20 de enero por Balasingham Skanthakumar

Amílcar Cabral, presumiblemente durante el Congreso de Cassacá, liberado de la región sur de Guinea. Wikimedia
Anticolonialista y antiimperialista, militante de partido y estratega de la guerra de guerrillas, diplomático y publicista, pensador revolucionario e internacionalista, Cabral figura entre los marxistas más originales del siglo XX.
Amílcar Lopes da Costa Cabral nació el 12 de septiembre de 1924 en la ciudad de Bafata, en la Guinea portuguesa, encajonada entre la que era entonces la Guinea francesa (posteriormente Guinea-Conakry) y la colonia francesa de Senegal, en África Occidental. No obstante, sus progenitores eran de Cabo Verde, un archipiélago de islas empobrecidas del Atlántico Norte, a unos 450 kilómetros al oeste del continente africano [1].
Bajo dominio portugués, la población caboverdiana era considerada civilizada, ya que su gente hablaba portugués, abrazó la fe cristiana y adoptó la vestimenta occidental. Estuvo clasificada de asimilada: la población situada entre los colonos blancos y la población negra africana, inclusive en la administración colonial ubicada en Guinea-Bisáu.
De niño, Cabral se trasladó con su familia a Cabo Verde, donde fue escolarizado en condiciones de estrechez económica. Desmintiendo su nombre, las islas, lejos de ser verdes, eran semiáridas. Deshabitadas hasta el siglo XV, Portugal reivindicó este territorio, situado estratégicamente en la ruta marítima transatlántica para el comercio de esclavos en Brasil y el Caribe, y más tarde para la caza de ballenas.
Poblaron zonas inhabitadas con gente blanca y llevaron gente cautiva de África Occidental a trabajar la tierra. A mediados del siglo XX, el 69% de la población se calificó de mestiça (es decir, de ascendencia mixta). El expolio de sus recursos naturales, mediante la desforestación y el pastoreo excesivo, vino acompañado durante cinco siglos de sequías periódicas seguidas de hambrunas devastadoras, provocando oleadas de emigración, que llegaron tan lejos como la costa este de Estados Unidos. Durante la juventud de Cabral, las sequías de 1941-1943 y 1947-1948 causaron entre 30.000 y 45.000 muertes; la primera la vivió personalmente.
No es extraño que, en 1945, cuando Cabral obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Lisboa, la capital del imperio, optara por estudiar agronomía, interesándose especialmente por la edafología (ciencia del suelo).
En Portugal imperaba un régimen fascista desde 1926. Apenas existía espacio democrático y la izquierda desarrollaba sus actividades en la clandestinidad. A comienzos de la década de 1960, Perry Anderson describió el país con estas palabras:
Portugal, formalmente la tercera potencia colonial más grande del mundo en nuestros días, es a su vez un país subdesarrollado. Una infraestructura en gran medida preindustrial, modelos de propiedad feudales, predominio militar, fascismo letárgico. Este es el complejo metropolitano que determina el sistema específico del dominio extranjero portugués: ultracolonialismo, es decir, la modalidad más primitiva y al mismo tiempo más extrema de colonialismo [2].
Fue en Lisboa donde Cabral conoció a estudiantes africanos de las colonias portuguesas y tejió lazos con ellos. Algunos de ellos, como Agostinho Neto y Mário de Andrade (de Angola) y Eduardo Mondlane y Marcelino dos Santos (de Mozambique), se convertirían en líderes del movimiento de liberación de sus respectivos países.
Su círculo estudió escritos socialistas de Brasil, así como la experiencia de racismo y privaciones de la población afroamericana en EE UU y las afirmaciones de negritud en el África francófona en las publicaciones de Aimé Césaire (de Martinica) y Léopold Senghor (de Senegal), de quienes posteriormente se distanciará críticamente. Estuvo en contacto con el Partido Comunista Portugués, que era ilegal y operaba clandestinamente a través de organizaciones amplias como el ala juvenil del Movimiento por la Unidad Democrática (MUD-Juvenil).
Después de licenciarse, Cabral obtuvo un empleo en la Estación Agronómica de Lisboa, donde realizó investigaciones en el sur de Portugal, una región sumamente pobre y, no por casualidad, marcada por una enorme desigualdad en la propiedad de la tierra [3].
En 1952 decidió volver a Guinea para dirigir el Centro Agronómico en Bisáu. Aprovechando su función oficial, Cabral realizó durante el año siguiente el primer Mapa Agrícola de Guinea. Esto le brindó la oportunidad de viajar por todo el territorio continental del país y familiarizarse con su topografía y su economía, así como con la diversidad de sus pueblos y sus prácticas y costumbres. Esta inmersión en la realidad de este país y sus habitantes contribuirá posteriormente a su importante texto político titulado Breve análisis de la estructura social de Guinea.
Sus actividades llamaron la atención de la administración colonial, que le prohibió permanecer en Guinea. Ante la imposibilidad de trabajar y actuar allí, en 1955 aceptó un empleo en una empresa privada con sede en Angola, donde realizó estudios de las condiciones del suelo y la producción agrícola. En el transcurso de 1955 y 1956, mientras estuvo en Angola, Cabral participó en la constitución del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), confirmando su visión panafricanista de la solidaridad y unidad y su intransigencia frente al colonialismo y al imperialismo dondequiera que se manifestara: en Congo, en Cuba, en Palestina, en Sudáfrica, en el sur de Arabia o en Vietnam.
Durante una estancia clandestina en Bisáu, en 1956, Cabral y otras cinco personas, incluido su hermanastro Luíz, fundaron lo que sería el Partido Africano por la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), el 19 de septiembre. Aunque estos miembros fundadores eran de origen caboverdiano, también estaban comprometidos en la lucha por la liberación de Guinea-Bisáu. Otras organizaciones nacionalistas eran de Guinea-Bisáu y solían estar basadas en personalidades y etnias opuestas a la unión con Cabo Verde.
Al principio, el partido clandestino trató de captar apoyo entre la minúscula clase obrera y los sectores urbanos pobres en la parte continental de Guinea. Cuando los trabajadores portuarios del muelle Pidjiguiti en Bisáu participaron en una manifestación pacífica el 3 de agosto de 1959, el régimen colonial los reprimió brutalmente, masacrando a 50 e hiriendo a más de 100 en tan solo 20 minutos.
Conmocionado por esta cruel pérdida de vidas, y consciente de su debilidad, el PAIGC decidió actuar en el medio rural. En aquel momento, la dirección estaba formada por intelectuales procedentes de las islas caboverdianas que desconocían el interior de Guinea, lejos de las ciudades con las que estaban más familiarizados. En este punto dio sus frutos el estudio que había realizado Cabral de la sociedad campesina, incluidas sus diferencias étnicas y religiosas, así como las contradicciones en materia de propiedad de la tierra, relaciones de género y organización sociopolítica.
Si, como concluyeron Cabral y sus camaradas, la clase obrera urbana era demasiado pequeña y no estaba preparada para un cambio revolucionario, ¿quería decir esto que el campesinado la sustituiría? No. El campesinado era la principal fuerza física del movimiento de liberación, pero no era una fuerza revolucionaria [4]. En ausencia de una clase capitalista nacional, lo más probable es que fuera la pequeña burguesía –situada entre el Estado colonial y las masas colonizadas– la que ocupara las funciones del poder estatal tras la descolonización.
Esta clase intermedia, de la que han surgido a lo largo del tiempo y ancho del espacio muchos líderes de movimientos revolucionarios, se halla en una encrucijada, afirmó Cabral. Podía sucumbir a su tendencia natural y convertirse en burguesa a través de su ubicación de clase en la burocracia del Estado, y como clase compradora al servicio del capital extranjero en las relaciones comerciales. O bien podía renacer como “clase trabajadora revolucionaria plenamente identificada con las aspiraciones más profundas del pueblo”. Estas opciones contrapuestas constituyen el dilema de la pequeña burguesía en la lucha de liberación nacional. En una frase célebre, Cabral resumió así su planteamiento: “traicionar la revolución o suicidarse como clase” [5].
Tras varios años de preparación, habiendo acumulado fondos, armas ligeras y formación en combate, con la ayuda de la Unión Soviética, Checoslovaquia y China, el PAIGC lanzó su lucha armada el 23 de enero de 1963 [6]. Más tarde, Cabral negoció con éxito ayudas en forma de azúcar, tabaco y uniformes de Cuba, seguidas de asesores militares y médicos, así como alimentos, ropa y medicinas de Suecia y otros países escandinavos. Por supuesto, el enemigo estaba mucho mejor pertrechado con armas y recursos gracias a la asistencia de sus aliados de la OTAN
Organización del Tratado del Atlantico Norte
OTAN
Este organismo asegura a los Estados europeos la protección militar de los Estados Unidos en caso de agresión, pero, sobre todo, ofrece a los Estados Unidos la supremacía en el bloque occidental. Los países de Europa Occidental aceptaron la integración de sus fuerzas armadas en un sistema de defensa puesto bajo el mando estadounidense, reconociendo de hecho la preponderancia de los Estados Unidos. Fue fundada en 1994 en Washington, y pasó a un segundo plano acabada la guerra fría. En el año 2002 se componía de 19 miembros: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y el Reino Unido, a los que se sumaron Grecia y Turquía en 1952, la República Federal de Alemania en 1955 (sustituida por la Alemania unificada en 1990), España en 1982, Hungría, Polonia y la República Checa en 1999.
, en particular de EE UU y Alemania Occidental, y llegó a utilizar napalm.
Sin embargo, antes y durante la campaña militar, Cabral dejó claro que su prioridad era la lucha política: romper el muro de silencio construido en torno a la subyugación de pueblos africanos por parte de Portugal [7]. Viajó incansablemente para combatir la ideología del lusotropicalismo: el colonialismo portugués adaptado a los pueblos de los trópicos y que declaraba que no era de ningún modo racista ni explotador [8]. Cabral fue un hombre de acción, pero también un pensador crítico y creativo. Como nos recordó su amigo Basil Davidson, “Pensamiento y acción, él nunca separó esta secuencia, como tampoco cambió su orden” [9].
No fue el colonialismo el que introdujo en la historia a los pueblos colonizados, como afirman los colonizadores, sino que el colonialismo interrumpió la historia de los pueblos, decía Cabral. Este argumento se expuso más tarde ampliamente en la celebrada obra De cómo Europa subdesarrolló a África (1972), del historiador guyanés y admirador de Cabral, Walter Rodney.
Fue en función de sus propias necesidades y su propia tecnología que Europa ha tomado siempre sus decisiones con respecto a lo que debería exportar África y con respecto al comienzo y al declive de cada producto de exportación. La más crucial de esas decisiones para el comercio africano precolonial fue la atribución a África, por parte de Europa, del papel de proveedora de seres humanos cautivos para utilizarlos como esclavos en diversas partes del mundo [10].
“Al tomar las armas para liberarnos”, recordaba Cabral a su público, “queremos volver a nuestra historia, sobre nuestros propios pies, con nuestros propios medios y mediante nuestros propios sacrificios” [11]. En cuanto al comienzo de la historia, esta no podía depender de la aparición de las clases y por tanto de la lucha de clases, ya que esto condenaría a las sociedades sin relaciones de clase a ser pueblos “que viven sin historia, o fuera de la historia cuando se vieron sometidos al yugo del imperialismo” [12].
Lo cierto, afirmaba, es que es el “nivel de desarrollo de las fuerzas productivas… [el que] constituye la verdadera y permanente fuerza motriz de la historia” [13]. La liberación de las fuerzas productivas de las que se apropia la dominación imperialista, y por tanto la autodeterminación de los pueblos colonizados para progresar a una forma superior de existencia económica, social y cultural, pasa a ser el objetivo de la liberación nacional. La transformación del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y su sistema de propiedad, en suma, el modo de producción, es lo que se denomina revolución.
Cabral tuvo que pelear al mismo tiempo con el caos y desorden de la lucha armada, en la que quienes están armados pueden convertirse en opresores de otras personas en cuyo nombre afirman estar luchando por la libertad frente a una fuerza foránea. En el primer congreso del partido, que tuvo lugar en Cassaca en febrero de 1964, las unidades guerrilleras que habían operado autónomamente se fusionaron formando un ejército popular controlado por la dirección política. Recordó a los líderes del partido y sus cuadros que “somos militantes armados y no militaristas” (destacado en el original). Les advirtió de que “no ocultéis nada a las masas de nuestro pueblo. No contéis mentiras. Denunciad las mentiras que se cuenten. No ocultéis las dificultades, los errores, los fallos. No os jactéis de victorias fáciles” [14].
El congreso de Cassaca marcó asimismo un importante giro en dirección a una política prefigurativa. El PAIGC comenzó a crear instituciones para la gente de las zonas liberadas, con la promesa implícita de lo que debiera significar la independencia y la libertad: escuelas, centros de salud, tribunales electos, comercios populares en que se podían intercambiar productos. Se promovió el cultivo de alimentos para la subsistencia, la producción artesanal para un trabajo cualificado y la creación de pequeñas empresas industriales.
En las zonas liberadas se constituyeron comités de base mediante elecciones populares a partir de una lista de partido. Constaban de cinco miembros electos, reservándose dos puestos a mujeres, y cada miembro asumía un área de responsabilidad [15]. Esta estructura se creó en condiciones todo menos ideales, en plena guerra y en ausencia de paz y de competencia política. No obstante, también fue una primera experiencia y un aprendizaje en una democracia participativa.
Cabral no pensaba en absoluto que la opresión de las mujeres se superaría durante la lucha de liberación nacional. Como dijo Carmen Pereira, una de las pocas líderes femeninas del PAIGC: “En Guinea-Bisáu decimos que las mujeres han de luchar contra dos colonialismos. Uno contra los portugueses, otro contra los hombres” [16]. Lo que entendía la militancia femenina con esta frase no era que los hombres fueran sus enemigos, “como tampoco el pueblo portugués es el enemigo del pueblo guineano”, sino que el sistema de producción en que trabajaban tanto hombres como mujeres generaba un “colonialismo masculino” y debía ser suprimido [17].
En una de sus continuas directrices a la militancia para su orientación política, Cabral le urgió a “[r]ecordar siempre que la gente no lucha por ideas, por cosas que existen en las cabezas de individuos. La gente lucha y acepta los sacrificios necesarios para obtener mejoras materiales, para vivir mejor y en paz, para experimentar el progreso y para asegurar el futuro de sus descendientes”. Las consignas y demandas, por muy acertadas e importantes que sean, son “palabras vacías y carentes de significado para la gente si no se traducen en una mejora real de sus condiciones de vida” [18].
Como teórico y estratega de la liberación nacional, Cabral insistía en que “quienes dirigen la lucha no deben confundir jamás lo que les ronda por la cabeza… con la realidad concreta del país”. Independientemente de las ideas que tengamos por lo que leemos o lo que otras personas nos cuenten de su propia experiencia, siempre subrayaba que “nuestros pies descansan sobre el suelo de nuestro país” [19].
A menudo, asesores militares extranjeros trataban de trasplantar sus visiones del campo de batalla a la guerra contra los portugueses en Guinea-Bisáu, pero Cabral se resistía, manifestando sus “reservas sobre la sistematización de fenómenos” [20]. Consideraba que era un error imitar las experiencias de otras luchas basadas en sus condiciones geográficas, históricas, económicas y sociales únicas.
En la Conferencia Tricontinental celebrada en La Habana en 1966, advirtió de que por muy parecido que sea el caso e idéntico el enemigo, “la liberación nacional y la revolución social no son mercancías exportables. Son… un producto local, nacional, más o menos influido por factores externos (favorables y desfavorables), pero determinado fundamentalmente y condicionado por la realidad histórica de cada pueblo” [21].
Esto me recuerda inmediatamente al gran marxista peruano José Carlos Mariátegui, quien exclamó en 1928:
No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano [22].
La cultura era para Cabral el otro frente de resistencia y de lucha.
(...)Dominar a un pueblo es, por encima de todo, tomar las armas para destruir, o por lo menos neutralizar, paralizar, su vida cultural. Porque ante una potente vida cultural indígena, la dominación extranjera no puede estar segura de su perpetuación. En cualquier momento, en función de factores internos y externos…, la resistencia cultural (indestructible) puede adoptar nuevas formas (políticas, económicas, armadas) para oponerse de lleno a la dominación extranjera [23].
Por tanto, la cultura es escudo y espada al mismo tiempo. “La cultura es tanto fruto de la historia de un pueblo como factor determinante de su historia” [24]. En su opinión, es la expresión dinámica de relaciones sociales, principalmente entre los seres humanos y la naturaleza, y entre los seres humanos como individuos, grupos de individuos, capas y clases.
Sin embargo, para él la cultura nunca es esencialista o estática. Comprende rasgos positivos y negativos, y debería ser forjada por el movimiento de liberación nacional y no solo insuflada en el mismo. Procuraba diferenciar lo que entendía por cultura de aquello que representaba la elite colonial indígena, así como de lo que imagina e inventa la diáspora colonial.
Lo asesinaron el 20 de enero de 1973, a la edad de 48 años, en Conakry, capital de la República de Guinea, que comparte frontera terrestre con Guinea-Bisáu, y donde operaba la dirección del PAIGC en el exilio, incluyendo un centro para la práctica del deporte de sus cuadros. Su asesino fue una persona a la que conocía, un compañero del partido [25]. No obstante, como predijo el propio Cabral, consciente de las conjuras inspiradas por el imperialismo contra su vida, que comenzaron más de una década antes, su muerte no impidió la independencia de Guinea-Bisáu y Cabo Verde, que se declaró finalmente el 24 de septiembre de 1973 [26]. En ese momento, el PAIGC controlaba dos tercios del territorio de Guinea-Bisáu.
Además, la campaña político-militar que dirigió en Guinea-Bisáu, junto con las de los movimientos de liberación de Angola y Mozambique, contribuyó directamente al derrocamiento en Portugal del “Estado fascista más longevo de la historia… y [comportó] el final del imperio colonial más antiguo del mundo” [27]. Catorce años de guerras anticoloniales en el África portuguesa dieron pie a la Revolución de los Claveles, que comenzó con el derrocamiento de la dictadura por el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) en Lisboa el 25 de abril de 1974. El nuevo régimen puso pronto en marcha el traspaso del poder en las colonias africanas a los movimientos de liberación.
¿Qué significa la liberación del pueblo? Consciente de la experiencia del neocolonialismo que siguió a la independencia y de la venalidad y tiranía de la elite postcolonial que se hizo con el poder, Cabral insistió en que significa más que la expulsión de los colonialistas, el izado de una bandera nacional y la interpretación de un himno nacional.
“Implica la liberación de las fuerzas productivas de nuestro país, la liquidación de toda clase de dominación imperialista o colonial sobre nuestra nación y la adopción de todas las medidas necesarias para impedir una nueva explotación de nuestro pueblo. No confundimos la explotación con el color de la piel de alguien. Queremos igualdad, justicia social y libertad” [28].
El secreto para comprender el fracaso de la independencia de África, explicó Cabral a activistas negros en Nueva York, está en la naturaleza del Estado que se creó tras la descolonización; un Estado ocupado por una elite pequeñoburguesa nativa al servicio del neocolonialismo [29]. La nueva fase posnacional de la lucha requería que la clase obrera y sus aliadas combatan tanto contra la burguesía imperialista como contra la clase dominante indígena, demoliendo la estructura capitalista construida por el imperialismo y tomando la vía del socialismo [30].
¿Por qué volvemos a Cabral en un periodo diferente al suyo? ¿Qué relevancia tiene actualmente? En una intervención reciente, Ochieng Okoth invoca a Cabral, entre otros, en su férrea defensa de “un nuevo modo de política antiimperialista”, mediante cuatro iniciativas combinadas [31]. La argumentación de Okoth podría modificarse y ampliarse del modo siguiente.
En primer lugar, recuperar la promesa de un mundo postimperialista que estaba implícita en la teoría marxista de la liberación nacional o anticolonial, mediante una lectura crítica de su experiencia histórica. La lucha por la libertad no puede detenerse con la expulsión de los colonialistas e imperialistas, sino que debe proseguir con un ataque a los mecanismos sociales y económicos injertados por el imperialismo.
Seguidamente, profundizar en la crítica de la economía política. Sin desenmascarar debidamente las relaciones y procesos de dominación, incluida la opresión de clase, no podemos explicar la subordinación de la mayoría pobre y los sectores oprimidos lucharán contra sombras y entre sí.
En tercer lugar, basarnos en el materialismo histórico: para comprender el movimiento y la dinámica de la historia y del cambio social y cómo la jerarquía y la desigualdad se despliegan en las sociedades de clases. Para cambiar el mundo es preciso que nos proveamos de la teoría y del método para hacerlo.
Finalmente, revitalizar nuestro internacionalismo mediante la solidaridad antiimperialista entre los movimientos tanto del Norte global como del Sur global. Concebir nuestras luchas como combates interconectados, aunque respetuosos con las especificidades de cada uno.
En todo esto y más, conmemorando la obra de su vida y su pensamiento en el primer centenario de su nacimiento, Amílcar Cabral ¡presente!
Fuente: viento sur, extraída de againstthecurrent
Traducción para viento sur: Sergio Pawlowsky
[1] Mário de Andrade (1980) “Biographical notes”, en Amílcar Cabral, Unity and Struggle: Speeches and Writings. Londres: Heinemann, pp. 18-35
[2] Perry Anderson (1962) “Portugal and the End of Ultra-Colonialism”, New Left Review (Londres) I/15, (mayo-junio, pp. 83-102, pp. 89-90. Cursivas en el original.
[3] La miseria de los jornaleros y las jornaleras del Alentejo del siglo XX, a quienes Cabral dedicó su tesis doctoral, quedó muy bien reflejada en la novela de José Saramago (descendiente de campesinos sin tierra) titulada Levantado del suelo (-1980- Barcelona: Debolsillo, 2007).
[4] Amílcar Cabral (1969), “Brief analysis of the social structure of Guinea”, en Revolution in Guinea: Selected Texts by Amílcar Cabral. Nueva York y Londres: Monthly Review Press, p. 61.
[5] Amílcar Cabral, “Presuppositions and objectives of national liberation in relation to social structure”, en Unity and Struggle: Speeches and Writings. Op. cit., p. 136..
[6] Sobre la dinámica de estas relaciones, véase Natalia Telepneva (2021) Cold War Liberation: The Soviet Union and the Collapse of the Portuguese Empire in Africa, 1961-1975, Chapel Hien ll, NC: University of North Carolina Press, 2021).
[7] Amílcar Cabral (1969) “Foreword’ to Basil Davidson”, The Liberation of Guiné: Aspects of an African Revolution, Harmondsworth: Penguin, p. 9.
[8] “Forma parte integrante de toda esa teoría de las provincias de ultramar y de la asimilación la afirmación de que en el África portuguesa no se practica la discriminación racial en ninguna de sus formas. Se proclama que la distinción entre personas nativas y no nativas es cultural, no racial; la prueba es el lema de la asimilaciòn, en que la persona africana, al superar determinadas pruebas puramente culturales, recibe a partir de entonces exactamente el mismo trato que su compatriota blanco. La concepción misma de un Portugal poliétnico que cruza los océanos y se extiende por los continentes en una única unidad indivisible se anuncia como un fenómeno diametralmente opuesto a las teorías racistas del apartheid. La realidad desmiente brutal y públicamente esta mitología”. Perry Anderson (1962) “Portugal and the End of Ultra-Colonialism 2”, New Left Review (Londres), I/16 (julio-agosto): pp. 109-110.
[9] Basil Davidson (1973) “Tributes to a Fallen Comrade”, Ufahamu: A Journal of African Studies, Los Angeles, Vol. 3, 3, p. 13.
[10] Walter Rodney (2022) “The Historical Roots of African Underdevelopment”, en Decolonial Marxism: Essays from the Pan-African Revolution, Londres: Verso, p. 95.
[11] “The nationalist movements of the Portuguese colonies”, en Revolution in Guinea: Selected Texts by Amílcar Cabral, op. cit., p. 78
[12] “Presuppositions and objectives of national liberation in relation to social structure”, en Unity and Struggle: Speeches and Writings, op. cit., p. 124.
[13] ibid., p. 125.
[14] “Tell no lies. Claim no easy victories…”, en Revolution in Guinea: Selected Texts by Amílcar Cabral, op. cit., p. 87.
[15] Lars Rudebeck (1974) Guinea-Bissau. A Study of Political Mobilization, Uppsala: Scandinavian Institute of African Studies, pp. 124-132.
[16] Stephanie Urdang (1975) “Fighting Two Colonialisms: The Women’s Struggle in Guinea-Bissau”, African Studies Review, Cambridge, Inglaterra, vol. 18, 3 (diciembre): p. 32.
[17] Stephanie Urdang (1979) “Fighting Two Colonialisms: Women in Guinea-Bissau” en Monthly Review Press, Nueva York y Londres, pp. 257-260.
[18] “Tell no lies. Claim no easy victories…”, en Revolution in Guinea: Selected Texts by Amílcar Cabral, op. cit., p. 86.
[19] “To start out from the reality of our land – to be realists”, en Unity and Struggle: Speeches and Writings, op. cit., pp. 45 y 44 respectivamente.
[20] “Practical problems and tactics”, en Revolution in Guinea: Selected Texts by Amílcar Cabral, op. cit., p. 141.
[21] “Presuppositions and objectives of national liberation in relation to social structure”, en Unity and Struggle: Speeches and Writings, op. cit., p. 122.
[22] José Carlos Mariátegui (1928) “Aniversario y balance”, Amauta, Lima, Perú, año III, n.º 17 (septiembre): https://www.marxists.org/espanol/mariateg/1928/sep/aniv.htm
[23] Amílcar Cabral (1973) “National Liberation and Culture”, en Return to the Source: Selected Speeches of Amílcar Cabral. Monthly Review Press, Nueva York: Ed. Africa Information Service, pp. 39-40.
[24] Ibid., p. 41.
[25] La versión tradicional de que el asesinato fue orquestado por la policía secreta portuguesa (la PIDE), que supuestamente se había infiltrado en el PAIGC y convencido a algunos militantes guineanos a volverse contra Cabral, ha sido cuestionada por Antonio Tomás, Amílcar Cabral: La vida de un nacionalista renuente. Aunque afirma que el fascismo portugués intentó desde hacía tiempo eliminar físicamente a Cabral, Tomás otorga más peso, en este caso tristemente exitoso, al desencuentro entre los cuadros del PAIGC de Guinea-Bisáu y su dirección caboverdiana.
[26] La unión entre Guinea-Bisáu y Cabo Verde se quebró el 14 de noviembre de 1980, resquebrajada por las tensiones no resueltas dentro del PAIGC.
[27] Robin Blackburn (1974) “The Test in Portugal”, New Left Review (Londres), I/87-88 (septiembre-diciembre), p. 5.
[28] Amílcar Cabral (1972) Our People Are Our Mountains, Londres: Committee for Freedom in Mozambique, Angola & Guiné), p. 8.
[29] “Connecting the Struggles: an informal talk with Black Americans”, en Return to the Source: Selected Speeches of Amilcar Cabral, op. cit., p. 84.
[30] “Presuppositions and objectives of national liberation in relation to social structure”, en Unity and Struggle: Speeches and Writings, op. cit., p. 133.
[31] Kevin Ochieng Okoth (2023) Red Africa: Reclaiming Revolutionary Black Politics, Londres: Verso, p. 16.
es miembro del CADTM de Asia del Sur y trabaja con la Social Scientists’ Association en Colombo.
3 de diciembre de 2024, por Balasingham Skanthakumar
5 de octubre de 2024, por Balasingham Skanthakumar
11 de agosto de 2024, por Balasingham Skanthakumar
Reunión anual del CADTM Asia del Sur
En Sri Lanka, las mujeres son las primeras víctimas del FMI y de las microfinanzas28 de febrero de 2024, por Balasingham Skanthakumar , Amali Wedagedara , Nalini Ratnarajah , Maxime Perriot
18 de agosto de 2022, por Eric Toussaint , Balasingham Skanthakumar
18 de julio de 2022, por Balasingham Skanthakumar