Ya se hizo la prueba, la deuda del tercer mundo se puede cancelar

31 de marzo de 2008 por Eric Toussaint , Damien Millet


Publicado en la web de Clarín el diario más leído de Argentina con unos 1.800.000 lectores http://www.ieco.clarin.com/notas/2008/03/31/01638664.html

Este artículo es una versión abreviada de un artículo publicado en el diario francés Le Monde el 20 de marzo.



Desde agosto de 2007, los bancos norteamericanos y europeos atraviesan una crisis grave, que puede llegar a extenderse al sistema económico neoliberal en su conjunto.

El monto actual de las depreciaciones de activos a las que tuvieron que proceder supera los 200.000 millones de dólares (127.400 millones de euros). Según los expertos más avezados, la factura superará el billón de dólares.

En Estados Unidos, 84 entidades de créditos hipotecarios quebraron o cerraron entre el 1 ° de enero y el 17 de agosto de 2007, contra 17 solamente en todo el año 2006.

En Alemania, el banco IKB y el instituto público SachsenLB fueron salvados por un pelo. Inglaterra tuvo que nacionalizar el banco Northern Rock en quiebra. El fondo Carlyle Capital Corporation, allegado al clan Bush, acaba de fundirse: sus deudas representaban 32 veces sus fondos propios Fondos propios Capital aportado o dejado por los socios a disposición de una empresa. Hay que distinguir entre fondos propios en sentido estricto, también llamados capital suscrito (o capital regulatorio) y los fondos propios en un sentido más amplio, que comprenden también las deudas subordinadas de duración ilimitada. .

En cuanto al prestigioso banco estadounidense Bear Stearns, tuvo que pedir ayuda a la Reserva federal FED
Reserva Federal
Oficialmente Federal Reserve System, habitualmente abreviada en Federal Reserve o Fed, es el banco central de Estados Unidos. Fue creada el 23 de diciembre de 1913 mediante el Federal Reserve Act, también llamado Owen-Glass Act, tras varias crisis bancarias y el pánico bancario de 1907.
de Estados Unidos para obtener una financiación de emergencia: será comprado por el JP Morgan Chase por una bicoca.

Así, varios segmentos del mercado de la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
están desmoronándose y arrastran en sus tribulaciones a los poderosos bancos y fondos de inversión (hedge funds Hedge funds Los hedge funds, contrariamente a lo que dice su nombre, que significa cobertura, son fondos de capital inversió no cotizables en Bolsa con vocación especulativa, que buscan elevadas rentabilidades y utilizan abundantemente productos derivados, en especial opciones, y con frecuencia recurren al apalancamiento. Los principales hedge funds son independientes de los bancos, aunque a menudo los bancos se dotan a sí mismos de hedge funds. Esos fondos forman parte de la shadow banking. ) que los habían creado. El rescate de esas instituciones financieras privadas es realizado gracias a la intervención masiva de los poderes públicos.

Surge, pues, una pregunta: ¿por qué los bancos, que hoy no vacilan en cancelar deudas dudosas por decenas de miles de millones de dólares, siempre se han negado a anular los pasivos de los países en desarrollo? Están demostrando que es posible y absolutamente necesario.

Recordemos que las deudas actuales reclamadas por los bancos a esos países fueron originadas por dictaduras criminales, regímenes corruptos, dirigentes fieles a las grandes potencias.

Los grandes bancos prestaron sin hacer cálculos a regímenes tan poco recomendables como el de Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, a las dictaduras latinoamericanas de los años 1970-1980 sin olvidar el régimen de apartheid en Sudáfrica.

¿Cómo pueden seguir infligiendo el yugo de la deuda a pueblos que han sufrido regímenes
dictatoriales que ellos mismos financiaron? En el plano jurídico, numerosas deudas odiosas figuran en sus libros contables y no han sido reembolsadas. Pero los bancos continúan exigiendo sus pagos.

Recordemos asimismo que la crisis de la deuda del tercer mundo fue provocada en 1982 por la suba brutal y unilateral de las tasas de interés Interés Cantidad pagada como remuneración de una inversión o percibida por un prestamista. El interés se calcula sobre la base de la cantidad de capital invertido o prestado, de la duración de la operación y del último tipo aplicado en ese momento. decidida por la Fed.

Antes, los bancos privados habían prestado a diestra y siniestra a tasas variables a países ya hiper-endeudados, en definitiva incapaces de hacer frente a sus obligaciones. La historia se repite, pero esta vez en el Norte, y de una manera específica: los hogares sobre-endeudados de Estados Unidos no pueden pagar sus préstamos hipotecarios a tasa variable ya que la burbuja del sector inmobiliario estalló.

Las cancelaciones de deuda que los bancos realizan dan la razón a todos los que reivindicamos una cancelación de la deuda de los países en desarrollo: esta deuda pública del tercer mundo con los bancos internacionales alcanzaba 181.900 millones de dólares en 2006, o sea una suma inferior a lo que acaba de cancelarse en unos pocos meses...

Los grandes bancos privados cometieron una triple falta: construyeron andamiajes desastrosos de deuda privada que desembocaron en la catástrofe actual. Prestaron a dictaduras y obligaron a los gobiernos democráticos que las sucedieron a devolver hasta el último centavo de esa deuda odiosa Deuda odiosa Según la doctrina jurídica de la deuda odiosa, teorizada por Alexander Sack en 1927, una deuda es «odiosa» cuando reúne dos condiciones esenciales:

1.- La ausencia de beneficio para la población: la deuda no fue contraída a favor del interés del pueblo y del Estado, sino en contra de esos intereses, y/o a favor del interés personal de los dirigentes y de las personas próximas al poder.

2.- La complicidad de los prestamistas: Los acreedores sabían (o tenían la capacidad de saber) que los fondos prestados no beneficiarían a la población.

Para Sack, la naturaleza despótica o democrática de un régimen no debía tenerse en cuenta. Una deuda contraída por un régimen autoritario debe, según Sack, ser reembolsada si ésta sirve a los intereses de la población. Un cambio de régimen no autoriza el cuestionamiento de la obligación que tiene el nuevo régimen de pagar las deudas del gobierno precedente, salvo si éstas fueran odiosas.

[Extractos] del Tratado jurídico y financiero por Alexander Nahum Sack, ex profesor agregado a la Facultad de Derecho de la Universidad de Petrogrado.

A partir de esta definición «conservadora» de deuda odiosa, otros juristas y movimientos sociales, como el CADTM, ampliaron esta definición teniendo en cuenta, especialmente, la naturaleza del régimen que contrae la deuda y la consulta que se hace, o no se hace, a los parlamentos nacionales para la aprobación o la concesión del préstamo.

De manera especial, citemos la definición de deuda odiosa utilizada por la Comisión para la verdad sobre la deuda griega, que se apoya, a la vez, en la doctrina de Sack, y también en los Tratados internacionales y los principios generales del derecho internacional.

Así que una deuda odiosa responde a:

1.- Una deuda contraída en violación a los principios democráticos, que comprende el asentimiento, la participación, la transparencia y la responsabilidad, y ha sido empleada contra los más altos intereses de la población del Estado deudor, mientras el acreedor sabía, o tenía capacidad de saber, lo precedente.

O a lo siguiente:

2.- Una deuda que tiene por consecuencia negar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la población, mientras el acreedor sabía, o tenía capacidad para saber, lo precedente.
; se niegan a abolir la deuda del tercer mundo, aunque su reembolso implique un deterioro de las condiciones de vida de las poblaciones.

Debemos exigir, por lo tanto, que rindan cuentas. Los gobiernos de los países del Sur deben realizar auditorías de su deuda, como lo está haciendo actualmente Ecuador y repudiar todos sus pasivos odiosos e ilegítimos. Los banqueros les demuestran que es posible. Será el primer paso para devolver a las finanzas el papel que les corresponde, el de herramienta al servicio del ser humano. De todos los seres humanos.


Traducción de Cristina Sardoy

Eric Toussaint

doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Banco Mundial. Una historia crítica, El Viejo Topo, 2022 Capitulación entre adultos. Grecia 2015: Una alternativa era posible, El Viejo Topo, Barcelona, 2020; Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Ha sido miembro de la Comisión de Auditoria Integral del Crédito (CAIC) del Ecuador en 2007-2011.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015.

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Damien Millet

professeur de mathématiques en classes préparatoires scientifiques à Orléans, porte-parole du CADTM France (Comité pour l’Annulation de la Dette du Tiers Monde), auteur de L’Afrique sans dette (CADTM-Syllepse, 2005), co-auteur avec Frédéric Chauvreau des bandes dessinées Dette odieuse (CADTM-Syllepse, 2006) et Le système Dette (CADTM-Syllepse, 2009), co-auteur avec Eric Toussaint du livre Les tsunamis de la dette (CADTM-Syllepse, 2005), co-auteur avec François Mauger de La Jamaïque dans l’étau du FMI (L’esprit frappeur, 2004).

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