https://www.eurodad.org/how_public_services_and_human_rights_are_being_threatened_by_the_growing_debt_crisis

[43Economic Policy Institute (2020): « Not everybody can work from home », https://www.epi.org/blog/black-and-hispanic-workers-are-much-less-likely-to-be-able-to-work-from-home/

[44Si se piensa en las relaciones sociales de género, y si también nos apoyamos en experiencias precedentes como la epidemia de Ébola.

[45Banco Mundial. «L’egalité des sexes, un atout economique», 2006
http://documents1.worldbank.org/curated/en/482921468315359005/pdf/370080FRENCH0G10Box032734201PUBLIC1.pdf

[46Elisabeth Prügl, «Neoliberalism with a Feminist Face: Crafting a new Hegemony at the World Bank»,
Feminist Economics, Vol. 23, 2017

[47Camille Bruneau (2020): Una lectura ecofeminista de la deuda para pensar la auditoría de otra forma, AVP n° 79, Una lectura ecofeminista de la deuda para pensar la auditoría de otra forma (cadtm.org)

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