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Haití: una nueva etapa de lucha después de 101 años de ocupación / dominación imperialista
por Camille Chalmers
27 de noviembre de 2016

El 4 de octubre pasado la zona sur de Haití fue azotada por uno de los huracanes más violentos de los últimos 50 años con múltiples y devastadoras consecuencias que tenemos que entender en su relación con la crisis estructural de la sociedad haitiana que es en parte el producto de más de cien años de dominación imperialista.

Las próximas elecciones del 20 de noviembre se van a producir en un contexto caracterizado por un enfrentamiento cada vez mas evidente entre las fuerzas pro-imperialistas y sus aliados y un movimiento social y popular que trata de definir un nuevo rumbo que debería conducir hacia una recuperación de elementos de soberania.

La ocupación y sus consecuencias

A partir de junio del 2004 Haiti está ocupado por una fuerza de mantenimiento de la paz llamada Mision de Naciones unidas para la estabilización de Haití (MINUSTAH) cuyo mandato está renovado cada año por una resolución del Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Esta fuerza fue desplegada de manera ilegal en violación de la carta magna de la organización que preve este tipo de Misión en caso de guerra civil, crimenes contra la humanidad o genocidio. A pesar de una severa crisis política estas figuras no existian en nuestro pais en junio del 2004 como lo han señalado varios responsables diplomaticos de paises caribeños. La presencia de la MINUSTAH esta insertada dentro del plan de remilitarización imperial de la cuenca del Caribe frente a la amenaza, para los intereses estratégicos del imperio, representada por la pareja Cuba-República bolivariana y los proyectos emancipadores como el ALBA.

La multiplicación de nuevas bases militares en Panama, en Honduras, en Colombia y en Curaçao y las nuevas modalidades de presencia militar utilizando el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y la ayuda humanitaria después de catástrofes naturales son señales evidentes de una política orientada por los criterios de una guerra preventiva contra nuestros pueblos y sus anhelos de liberación.

La MINUSTAH constituye un laboratorio de una nueva modalidad de ocupación militar enmascarada detrás de una retórica de solidaridad sur-sur.

El balance de la presencia de la MINUSTAH es totalmente negativo para el pueblo haitiano. Esta fuerza se ha convertido en uno de los principales violadores de los derechos básicos del pueblo haitiano gozando de una total impunidad. Esta presencia contribuyó a empeorar la grave crisis de sociedad de Haití con una situación política polarizada, instituciones debilitadas y una economia casí destruida.

La MINUSTAH constituye un laboratorio de una nueva modalidad de ocupación militar enmascarada detrás de una retórica de solidaridad sur-sur.

Las dos últimas experiencias electorales (2010-2011 y 2015) con una participación masiva de los soldados de la ONU han sido las peores del ciclo electoral reciente. Las informaciones sacadas recientemente de los mensajes electrónicos de Hillary Clinton confirman, por ejemplo, que la llegada al poder de Michel Martelly fue pensada y organizada por el Departamento de Estado de Washington en contra de la voluntad expresada en las urnas por el pueblo haitiano.

Si nos referimos al respecto y a la promoción de los derechos humanos, la MINUSTAH con las masivas violaciones comprobadas a mujeres, niñas y niños y la introducción del cólera ha actuado contradiciendo el discurso oficial de la ONU.


El 12 de enero del 2010 Haití sufrió un devastador terremoto

La catástrofe mató a 230.000 personas con mas de 300.000 heridos y afectó al tercio de la población borrando en algunos segundos 120% del PIB, destruyendo 80% de las escuelas de Puerto Principe y generando 25 millones de m???? de escombros. 1.5 millones de personas se convirtieron en desplazados internos viviendo en carpas insalubres. Mas de seis años despueé no se puede hablar de reconstrucción.


La crisis económica coyuntural después de cinco años de una gestion catastrófica del Gobierno de Michel Martelly y después de 33 años de políticas neoliberales

La coyuntura 2015-2016 es aseguramente una de las peores para las clases populares en el transcurso de los últimos 30 años. Una de las caracteristicas de la economia haitiana es la ausencia de crecimiento. El PIB per capita disminuyó de 0.7% en promedio por año entre 1971 y 2013. Despues del terremoto se produjó algo de crecimiento ligado a los flujos excepcionalmente altos de “ayuda” humanitaria y a la “reconstrucción” pero los fundamentos de la econonomia quedaron sin cambios importantes.

Durante el periodo actual, el deficit de la balanza comercial aumenta y la moneda nacional (gourde) se desploma rapidamente despues de haber perdido mas de 30% frente al US dólar.

El salario mínimo ha sido congelado desde 2009 a pesar de una fuerte movilización nacional. La polarización económica y social se acentua con un tejido económico altamente concentrado alrededor de 30 familias y uno de los coeficientes de Gini mas altos en el hemisferio con tendencias negativas estos últimos meses.

La inseguridad alimentaria masiva, la destructuración de las instituciones estatales, la dependencia creciente con respecto a las economias estadunidense y dominicana, la alta dependencia de las remesas (casi 30% del PIB) y la crisis política son en gran parte la consecuencia de la aplicación de las políticas neoliberales instaladas en el pais desde octubre 1983 cuando el gobierno de Jean Claude Duvalier firmó el primer acuerdo con el FMI.


Las devastaciones del huracán Matthew y el empeoramiento de la crisis

El 4 de octubre pasado nuestro país fue asolado por un huracán de categoría 4 que entró en la península sur con vientos de una velocidad de 230 km/h causando abundantes lluvias sobre todo el territorio del país con más de 600 mm en menos de 24 horas.

El balance oficial publicado por el Gobierno habla de 546 muertos, 128 desaparecidos, 439 heridos. Más de 175.500 personas perdieron su casa y son refugiados en albergues provisionales en condiciones infrahumanas. Más de 2 millones de personas afectadas directamente y 1.4 millones de personas (12.9% de la población) necesitan una asistencia humanitaria urgente. La estimación global de pérdidas y daños alcanza 22% del PIB según estimaciones todavía provisionales.

La grave crisis humanitaria que ya conocía el país se agrava con ahora más de la mitad de la población en inseguridad alimentaria, un aumento dramático de los niveles de desnutrición, el aumento de las letalidades del cólera, más de 100 000 niños que no pueden seguir su formación con la destrucción de 774 escuelas.

La crisis política se agrava con elecciones con todavía menor legitimidad y un clima que favorece enfrentamientos entre grupos de competidores representando las feroces luchas inter-oligárquicas y que van a intentar aprovecharse de la crisis para tomar el control total del aparato central del Estado.

La crisis ambiental se profundiza con la destrucción de una gran parte de los recursos forestales (del ecosistema más rico del país) que quedaban después de 524 años de saqueo. La crisis social se reproduce con un tejido social fuertemente afectado por las migraciones masivas y la pérdida de confianza en el porvenir del país por amplias capas de la juventud.

El movimiento popular haitiano ha manifestado fuerza, vitalidad y creatividad logrando el derrocamiento de la dictadura de 30 años de la familia Duvalier. Supo también durante los años que siguieron la caída de la dictadura (1986–1994) animar un proceso de luchas para impulsar cambios estructurales más allá del horizonte de la modernización política dependiente neoliberal que es la apuesta de los grupos dominantes y del imperialismo. Este movimiento sufrió múltiples agresiones que explican el nivel de fragmentación y desgaste de los últimos años.

El sábado 5 de noviembre se organizó la segunda asamblea de representantes del movimiento social que desde varios meses están organizando un Tribunal Popular contra 100 años de ocupación-dominación imperialista.


Haití es un ejemplo extremo de las devastaciones de la dominación imperial

El movimiento popular haitiano ha manifestado fuerza, vitalidad y creatividad logrando el derrocamiento de la dictadura de 30 años de la familia Duvalier.

Un koumbit de todas las fuerzas progresistas del continente puede contrarrestar los efectos de 12 años de ocupación onusiana, de 33 años de neoliberalismo, de 100 años de ocupación – dominación imperial, de 524 años de saqueo y reforzar la lucha de las organizaciones patrióticas haitianas decididas a reconstruir el país dentro de una visión que sea a la altura de la visión revolucionaria e internacionalista de los fundadores de la nación en 1804. La reconstrucción de la nación haitiana podría ser la señal de un nuevo ciclo de acumulación de las fuerzas progresistas del continente demostrando que otra integración es posible.


Fuente: CLACSO

Camille Chalmers

Economista, profesor, representante de la Plataforma para el Desarrollo Alternativo de Haití (PAPDA), integrante de la red CADTM- AYNA et CADTMinternational.