3 de febrero de 2021 por Yorgos Mitralias
Concluido el primer acto del actual drama americano con la investidura de Joe Biden, podemos legítimamente preguntarnos por las reacciones o la falta de ellas que ha provocado la tumultuosa presidencia de Donald Trump fuera de Estados Unidos. Y evidentemente, preguntarnos por la total incomprensión de lo que ha pasado tanto en la cima como en la base de la sociedad americana durante los cuatro años de esta presidencia Trump, que han demostrado los medios y las élites intelectuales internacionales, pero también la aplastante mayoría de las izquierdas europeas.
No cabe duda de que el origen de esta “total incomprensión” debe buscarse en la escandalosa indiferencia que toda esta gente, por lo demás muy heterodoxa, ha mostrado por lo que pasaba no en un pequeño país del Tercer Mundo, sino ¡en el corazón de la superpotencia mundial! Y si la victoria, la entronización y los cuatro años de la presidencia de Trump han atraído un poco la atención, no podemos decir lo mismo de la candidatura de Bernie Sanders y del gran movimiento popular que se ha formado a su alrededor. No hace falta decir que la indiferencia de los medios no sorprende, visto que no tenían ningún interés en informar a la opinión pública europea de que en EEUU estaba naciendo un formidable movimiento popular de masas, compuesto sobre todo por jóvenes radicalizados que osaban declararse socialistas en el país en el que esta palabra estaba tradicionalmente más que demonizada.
Pero ¿qué decir de las izquierdas europeas que lógicamente deberían tener todo el interés en propagar la buena nueva del nacimiento y desarrollo de este formidable movimiento popular estadounidense… Y que sin embargo persisten en ignorarlo olímpicamente y en darle la espalda? Qué decir de esas izquierdas que no solo rechazan obstinadamente manifestar la menor solidaridad internacionalista, sino que sobre todo no aprovechan esta verdadera suerte que supone ese joven movimiento de masas americano para elevar la moral de sus tropas, mostrar que hablar y luchar por el socialismo no está tan desfasado… Y sobre todo, forjar vínculos militantes con él.
Pero, desgraciadamente hay algo peor. Una fracción de esas izquierdas, la comúnmente llamada “soberanista”, no se limita a ignorar el movimiento de masas, así como la nueva izquierda radical americana, sus líderes y sus luchas, sino que da la impresión de hacer todo lo posible por denigrarlos, caricaturizarlos, presentarlos como simples aprendices del establisment demócrata. Manifiestamente, para esos soberanistas no podemos esperar nada bueno de la sociedad americana, porque todos los americanos son iguales y por tanto cómplices del imperialismo americano. Entonces, no sorprende ver a algunos de ellos llegar a declarar que “les gustaría ver a los americanos matarse entre ellos”, ¡creyendo que profiriendo esta monstruosidad hacen profesión de fe… antiimperialista y de izquierdas! [1]
Dicho esto, no es casualidad que tanto los medios internacionales como las izquierdas europeas se hayan equivocado en sus previsiones y análisis de la situación estadounidense. Pero una vez más, mientras que los medios tenían todo el interés (de clase) en no dramatizar la situación creada en EEUU en estos cuatro últimos años, las izquierdas no tenían ninguno cuando renunciaban a ver que la superpotencia mundial había entrado en una terrible crisis histórica y que Trump no era solo un payaso, sino más bien -como decía tan acertadamente Bernie Sanders- “un payaso fascista”.
Así es como las advertencias -cada vez más frecuentes ya desde 2018- de que los EEUU se dirigían hacia una situación de guerra civil latente, que podría muy bien desembocar en enfrentamientos violentos, han sido siempre ignoradas, silenciadas o incluso acogidas con comentarios irónicos. [2] Como también fueron acogidas con una incredulidad rayana en la ceguera, las repetidas advertencias sobre la intención de Trump de aferrarse al poder por todos los medios y de calificar las elecciones como fraudulentas, aunque había comenzado a hacerlo preventivamente al menos nueve meses antes del 3 de noviembre de 2020. Y mientras que unos encontraban totalmente irreal y alarmista constatar que la sociedad americana estaba irremediablemente dividida y polarizada por mucho tiempo, otros nos aseguraban que “finalmente” los demócratas y los republicanos solo podían encontrar un modus vivendi y reconciliarse. Y todo esto con el argumento imbatible de que en EEUU… “siempre ha sido así”…
¿Por qué esta ceguera ante las intenciones más que autoritarias de Trump y de sus energúmenos supremacistas blancos, neonazis, complotistas y evangélicos? Pues porque su fe en la solidez (¿eterna?) de la “mayor democracia del mundo” y de sus instituciones, movía a todos esos medios, partidos y “especialistas en EEUU” -de horizontes políticos tan diferentes- a no creer a Trump cuando, día tras día, afirmaba su preferencia por los dictadores y expresaba su voluntad de quedarse en la Casa Blanca cuatro o incluso 12 años más. En definitiva, confundiendo hasta el último momento sus deseos con la realidad, los medios internacionales, pero también gentes y partidos de izquierdas no hicieron más que imitar a sus antepasados de entreguerras que se negaron a tomar en serio las amenazas de un tal Adolf Hitler incluso poco antes de que provocara la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia…
Conocemos la continuación de los acontecimientos. El hecho de que Trump se entregara frenéticamente a la preparación de sus golpes de Estado legales e ilegales no era más que una simple ilusión de algunos iluminados. De hecho, estos preparativos no eran secretos, sino que saltaban a la vista y había que estar ciego o ser muy estrecho de miras para no darse cuenta. Y así es como llegamos al momento culmen de sus intentos golpistas con el asalto al Capitolio por las hordas trumpistas el 6 de enero. El shock fue grande, pero aquellos que nunca vieron venir los complots sediciosos de Trump, siguen incorregibles. Por increíble que parezca, persisten aún hoy día, aquí en Europa, a diferencia de lo que pasa en EEUU, en restar importancia a los acontecimientos ocurridos en Washington D.C. el 6 de enero ¡negándose obstinadamente a ver en ellos un intento de golpe de Estado! Antecedentes históricos: El golpe de Estado (abortado) de Hitler en Munich en 1923 apuntaba a centros de poder mucho menos importantes que el que ha tenido lugar el 6 de enero de 2021 en el Capitolio. Y, sin embargo, nadie ha negado nunca que Hitler intentó un golpe de Estado en 1923…
Admitimos haber pensado siempre que las gentes de izquierdas no podrían dejar de ver la realidad eternamente, y que ese momento de verdad coincidiría con un acontecimiento de importancia histórica como, por ejemplo, el intento de golpe de Estado de Trump. Debemos reconocer que nos equivocamos. Incluso ahora, después de todo lo que ha pasado, los medios, pero también la gran mayoría de las gentes de izquierdas europeas siguen viendo a los EEUU con los mismos anteojos que deforman su realidad. Minimizando siempre la gravedad de la amenaza mortal que representa Trump, hacen todo lo posible por hacernos creer que Trump está aislado, que su partido parece querer darle la espalda, que está siendo progresivamente abandonado por una parte creciente de sus partidarios. En definitiva, que la normalización de la situación no es más que una cuestión de tiempo y que tarde o temprano, Trump será cosa del pasado.
Una vez más, esto es falso, y es lo contrario de lo que dice, día tras día, el nuevo presidente estadounidense, los medios de su país e incluso… el FBI. Decir todo eso en el momento en el que Trump purga -con gran éxito- al Partido Republicano de sus adversarios, que por cierto no han sido nunca más de una docena, es simplemente mentira. Como efectivamente, es una falsedad flagrante decir que Trump está aislado y que está perdiendo sus apoyos en el momento preciso en el que se convierte en el amo absoluto del Partido Republicano que ahora le sigue ciegamente. En pocas palabras, decir todo eso es no solo desinformar y desorientar, sino además y sobre todo cuando se trata de gentes y de fuerzas de izquierda, es decidir quedarse al margen de la historia, a la cola de los acontecimientos, sin poder intervenir para luchar junto a sus camaradas americanos “que se baten en el vientre de la bestia”. Es triste y es trágico, pero lamentablemente es también la verdad…
Traduccion: Fátima Martín
[1] Nótese que Le Monde Diplomatique nunca ha considerado dignos de interés ni la campaña presidencial de Bernie Sanders que ha movilizado a millones de jóvenes ridiculizados, ni a la nueva izquierda socialista americana y sus líderes Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Cori Bush o Ilhan Omar. Esta indiferencia persistente ha conducido a situaciones más bien cómicas cuando por ejemplo el director del Monde Diplo polemiza con lo que él llama la izquierda americana sin nombrar ni a uno de sus líderes, pero atribuyéndoles las tesis y las prácticas de… ¡Hillary Clinton y sus amigos!
[2] Habiendo consagrado 53 artículos a las peripecias políticas y sociales que han conocido los EEUU desde noviembre de 2015 hasta hoy, extraemos también de nuestra propia experiencia las observaciones, las lecciones y las conclusiones de este artículo. Para consultar aquellos de los 53 artículos que han sido traducidos al francés, ver:https://cadtm.org/Yorgos-Mitralias?lang=fr
... y tambien al castellano, ver : https://cadtm.org/Yorgos-Mitralias?lang=es
Periodista, Giorgos Mitralias es uno de los fundadores y animadores del Comité griego contra la deuda, miembro de la red internacional CADTM.
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