El viernes pasado, 29 de noviembre, miles de manifestantes tomaron de nuevo las calles de Puerto Príncipe. Lo que parecería un ciclo de protestas ciudadanas contra la corrupción del gobierno y la falta de democracia, así como contra las condiciones laborales, el aumento de los precios y la pauperización de la situación de la mayoría de la población, es también resultado de la dinámica política haitiana.
La manifestación del día 29, fuertemente reprimida nuevamente por la policía, se convoca en conmemoración de una masacre que tuvo lugar el 29 de noviembre de 1987. “Un año después de la partida de Duvalier , los macoutes abrieron fuego sobre los ciudadanos que se encontraban haciendo cola en una oficina electoral en Puerto Príncipe“.En esta ocasión la manifestación principal ha sido convocada por los seguidores de Aristide, en el marco de un momento pre-electoral (el gobierno debe convocar elecciones al senado, y ha anunciado ya que la ley electoral está preparada para ser firmada por presidente Martelly, aunque nadie sabe a ciencia cierta si lo hará próximamente o esperará a principios de 2014). La manifestación se dirigía a la embajada norteamericana, para denunciar la connivencia de la administración Obama con Martelly. “Es sólo con la aprobación de la embajada americana que Michel Martelly ha llegado al poder“. La policía les esperaba a 600 metros del edificio diplomático mejor protegido de Puerto Príncipe. La manifestación pro Aristide contra Martelly fue dispersada con gases lacrimógenos y balas de goma.
Al igual que la manifestación del 18 de noviembre. O puede que no. En aquella ocasión la policía actuó también con gases y balas de goma. Pero la mayor parte de los enfrentamientos se dieron entre los manifestantes contra Martelly y los defensores del presidente.
Nada es pues como parece a primera vista. Manifestaciones ciudadanas, sí, pero con fuerte carga de los partidos políticos en el poder y la oposición.
Un tercio del senado debe ser actualizado cada dos años Al finalizar el mandato de uno de los tercios , el gobierno no convocó elecciones. Ahora toca renovar el 2 º tercio. Si el presidente no convoca elecciones para su renovación el senado será inutilizado en la práctica, dejando al gobierno la posibilidad de gobernar por decreto, pudiendo aprobar leyes como la futura ley de la minería o la reforma laboral. La oposición clama por unas elecciones que nadie sabe cuándo se convocarán. Y utiliza la rabia de la ciudadanía para poner presión contra el gobierno.
Dos días antes, el 27 de noviembre, saliendo de Puerto Príncipe por la zona donde se congregan la mayoría de universidades, comenzamos a sentir un picor en los ojos y la garganta que empieza a resultar familiar. La policía ha reprimido nuevamente una manifestación de estudiantes. ¿Otra manifestación? pregunto inocentemente. “Hay casi cada día” me responden. El día anterior pude comprobarlo en la manifestación por el salario mínimo.
Pues sí, un país en protesta, pero en un contexto muy marcado por intereses políticos y electoralistas. No todos los movimientos sociales apoyan todas las movilizaciones. Tienes que tener cuidado de saber a quién estás apoyando. Y os puedo asegurar que el laberinto político haitiano es bien complejo.
18 de noviembre
Hoy miles de haitianos han tomado las calles de Puerto Príncipe, así como de otras ciudades importantes del país como Les Cayes y Cap Haitienne. ¿Por qué? La demanda principal es la dimisión del gobierno de Martelly. La realidad que la sostiene, una población profundament desigual, un gobierno corrupto, una pauperización de la mayoría empobrecida, un divorcio de esta población con su gobierno. Los indignados haitianos también toman las calles.
A dos años y medio de su elección Martelly, que todo indica fue en ese momento el candidato de la Comunidad Internacional, es visto por buena parte de la población como un corrupto, que gobierna con y para la élite del país, con tintes autoritarios. De hecho Martelly había mostrado su apoyo en varias ocasiones a Duvalier, y hay quien le acusa de haber formado parte de los Tonton Macoutes. Con el apoyo de Estados Unidos y Europa Martelly se impuso en unas elecciones donde la participación no llegó al 30%. Unas elecciones que no estuvieron exentas de polémica. Desde hace más de un año y medio el gobierno de Martelly debía convocar elecciones parciales al Senado, y las ha ido posponiendo con la excusa de promover una nueva ley electoral. Tampoco ha presentado aún los presupuestos de 2014, aunque incluso desde Naciones Unidas lo presionan para hacerlo (ambas cosas, presentar presupuestos y convocar elecciones). La comunidad internacional está de nuevo preocupada por la estabilidad en Haití. Martelly y su gente parecen preocupados por mantener el poder. Con un senado en manos de la oposición los cálculos electorales deben indicar que, si convoca las elecciones para renovar parcialmente el Senado haitiano, tal y como marca la ley electoral actual, perderá el poco apoyo que tiene. También están pendientes las elecciones municipales.
El senado aprobó el mes de mayo de este año una resolución pidiendo la retirada de la MINUSTAH (Cascos Azules) del país. Sin embargo el 11 de octubre el Consejo de Seguridad de NNUU renovó un año más la presencia de militares extranjeros”para mantener la estabilidad y la paz en el país”, como viene haciendo desde 2004, tras el golpe de Estado contra Aristide. La renovación, dicen, ha sido a petición del gobierno, que parece ser el único que quiere las fuerzas de ocupación en el país.
A nivel económico, la población haitiana no acaba de ver los resultados de los miles de millones que la cooperación internacional ha destinado a su país (por incompetencia institucional o de la propia cooperación internacional). ”El último presupuesto aprobado incluía recortes de un 30% en sanidad, de un 20% en agricultura y un 30% en educación, mientras que el presupuesto del Palau Nacional se incrementaba en un 300%”apunta Vicent Martelly, director de Intermon Oxfam en el país. Hay una pauperización masiva de la mayoría de la población (“El 70 % de la población, casi 7 millones de personas, se encuentra en situación de inseguridad alimentaria. 1,8 millones de personas en situación crónica“), que junto con una banalización total de la corrupción y la acumulación de riqueza por unos pocos, enciende la llama de la protesta. Una protesta, eso sí, que parece ser utilizada por la oposición política.
Las manifestaciones de hoy en Cap Haitienne, han acabado con confrontaciones con la Policía. Algunos periodistas locales han denunciado que han sido atacados por la policía y manifestantes pro-Martelly, y que un protestante ha recibido el impacto de una bala (no de goma, se entiende). Algunas fuentes hablan de cinco heridos.
En Puerto Príncipe, la policía ha disuelto la manifestación que ha congregado a unas 10.000 personas, cuando ésta se ha dirigido hacia Petionville, el barrio acomodado donde está la residencia del presidente (y el hotel de una servidora). Los gases lacrimógenos, las carreras por las calles, las sirenas, los lanzamientos de piedras y botellas a la policía por parte de algunos manifestantes, ha estorbado la relativa tranquilidad de Petionville, que contrasta con el resto de la ciudad y especialmente con los bidonvilles que la rodean.
Las manifestaciones de hoy coinciden con la celebración del 18 de noviembre, conmemoración de la batalla de Vertières al 1803, en la que el ejército haitiano, liderado por Dessalines, derrotó las fuerzas de Napoleón, en un paso definitivo hacia la Independencia haitiana (recordad, el primer país libre de América Latina, un país de esclavos liberados por ellos mismos). La Fuerza patriótica por el respeto de la constitución (FOPARC), una organización pro – Lavalas (el partido del ex- presidente Préval) y convocante de las manifestaciones de hoy, afirma que las movilizaciones de hoy significan un segundo combate por la independencia, después del de Vertières.
Plataforma Auditoria Ciudadana de la Deuda (PACD) @ifresnillo @AuditCiudadana @AuditoriaBCN
Iolanda Fresnillo es activista, miembra de la Plataforma Auditoria Ciutadana del Deute y de Eurodad, e impulsora de la cooperativa Ekona.
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