En nuestros artículos anteriores sobre el impacto del huracán María hablamos sobre las lecciones del huracán y sobre algunas bases para la reconstrucción. [1] Ahora debemos resumir las ideas en un breve programa para la reconstrucción, tanto la reconstrucción planteada por el paso del huracán, ciertamente, como la reconstrucción que ya estaba planteada antes del paso del huracán. [2] Como indicamos, el huracán ha acentuado la triple crisis, de la deuda, económica y energética que ya vivíamos antes del 20-21 de septiembre, además de evidenciar los graves problemas de desigualdad (entre clases y también entre regiones). Nada garantiza que logremos lo que necesitamos, pero cuánto logremos dependerá, para empezar, de una formulación clara de lo que consideramos justo y adecuado.
Este programa incluye:
[1] «Algunas lecciones del huracán», 1ro octubre 2017; «Bases para la reconstrucción», 5 octubre 2017. Ambos disponibles en varias páginas de Internet. Entre ellas 80 grados y la página CADTM.org
[2] Ya que seguimos muy incomunicados, este programa es responsabilidad del que escribe. Cuando los organismos dirigentes del PPT se reúnan podrán corregir, enmendar, modificar y ampliar lo que aquí se propone provisionalmente.
[3] El estudio preliminar por la Comisión para la Auditoría de la Deuda creada por la ley 97 de 2015, recientemente disuelta por la presente administración, ya señaló la probabilidad que parte importante de la deuda sea ilegal por razón de violación de disposiciones constitucionales de presupuestos balanceados, margen prestatario y duración de la deuda y por violación de reglas de la Securities Exchange Commission.
[4] La fuerza mayor y el cambio de situación existen cuando «a government or public body finds itself, due to external circumstances beyond its control, unable to fulfill its international obligations, including repayment of a debt.» El estado de necesidad existe cuando el pago de la deuda impediría al gobierno garantizar las necesidades de la población. No se trata, explican Toussaint y Millet, de que el gobierno esté «absolutely prevented from fulfilling international obligations but of recognizing that to do so would necessitate sacrifices on the part of the population that go beyond what is reasonable. The state of necessity may justify repudiating the debt, since it implies establishing priorities among the different obligations of the state.» (Eric Toussaint, Damien Millet, Debt, the IMF and the World Bank, New York: Monthly Review, 2010, pgs. 246-47) Estas descripciones aplican claramente a nuestro caso.
[5] Desde enero de 2014 el PPT planteó que la deuda era insostenible, el impago inevitable y que era necesario declarar una moratoria al pago de la deuda. Se nos dijo que esto era incorrecto e inapropiado. Pero en junio de 2015 se reconoció que deuda era insostenible y a principios de 2016 se aprobó una ley de moratoria, en ambos casos con un retraso que debilitó al país ante los acreedores y abrió paso a medidas como PROMESA.
[6] Así lo reconoce y señala el actual partido de gobierno, el PNP, como puede verse en el preámbulo de la ley 51 de 2016 (la ley del plebiscito).
[7] Ese fue el caso luego del fin de la expansión del azúcar con trabajo esclavo a mediados del siglo XIX, el fin de la expansión del café a finales del siglo XIX, el fin de la expansión del azúcar capitalista en la década de 1930 y de la semi-industrialización, tanto de la época de Manos a la Obra a mediados de la década de 1970, como de las empresas 936, desde 2006.
[8] Lara Merling, Kevin Cashman, Jake Johnson, Mark Weisbrot, Life After Debt in Puerto Rico: How Many More Lost Decades? (Washington D.C.: Center for Economic Policy and Research, July 2017).
[9] El proyecto establece paridad de fondos Medicare y Medicaid y provee para fondos en áreas como carreteras, energía renovable, aeropuertos, agua potable, servicios en zonas rurales, ferries y muelles para ferries, preparación y respuesta desastres, banda ancha, vivienda y desarrollo comunitario. Uno de los defectos del proyecto es que canaliza los fondos a través de programas federales existentes, en lugar de agencias bajo control nuestro, creadas para atender la situación de Puerto Rico de manera integral. Las cantidades totales también son insuficientes: cerca $9 mil millones en 10 años, si se suman distintas disposiciones, según nuestros cálculos.
[10] Sobre esto hay propuestas en los programas del PPT, del PIP y de organismos como el Centro para una Nueva Economía, entre otros. Este plan debe dar rol destacado a las iniciativas públicas y cooperativas y debe incluir entre otros objetivos el logro de la soberanía alimentaria. En términos de orientación general el programa del PPT plantea: «Puerto Rico necesita una reconstrucción económica que lo dote una economía propia, que, sin eliminar la inversión externa enfatice la iniciativa interna (pública, privada y cooperativa); que sin subestimar la exportación aumente la producción para el mercado interno (incluyendo la recuperación de la agricultura); que promueva la reinversión aquí del excedente que aquí se genera; que estimule el mercado interno y la productividad con una redistribución de la riqueza y la mayor participación del trabajador en el producto y la organización del trabajo; que democratice la gestión pública y combata la corrupción con los presupuestos participativos y otros mecanismos de incorporación ciudadana. Tal proyecto debe incluir la recuperación –por vía de contribuciones o de la reinversión— de una mayor porción de los $35 mil millones que hoy se fugan como ganancias de las empresas que operan en la isla.» Y más adelante: «Puerto Rico necesita una economía propia, que, sin eliminar la inversión externa enfatice la iniciativa interna (pública, privada y cooperativa); que sin subestimar la exportación aumente la producción para el mercado interno (incluyendo la recuperación de la agricultura y las industrias anexas); que promueva y logre la reinversión en el país del excedente que aquí se genera; que estimule el mercado interno y la productividad con una política de redistribución de la riqueza y de más justa participación del trabajador en el producto y la organización de su trabajo y que se comprometa, entre otras medidas ambientales urgentes, a la transición acelerada al uso de fuentes de energía renovable.»
[11] Ver sobre esto mi artículo «El capitalismo fósil» en 80 grados, reseña del libro This Changes Everything de Naomi Klein.
[12] Al contrario de lo que afirman los dogmas del neoliberalismo y el fundamentalismo de mercado, estos son los resultados que cabe esperar. Como plantea el economista Anwar Shaikh: «Simply opening up the markets of a developing country exposes its businesses to powerful international competition, whether or not they are internationally competitive. And if they are not, they will lose out on a large scale. This can be offset to some extent by foreign investment… But… the unemployment created by the displaced domestic industries need not be absorbed by any new production by foreign firms, for the latter will generally be far less labor intensive… Without the intervention by appropriate institutions that counter these tendencies of free trade, the problems will tend to be chronic.» Globalization and the Myth of Free Trade, (London/New York: Routledge, 2007), 63-64.
[13] Ver sobre esto el libro de Naomi Klein indicado en una nota anterior.
[14] El PPT incluye defensores de todas las opciones de status, que estamos de acuerdo en esta perspectiva. El que escribe es independentista y socialista y defiende, por tanto, la independencia desde esa perspectiva internacionalista.
es investigador de historia, profesor de literatura en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y portavoz del Partido del Pueblo Trabajador.
Puerto Rico
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