Grecia bajo Kyriakos Mitsotakis

Una crisis prolongada sin salida a la vista

27 de octubre por Antonis Ntavanellos


Mark Rutte y Kyriakos Mitsotakis. (26/11/2024). NATO. CC BY-NC-ND 2.0

El periódico To Vima (propiedad del oligarca Evangelos Marinakis), principal diario del centro político que tradicionalmente marca la pauta del debate en los círculos del establishment griego, concluyó su editorial del domingo 5 de octubre con la sombría predicción de una «crisis política prolongada, con todo lo que ello implica...». Ese mismo día, el periódico Kathimerini, principal diario del centro-derecha tradicional (propiedad del armador Giannis Alafouzos), que recientemente aún declaraba su convicción de que «Mitsotakis no tenía rival», ha cambiado ahora de opinión: «El próximo adversario de Mitsotakis... no tendrá rival».



Las previsiones desfavorables para el futuro de Kyriakos Mitsotakis [primer ministro desde 2019], líder del ala ultraneoliberal que dirige el partido Nueva Democracia, son evidentes en las encuestas de opinión. Según todas ellas, Nueva Democracia obtiene actualmente menos del 25 % de los votos entre quienes tienen intención de votar. Tal resultado excluye cualquier perspectiva de que la derecha forme un gobierno basado en un solo partido. Pero eso no es todo. El 25 % es el umbral fijado por la ley electoral para que el partido ganador reciba la bonificación de 50 escaños adicionales en el Parlamento, una disposición que se instituyó para reforzar las perspectivas de estabilidad gubernamental. Esto plantea la seria posibilidad de que, tras las próximas elecciones, Nueva Democracia se quede con una pequeña fracción parlamentaria, convirtiéndose así en el primero en perder las ventajas que la ley electoral concede al partido ganador. En tal caso, una coalición entre Mitsotakis y el socialdemócrata PASOK o la extrema derecha nacionalista ya no sería suficiente para formar un gobierno. Sería necesaria una coalición tripartita más amplia y, dada la situación política actual, si un gobierno de coalición bipartito es especialmente difícil, un gobierno tripartito parece imposible.

Si las encuestas de opinión se confirman en las elecciones (previstas para 2027, pero que podrían celebrarse en 2026), el capitalismo griego se encamina hacia una crisis de gobernabilidad con importantes riesgos en el conflictivo contexto económico y geopolítico del periodo. Y sin una solución alternativa a la vista, al menos por ahora.

De hecho, todas las previsiones políticas se basan en arenas movedizas. En las elecciones posteriores a 2019, en la sociedad griega tradicionalmente politizada, la abstención alcanzó niveles históricos. Alrededor del 50 % de las personas votantes registradas se negaron a acudir a las urnas, con tasas de abstención más altas principalmente en las zonas obreras. Entre el 50 % restante que votó y tiene intención de volver a votar, la mayoría afirma en todas las encuestas que el criterio decisivo para su voto será la lucha contra la inflación Inflación Subida acumulativa del conjunto de los precios (por ejemplo, una subida del precio del petróleo, que conlleva luego un reajuste de los salarios al alza, luego la subida de otros precios, etc.). y el colapso del Estado social. Para que no queden dudas sobre cómo se reflejan los cambios sociales en la arena política, el ex primer ministro Antonis Samaras [junio de 2012-enero de 2015], representante del ala dura de la derecha, hoy expulsado de Nueva Democracia, declaró recientemente que, bajo la dirección de Mitsotakis, la derecha griega «ha perdido 1,3 millones de votantes desde 2019, y esta pérdida es definitiva». Si Antonis Samaras finalmente lleva a cabo su amenaza y crea un nuevo partido político, situado entre Nueva Democracia y la extrema derecha nacionalista y religiosa, las perspectivas de Mitsotakis sufrirán un nuevo revés.

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La cuestión social/de clase está en el origen del rápido declive actual del partido neoliberal Nueva Democracia, que llegó al poder triunfalmente tras la crisis y la derrota de Syriza en 2019 y reafirmó su fuerza tras el colapso de Syriza en 2023 (tras la derrota electoral que obligó a Alexis Tsipras a dimitir).

En un país en el que los salarios y las pensiones han permanecido prácticamente congelados durante una década, la inflación ha resultado ser una lacra para los ingresos reales de quienes viven de su trabajo. En 2025, la inflación se situó en el 2,6 %, mientras que las previsiones para 2026 son del 2,2 %. Sin embargo, la inflación real de los bienes de consumo corriente para la mayor parte de la población se ha disparado. Los sindicatos estiman que los precios de los alimentos han aumentado más de un 13 % anual en los últimos años. El coste de la vivienda (alquiler, electricidad, agua, telecomunicaciones, etc.) se ha vuelto totalmente inasequible. Según las estimaciones de los sindicatos, y de acuerdo con nuestra experiencia cotidiana, un salario o una pensión media mensual solo basta para que una familia de tres personas viva en el umbral de la pobreza durante 20 días al mes. Un ejemplo revelador de este proceso de empobrecimiento es que, durante el verano de 2025, el 50 % de la población local no podía permitirse ni siquiera unos días de vacaciones.

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A pesar de su declive, Mitsotakis afronta esta situación con un compromiso absoluto con las contrarreformas neoliberales.

Tras el robo de las reservas de los fondos de la Seguridad Social, que se utilizaron para pagar parte de la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
después de 2012, la clase trabajadora griega cuenta ahora con uno de los peores sistemas de seguridad social de Europa. La edad de jubilación ya se ha fijado en 67 años, y para obtener una pensión completa se requieren 40 años de vida laboral. La pensión media es de solo 841 euros, la más baja de la zona euro, mientras que la pensión mínima, con la que viven el 18 % de las personas jubiladas, es de 470 euros. El 55 % de las personas jubiladas vive con una pensión inferior a 700 euros al mes. Y, sin embargo, en 2026 está prevista una reforma aún más desfavorable de este miserable sistema. La edad límite se elevará a 69 años, mientras que el nivel actual de las pensiones deberá reducirse (¡!) hasta quizás un 30 % (¡¡!). Más allá de la tendencia general a la reducción, los planes del Gobierno prevén utilizar los recursos de los fondos de la seguridad social para financiar... ¡programas de armamento! No sé si el Gobierno sobrevivirá cuando se introduzcan oficialmente estos cambios reaccionarios, pero sin duda dará lugar a una importante batalla social y política.

En Grecia, la duración media de la jornada laboral es la más alta de Europa. Alcanza las 1886 horas al año, es decir, 316 horas más que la media de 1570 horas de los Estados miembros de la UE.

Según las estadísticas oficiales, el 21 % de la población activa trabaja más de 45 horas semanales. Y eso según las estadísticas oficiales, cuando todo el mundo sabe que, tras el debilitamiento deliberado de todos los mecanismos de control e inspección del mercado laboral, la situación real es mucho peor. La prueba irrefutable de ello es el aumento de los accidentes mortales en el lugar de trabajo: hasta 2019, su número oscilaba entre 25 y 30 al año, mientras que en los primeros meses de 2025, 131 trabajadores perdieron la vida en accidentes laborales. En este contexto desastroso, el Gobierno está organizando una reforma que hará que todos los aspectos del tiempo de trabajo sean extremadamente flexibles. El proyecto de ley propuesto por el brutal ministro de Trabajo, Niki Kerameos, legaliza una jornada laboral de hasta 13 horas (!!!) para un solo empleador, establece contratos de uno o dos días, permite la contratación o el despido, así como la modificación de los horarios de trabajo, mediante un simple SMS del empleador, prevé la fragmentación de las vacaciones anuales obligatorias en varias partes, en función de las necesidades de la empresa, etc. [El Parlamento aprobó la ley para la introducción de las 13 horas el 14 de octubre por una mayoría de 158 de los 300 diputados].

Los miembros del movimiento sindical han percibido la magnitud del reto. La presión ejercida sobre la alianza burocrática entre el Pasok y los sindicalistas de derecha —que controlan la Confederación General de Trabajadores del Sector Privado (GSEE)— obligó a la GSEE a declarar, tras un tiempo, una huelga nacional de 24 horas el 1 de octubre, y luego otra el 13 de octubre. El método del aparato burocrático sindical es bien conocido: declara una huelga para aliviar la presión interna de la base, sin hacer nada para organizarla de manera eficaz. No obstante, no se puede subestimar la importancia de estas huelgas. El tiempo de trabajo se convierte en un campo de batalla con el Gobierno, y los sectores más radicales del movimiento sindical, que son más fuertes en la base, tienen la oportunidad —¡y la obligación!— de organizar los próximos pasos.

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Los escándalos políticos han sido otro factor importante en el debilitamiento político del Gobierno de Mitsotakis. Hace tres años, la escena política se vio sacudida por las revelaciones sobre un mecanismo ilegal de vigilancia y escuchas telefónicas que grababa en secreto las comunicaciones y la vida privada de los opositores y «amigos» de Kyriakos Mitsotakis.

El entorno del primer ministro utilizó los servicios secretos nacionales y colaboró con una empresa formada por antiguos miembros de los servicios secretos israelíes (que comercializan un software espía ilegal llamado Predator) para vigilar al líder del Pasok, Nikos Androulakis [desde 2021], a los responsables parlamentarios de Syriza, a varios ministros de Nueva Democracia, a los dirigentes del Ejército, a numerosos diplomáticos, a conocidos hombres de negocios, así como a miles de ciudadanos cuyos nombres siguen siendo desconocidos. Los dirigentes de Nueva Democracia pagaron un precio político considerable, pero finalmente lograron controlar las revelaciones y proteger a la red que dirigía la vigilancia.

No ocurrió lo mismo con el último escándalo en la Opekepe (la agencia que distribuye las subvenciones europeas a los agricultores y ganaderos). A pesar de los esfuerzos del Gobierno por ocultar la verdad, finalmente se reveló que los fondos de ayuda europeos, en lugar de llegar a los agricultores y ganaderos, acabaron en manos de los responsables del partido Nueva Democracia, que los utilizaron (además de para financiar su lujoso estilo de vida) para poner en marcha un mecanismo de compra masiva de votos en las zonas rurales. La implicación de la Fiscalía Europea [1] en este asunto podría dar lugar a la suspensión, o incluso a la supresión, de las subvenciones europeas, lo que tendría un impacto directo en las relaciones del partido en el poder con gran parte de los agricultores. Y estas revelaciones han quemado, hasta ahora, a dos ministros de primer orden: Lefteris Avgenakis, antiguo ministro de Agricultura (y hombre influyente en la crucial circunscripción electoral de Creta) y su sucesor en el Ministerio de Agricultura, Makis Voridis (estrella en ascenso de la extrema derecha, pero aliado de Kyriakos Mitsotakis).

Por encima de todo, Mitsotakis ha pagado el precio del escándalo que rodea el intento del Gobierno de ocultar su responsabilidad en el crimen de Tempé [accidente ferroviario que causó la muerte de numerosos estudiantes]. Los familiares y allegados de las 57 personas que perecieron en la injustificable y absurda colisión de dos trenes en Tempé se organizaron colectivamente y rechazaron los intentos de cerrar el caso de forma rápida y sin complicaciones. Sus llamamientos a la protesta dieron lugar a manifestaciones llenas de ira y de considerable envergadura a escala nacional. Recientemente, la huelga de hambre de Panos Routsi, un repartidor albanés, padre de uno de los jóvenes fallecidos en Tempé, suscitó un enorme apoyo popular, y cada día se reunían personas frente a su tienda de campaña instalada delante del edificio del Parlamento, en la plaza Syntagma. Esta lucha ha obligado al Gobierno a dar un paso atrás embarazoso: se ha ordenado la exhumación de los cadáveres y una investigación forense exhaustiva sobre las causas de su muerte. La investigación se centra en la afirmación de los familiares de que, más allá de la responsabilidad penal por la colisión entre los dos trenes, también existe una grave responsabilidad por el transporte ilegal de productos químicos y combustible en uno de los vagones, lo que provocó la grave explosión que aumentó el número de muertos entre los pasajeros. Si se confirma esta acusación (que revelaría la conexión entre la empresa privada Hellenic Trains y el Gobierno con las principales redes de contrabando de combustible en Atenas), probablemente supondría un golpe fatal para Mitsotakis. [Según una encuesta reciente, encargada por Palapolitika Radio, 9 de cada 10 griegos piensan que la corrupción ha aumentado (67,4 %) o se mantiene al mismo nivel (23,2 %) bajo el Gobierno de Nueva Democracia. – KTC, 16 de octubre de 2025]

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Para contrarrestar todo esto, el Gobierno de Mitsotakis tenía dos ases principales que jugar.

En primer lugar, había asegurado un rápido crecimiento del capitalismo griego, alcanzando un crecimiento del PIB Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
superior a la media europea (según datos de la OCDE Organización de Cooperacion y Desarrollo Economicos
OCDE
Creada en 1.960 y con sede en el Château de la Muette en París, la OCDE agrupaba en el 2.002 los quince miembros de la Unión Europea más Suiza, Noruega, Islandia; en América del Norte, Estados Unidos y Canadá; en Asia-Pacífico, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Entre 1.994 y 1.996, ingresaron tres países del Tercer Mundo: Turquía, candidata a entrar también a la Unión Europea; México, que con sus dos vecinos del Norte forma el ALCNA o NAFTA; Corea del Sur. Desde 1995 se han sumado tres países del ex bloque soviético: la República Checa, Polonia y Hungría. En el año 2.000, la República Eslovaca constituyó el miembro número treinta.
Lista de los países miembros de la OCDE por orden alfabético: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, República Eslovaca, Reino Unido, Suecia, Suiza, Turquía.
Sitio web :
, un 2 % de crecimiento en 2025 y una previsión del 2,1 % en 2026). Es cierto que los bancos, beneficiados por el acuerdo alcanzado con los acreedores en 2018 (un acuerdo falsamente calificado como salida de los memorandos de austeridad), han recuperado su rentabilidad y vuelven a repartir generosos dividendos a sus accionistas. Es cierto que, aprovechando el aumento incontrolado de los precios, muchas empresas han recuperado una alta rentabilidad en sectores específicos (refinerías, alimentación, energía, logística, sanidad privada, etc.). Es cierto que los armadores griegos, en un contexto de inestabilidad geopolítica, han confirmado su posición de liderazgo en la competencia marítima internacional. Y es cierto que tanto las empresas tradicionales como las nuevas start-ups han aprovechado el paso a una economía de guerra para hacer grandes progresos (principalmente como proveedores de grandes multinacionales) en el ámbito de las armas y las tecnologías relacionadas. Sin embargo, todo ello está relacionado con el aumento sin precedentes de las desigualdades sociales. La promesa del Gobierno de que el crecimiento acabaría beneficiando a los sectores más desfavorecidos de la sociedad ha resultado ser un gran fraude político.

En segundo lugar, Mitsotakis se ha basado en su promesa de llevar a cabo una modernización geopolítica del capitalismo griego frente a su competidor directo en el Mediterráneo oriental, Turquía. Se han destinado enormes recursos a este fin. El programa de armamento del Estado griego había adquirido proporciones importantes mucho antes de que Trump exigiera un aumento del gasto militar a todos los Estados miembros de la OTAN Organización del Tratado del Atlantico Norte
OTAN
Este organismo asegura a los Estados europeos la protección militar de los Estados Unidos en caso de agresión, pero, sobre todo, ofrece a los Estados Unidos la supremacía en el bloque occidental. Los países de Europa Occidental aceptaron la integración de sus fuerzas armadas en un sistema de defensa puesto bajo el mando estadounidense, reconociendo de hecho la preponderancia de los Estados Unidos. Fue fundada en 1994 en Washington, y pasó a un segundo plano acabada la guerra fría. En el año 2002 se componía de 19 miembros: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y el Reino Unido, a los que se sumaron Grecia y Turquía en 1952, la República Federal de Alemania en 1955 (sustituida por la Alemania unificada en 1990), España en 1982, Hungría, Polonia y la República Checa en 1999.
. Al consolidar el eje diplomático y militar con el Estado de Israel (los cimientos de dicho acuerdo se habían establecido bajo el mandato de Tsipras), Mitsotakis convirtió al Estado griego en el más ferviente partidario de Netanyahu en la región. Con el objetivo de aprovechar las fisuras creadas en las relaciones entre Estados Unidos y Turquía por la política exterior más no alineada y multidimensional de Erdogan, Mitsotakis ha promovido un fortalecimiento sin precedentes de las relaciones greco-estadounidenses y una expansión significativa de la presencia de la OTAN en Grecia. El puerto de Souda, en Creta, se ha convertido en la base más importante de la OTAN en el Mediterráneo, el puerto de Alexandrópolis se ha convertido en la puerta de entrada del corredor terrestre estratégico de la OTAN hacia el Mar Negro y Ucrania, mientras que en muchas regiones del país (Tesalia, Peloponeso, etc.), se han creado nuevas instalaciones de la OTAN o se han ampliado las antiguas en el marco de actividades opacas y secretas. El movimiento de masas de solidaridad con Palestina, que exige la ruptura inmediata de las estrechas relaciones con el Estado de Israel, se ha centrado naturalmente en todos estos parámetros de profunda identificación con el imperialismo euroatlántico.

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Sin embargo, no se puede jugar indefinidamente con las duras realidades de la geografía y la demografía. Debido a su ubicación geográfica y su tamaño, la importancia de Turquía para los imperialistas euroatlánticos sigue siendo considerable. Los esfuerzos de Trump y los líderes europeos por reintegrar más firmemente a Erdogan en el campo político de la OTAN dejan en suspenso la estrategia competitiva de los gobiernos griegos de los últimos años. Las voces de los principales expertos del Estado griego, que afirman públicamente que ha llegado el momento de adoptar una política de comprensión con Turquía, alertan a Mitsotakis sobre un nuevo quebradero de cabeza político. De hecho, ni su partido ni sus aliados están preparados para tal cambio, si es que los acontecimientos internacionales lo hacen necesario.

Todo ello significa que el gobierno reaccionario y neoliberal extremo liderado por Kyriakos Mitsotakis es ahora un gobierno inestable y débil.

Nadie cree que sea seguro apostar por que Mitsotakis permanecerá hasta 2027, fecha en la que finalizará su segundo mandato. Los medios de comunicación convencionales, así como grupos de diputados y responsables de Nueva Democracia, debaten ahora abiertamente todos los escenarios posibles: la posibilidad de recurrir a elecciones anticipadas tras una crisis gubernamental repentina, la posibilidad de un cambio de dirección dentro de Nueva Democracia antes de las próximas elecciones, así como la posibilidad de un aterrizaje brusco: Nueva Democracia se presenta a las urnas con Mitsotakis a la cabeza, sufre una derrota y se ve incapaz de formar gobierno. En ese caso, habría que organizar nuevas elecciones —tras un cambio de dirección en el partido de derecha— y encontrar socios para formar un gobierno de coalición, lo que sigue siendo una cuestión abierta.

No me cabe duda de que este gobierno habría sido derrocado hace tiempo si se hubiera enfrentado a una oposición eficaz.

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Sin embargo, en la Grecia actual, la oposición parlamentaria se encuentra sumida en una profunda crisis política y organizativa.

El Pasok, el histórico partido socialdemócrata, rozó la extinción al adoptar políticas de austeridad neoliberales y gobernar en coalición con la derecha durante los años de crisis. La nueva dirección, encabezada por Nikos Androulakis, ha logrado reconstruir en cierta medida la fuerza del partido, pero está claro que no tiene el poder político necesario para salir de los límites de un partido minoritario de segunda fila, cuya influencia electoral oscila justo por encima o por debajo del 12 %. En cuanto a la cuestión crucial de las perspectivas de gobierno, Androulakis rechaza cualquier alianza con Mitsotakis, pero se muestra abierto a la posibilidad de una coalición con la derecha bajo una nueva dirección de ND.

Syriza ha quedado destrozada. Los que han conservado la etiqueta del partido, bajo la dirección de Sokratis Famellos (antiguo socialdemócrata, presidente de Syriza desde noviembre de 2024), están en constante retroceso y, según algunas encuestas, podrían incluso enfrentarse al problema existencial de alcanzar el 3 % (quórum) en las próximas elecciones, umbral fijado por la ley electoral para entrar en el Parlamento. Una escisión de izquierda, llamada Nueva Izquierda, que abandonó Syriza en 2023 negándose a sufrir la humillación total que representaba la era de Stefanos Kasselakis al frente del partido [del 24 de septiembre de 2023 al 8 de noviembre de 2024], se encuentra muy por debajo del umbral de supervivencia parlamentaria. Los que siguieron a Stefanos Kaselakis en su nueva aventura, después de que fuera expulsado de la dirección de Syriza y abandonara el partido, ahora están políticamente ausentes, mientras que en las encuestas oscilan por debajo del 3 %.

En este panorama de desintegración, del que él es el principal responsable, Alexis Tsipras intenta reaparecer como mesías, anunciando su gran regreso. Tsipras se dirige ahora a un público que trasciende los límites de su antiguo partido: habla de una amplia recomposición del progresismo que incluirá a partes de Syriza, partes del Pasok, pero también partes democráticas del centro-derecha. La política que propone en este sentido refleja una transformación política completa: Tsipras se declara ahora partidario del capitalismo democrático e insiste en la necesidad de un giro patriótico en todas las cuestiones relacionadas con la rivalidad greco-turca por la soberanía en el Mediterráneo oriental. Tradicionalmente, en Grecia, halagar el nacionalismo antiturco ha sido una característica innegable de todos los políticos sin escrúpulos.

El proyecto El regreso de Tsipras cuenta con el apoyo de algunos actores importantes de la clase dirigente (en particular, los oligarcas Vagelis Marinakis y Dimitris Melissanidis [transporte marítimo y petróleo], entre otros). Sin embargo, aún no se sabe si le reservan un papel importante o si será descartado como un limón exprimido una vez que se hayan llevado a cabo las transformaciones necesarias e inevitables del panorama político actual.

La extrema derecha conserva una base electoral acumulada de más del 10 %, repartida entre sus principales componentes: el partido nacionalista Solución Griega, liderado por la estrella de la televisión basura Kyriakos Velopoulos; el partido fundamentalista religioso Niki, que se remite a la tradición oscurantista ortodoxa griega; los yuppies racistas de La voz de la razón, liderados por Aphrodite Latinopoulou [miembro del Parlamento Europeo, que retoma todos los temas de la extrema derecha], fan de Trump. El colapso del partido nazi Amanecer Dorado durante su enfrentamiento con el movimiento antifascista tras el asesinato de Pavlos Fyssas (en 2013), así como la tradición política griega de atraer a figuras serias de la extrema derecha al amplio movimiento Nueva Democracia, han privado por ahora a la extrema derecha del personal político y del potencial de liderazgo necesarios para permitir un crecimiento masivo similar al observado en otros países europeos. Pero solo por ahora. La llegada de la nueva embajadora estadounidense en Grecia, Kimberly Guilfoyle [exfiscal del distrito de San Francisco y personalidad de los medios audiovisuales], es anticipada por la extrema derecha organizada, y también acogida por la prensa, como un «punto de inflexión» en los esfuerzos por desarrollar una corriente trumpista en la esfera política griega.

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Dentro de la izquierda organizada, la principal fuerza sigue siendo el Partido Comunista Griego (KKE). A medida que se acerca su 22º congreso (enero de 2026), parece que mantendrá su táctica actual: evitar las responsabilidades que corresponden a la dimensión de su organización, evitar las iniciativas políticas que podrían conducir a conflictos incontrolables y preferir un proceso de crecimiento lento y controlado, medido principalmente por el aumento progresivo de su influencia electoral.

El documento principal que presenta las posiciones políticas del Comité Central del KKE con vistas al 22º congreso, dominado por el lema «¡la cuestión central es el PARTIDO!», no deja ninguna duda sobre esta orientación hacia un desarrollo centrado en sí mismo, por pequeños pasos y, sobre todo, controlado.

La izquierda anticapitalista radical conserva una fuerza considerable y ha desempeñado un papel destacado en el movimiento de solidaridad con Palestina. Sin embargo, los problemas de consolidación política y organizativa siguen siendo preocupantes y obstaculizan las iniciativas políticas «importantes» que permitirían un contraataque.

En el ámbito electoral, MERA25 se ha distinguido, en alianza con Unidad Popular, como una opción visible, bajo la dirección y representación de Yanis Varoufakis. El difuso análisis político de Varoufakis, que apunta a un cierto tecnofeudalismo y a un cierto capitalismo en la nube, sus dudosas posiciones políticas sobre la UE actual (pero también, más recientemente, sobre China y Rusia), así como el funcionamiento vertical de esta alianza, han dado lugar a dos intentos electorales fallidos que el partido no ha explicado. Esto debería servir de advertencia para la próxima vez.

En este contexto, DEA, en colaboración con otras cinco organizaciones de la izquierda anticapitalista radical, ha puesto en marcha una iniciativa destinada a crear un enfoque político unificado que rechace tanto el sectarismo egocéntrico como la sumisión al oportunismo político. En el marco de esta iniciativa, la cuestión de la constitución de una alianza electoral más amplia sigue planteada y es deseable, pero con condiciones políticas previas y una orientación política más claras.

Sin embargo, estas cuestiones ya son objeto de otro artículo, que se publicará más adelante. El buen comienzo de nuestra iniciativa (en colaboración con nuestros compañeros de APO, Anametrisi, Metavasi, Xekinima y KEMA) y la importante participación en vuestros primeros actos públicos nos permiten afrontar con optimismo los próximos pasos.

Fuente: vientosur.info, extraída de À l’Encontre

Traducción: vientosur.info


Notas

[1La Fiscalía Europea es un órgano independiente de la Unión Europea encargado de investigar, perseguir y enjuiciar a los autores de delitos que afectan a los intereses financieros de la Unión, como el fraude, la corrupción, el blanqueo de capitales y el fraude transfronterizo en materia de IVA. La Fiscalía Europea inició sus actividades el 1 de junio de 2021. (Réd.)

Antonis Ntavanellos

es uno de los dirigentes de la organización griega DEA (Izquierda Obrera Internacionalista), una de las componentes de la izquierda de Syriza.

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