Decía la canción que /Te levantaste esta mañana… Mamá siempre decía que serías el Elegido… Nació bajo un mal signo, con una luna triste en la mirada/
Algo parecido le viene pasando a las candidaturas municipales que consiguieron, porque eran las elegidas, llegar a las alcaldías más importantes de nuestro país. La que era la oportunidad clave para mostrar al mundo que traíamos con nosotros un orden nuevo, un proyecto social, una política y una economía diferentes, resultó ser una mala pesadilla de las que nos despertamos. Un mal sueño que nos dibuja una luna triste en la mirada.
Porque esa luna triste es el reflejo de la deuda como dispositivo de control y dominación respecto a las políticas que pueden y deben llevar a cabo los ayuntamientos. En la etapa histórica que vivimos, en la que los estados y las instituciones han sido desmanteladas y se ha roto el acuerdo social, se vuelve imperiosa la necesidad de tener más estado, más institución, más protección.
Lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento de Madrid es una lucha entre dos instituciones: una cercana a la gente y otra demasiado pendiente de las órdenes de la Troika. Es una lucha entre dos modelos de entender la política muy diferente. Madrid adelanta el país que queremos: un país con una política económica alternativa, eficaz, justa y sostenible; que gasta menos pero mejor y que reduce una deuda insostenible. Madrid representa una defensa de la autonomía municipal que da soluciones eficaces a problemas concretos.
En frente de Madrid está la pesadilla. Está un villano de dibujos animados que pretende castigar con 238 millones de recortes a un Ayuntamiento que osa rebelarse y servir a su ciudadanía. Montoro representa la recentralización autoritaria y la intención de aplastar todo lo que no puede controlar. Montoro se armó con una ley homónima que permite al estado inmiscuirse en lo que pueden hacer los ayuntamientos.
Este combate tiene mucho de material, pero también mucho de simbólico. Es material porque 238 millones son muchos millones, representan muchos polideportivos y escuelas infantiles que el Ayuntamiento va a construir. Son partidas de gasto que van al capítulo de inversión y de gasto social. Supone mejorar la vida de la gente, municipalizar servicios, mejorar la gestión… 238 millones son muchos millones. Montoro lo sabe. Madrid lo sabe.
Pero este combate tiene también mucho de simbólico porque una victoria en Madrid supone un refuerzo de nuestras posiciones de cambio, insuflarnos unos ánimos que a veces escasean. Un gritar, alto y fuerte: ¡Sí se puede!
Madrid ya ha resistido antes, demasiadas veces en solitario, demasiadas veces sola. Madrid es nuestro Álamo, nuestra Orleans, nuestra Roma, que resiste frente a los bárbaros. Que, en este caso, resiste a los recortes impuestos y la asfixia. Este es un combate político prioritario, razón por la que los municipios nos hemos coordinado en una Red de Auditoría y contra la Deuda Ilegítima. Pero este combate requiere de la participación de muchos otros sectores: fuerzas estatales y movimiento popular que defienda lo avanzado y apoye para no retroceder.
Sólo a través de la suma de sectores y un frente amplio, solidario y fuerte podemos hacer frente a Montoro. Poner a la vista la contradicción del PSOE cuando sus ayuntamientos se asfixian por culpa de la ley Montoro pero se abstienen para derogar esta ley. Hacer que la gente sea consciente de que gobierno ahoga a las demás administraciones. En definitiva, pasar de una fase de resistencia, romper el cerco y desplegar las velas de la iniciativa política. Sólo así podemos despertarnos una mañana sin una luna triste en la mirada y decir que sí, que éramos el elegido.
Cristian Gracia Palomo es politólogo y miembro de la Red Municipalista Contra la Deuda Ilegítima y los Recortes.