A modo de homenaje, compartimos la entrevista realizada por Gonzalo Armúa a François Houtart en el año 2013 en el marco de la I Asamblea del ALBA Movimientos.
Francois Houtart, sociólogo marxista, ligado a los movimientos sociales y a la teología de la liberación, analizó en el marco de la Asamblea Continental de los Movimientos Sociales del ALBA la situación actual de crisis mundial y las tareas hacia adelante para generar un cambio de paradigma que permita la salida de la crisis sistémica.
¿Podría explicar el concepto de crisis civilizatoria del capitalismo que atravesamos actualmente?
La crisis que estamos viviendo aparece como una crisis financiera, monetaria y, finalmente, económica. Tiene dimensiones globalizadas porque el sistema capitalista esta globalizado. En este sentido, tiene efectos mas graves que cualquier crisis que hemos conocido en el pasado. La crisis es multidimensional, es alimenticia, energética, climática.
Todas estas facetas de la crisis tienen un origen similar: la lógica del sistema capitalista. Por ejemplo, la crisis alimenticia ha dependido de manera coyuntural del alza de los precios de los productos agrícolas y le costo a más de 150 millones de personas caer bajo de la línea de la pobreza. Tiene un aspecto estructural: la exclusión de los campesinos de sus tierras, la concentración de tierras y el desarrollo del monocultivo para agrocombustibles, etc.
La crisis climática es el resultado de la destrucción de los ecosistemas y de la biodiversidad que siempre llevan la misma lógica: utilización de la naturaleza como mercancía para la acumulación del capital. Todo esto es una acumulación de varios aspectos, de varias crisis, que tienen una cosa similar que es la lógica del sistema. Es por eso que es una crisis del sistema y no una crisis coyuntural. Por esto podemos concluir en que no basta con regular el sistema, sino lo que hay que hacer es pensar alternativas y otro paradigma.
-Dentro de esta problemática multifacética ¿Cuáles podrían ser indicios de posibles respuestas?
Un discurso apocalíptico no sirve de nada, porque no ayuda a encontrar soluciones. Hay que tener un discurso realista pero buscando soluciones. Debemos ver y entender lo que es un cambio de paradigma y tomar los 4 ejes que toda sociedad debe resolver: la relación con la naturaleza, la economía, la organización colectiva social y política y por ultimo, la cultura.
La relación con la naturaleza es pasar de la explotación a un respeto por ella como fuente de toda vida. No permitir la propiedad privada de los recursos naturales, no permitir la mercantilización de los bienes necesarios para la vida como el agua, semillas, etc. Prolongar la vida media de los cultivos para ahorrar la materia prima, prohibir o disminuir el comercio internacional. El 60% de la producción mundial pasa por los océanos, cada día hay 22 mil barcos de mas de 400 toneladas en los mares, cuando se podría producir lo mismo en cada sitio sin provocar la destrucción de los océanos.
En el segundo aspecto, pienso que se debe realizar una revolución que es la de privilegiar el valor de uso por sobre el valor de cambio. Por ejemplo, para el sistema, el agua solamente tiene valor cuando se pone en botellas y se vende como mercancía. Este cambio que digo, el socialismo lo ha propuesto hace ya mucho tiempo, pero tras la ola neoliberal debemos retomar esta lógica.
En el tercer aspecto, la organización colectiva, el principio debe ser el de procesos democráticos en todas las relaciones sociales e institucionales, no solamente políticas, sino también económicas. Y también en toda organización social, sindical, religiosa, culturales, debemos instituir los procesos democráticos como regla fundamental para hacer de las personas sujetos, actores principales y no solamente clientes.
Y finalmente, el cuarto aspecto, la interculturalidad. Hay que evitar la hegemonía de la civilización occidental, que plantea un planeta inagotable, cuando es justamente a la inversa. Esta elimina todas las otras culturas, cuando en todas hay una riqueza extraordinaria, que pueden contribuir a la redefinición de la cultura de lo que es el desarrollo humano.
Entonces, cuando tomemos con seriedad estos cuatro ejes, construiremos un nuevo paradigma. Esto puede ser la base de la transición, porque no se puede cambiar todo en un día. No podemos pedirle a Venezuela que ceda todos los pozos petroleros mañana. Yo llamo a este nuevo paradigma “el bien común de la humanidad”, que bien también puede llamarse “socialismo del siglo XXI”, no importan los nombres, lo que importan son las políticas generales para definir esta transición a la conformación del nuevo paradigma.
-¿Cómo encontrar un punto intermedio entre un proceso de acumulación lento, participativo, colectivo y la necesidad de una respuesta concreta en el corto plazo?
Es el gran desafío. Yo pienso que la tarea de los movimientos sociales es el de acelerar el proceso de conciencia, porque todavía no la hemos desarrollado lo suficiente. Hay aspectos en los que si hay una conciencia un poco mas desarrollada, como por ejemplo la urgencia de la transformación climática. Pero en otros no, como el de la destrucción de la selva amazónica, que es terrible. Cada uno en su país contribuye.
En Brasil, con los monocultivos, con las minas, se sacrifica parte de la selva por modernizar la agricultura. En Colombia, la destrucción es en las zonas del petróleo. En Ecuador, se destruye con las minas. Y así, cada uno con su razón.
El resultado es el anuncio, el mes pasado, de que si la situación continua en cuarenta años no hay mas selva amazónica. Este es un ejemplo de la importancia que tiene la conformación y aceleración de la conciencia. Por esto pienso que es muy importante la convergencia de los movimientos sociales.
– En cuanto a la relación entre movimientos sociales y movimientos políticos ¿Necesariamente tiene que complementarse lo político por un lado y lo social por otro?
Yo pienso que las funciones son diferentes, así como también los ritmos. Los movimientos sociales pueden desarrollar procesos que son más lentos para influir en la conciencia, cuando los movimientos políticos están para cumplir, más cuando están en el gobierno, que tiene 4 años para cumplir con las demandas. Así que son ritmos diferentes, y cada uno debe actuar en su lugar, en su ritmo. Lo que no significa que los movimientos sociales no puedan tener posiciones políticas, apoyar una coalición, partido o líder, pero no transformarse en partido político, porque así entraría en otra lógica que puede destruir su propia meta.
Es lo que veo en Colombia con la Marcha Patriotica o el Congreso de los Pueblos, que están discutiendo si conformarse como partido político. Para mi no tendría que ser así. Sí que tengan una proyección política, pero si se conforman en partido no serian mas movimiento social, y pierden un parte de su función.
– ¿Cómo se puede integrar una estrategia que contenga la complementariedad entre movimientos sociales y movimientos o partidos políticos?
Hay que tener metas claras. La meta tiene que ser la de un nuevo paradigma. Se deben precisar los ejes y metas no solamente teóricas, sino también practicas. Y así, cada uno en su campo, debe trabajar en lo que puede realizar. Debe haber un apoyo mutuo que permita que cada uno desarrolle su papel sin subordinar al otro. Si no hay movimientos sociales que apoyen el proyecto político se destruye la propia base.
Lo he visto en Nicaragua en el proceso Sandinista. El problema del Frente Sandinista, cuando se transformó en partido político, fue de tratar de absorber los líderes de todos los movimientos sociales. Se entiende porque era una reserva de liderazgo muy importante, pero no se dieron cuenta que estaban destruyendo la base misma de su propio poder.
Absorbiendo los líderes de los movimientos sociales los debilitaban, y estos no tenían la posibilidad de reproducir un nuevo liderazgo. Se destruyeron muchas comunidades eclesiales de base, que fueron la fuente de un liderazgo político muy importante, pero cuando todos los lideres pasan al campo político hay un vacío en los movimientos sociales. No digo que haya que hacer una diferencia total entre uno y otro, pero debemos pensar y respetar el papel de cada uno, apoyándose mutuamente y respetando su autonomía.
– ¿Cómo evalúa a los movimientos sociales en Latinoamérica, sobre todo a los que se enfrentan a gobiernos neodesarrollistas?
Estos gobiernos neodesarrollistas son post neoliberales, pero no post capitalistas. Hay excepciones como Venezuela, pero en general son el resultado de una cierta acumulación política de los movimientos sociales. En Brasil, el Partido de los Trabajadores no existiría si no estuviera el Movimiento Sin Tierra, los movimientos estudiantiles, etc.
Los movimientos políticos nuevos deben tratar de adquirir poder para realizar en la práctica las metas de los movimientos sociales. El peligro en estos casos, es el de instrumentalizar a los movimientos sociales solamente para fines políticos llevándose por las fechas electorales.
En Ecuador, por ejemplo, el gobierno caracteriza a los movimientos sociales como buenos o malos, según los apoyen o no. Lo que tienen que aceptar los movimientos o partidos políticos es la autonomía y/o la crítica de los movimientos sociales. Si los nuevos gobiernos se definen no como post capitalistas, sino como post neoliberales, los movimientos deben ir más allá, aceptar que es una etapa del progreso, pero no la ultima.
– ¿Qué posibilidades genera un espacio de articulación continental como el ALBA?
Por otro lado, en una dimensión continental, se pueden realizar más cosas que a nivel nacional. En el ALBA por ejemplo, hay más libertad en el sentido de que se puede tener un proyecto más radical. En este plano, puede tener posiciones más avanzadas que la de todos sus componentes, porque es menos sometido a presiones locales, a la burguesía local, etc.
El ALBA puede definirse como un proyecto post capitalista, aun si algunos de sus componentes no lo son. Ahí tienen la posibilidad los movimientos sociales de constituir un sujeto colectivo, participativo, que permite proponer ideas que vayan más allá, que obliguen a los partidos políticos a no caer en la tentación de parar en una definición socialdemócrata, aceptando el capital como instrumento de crecimiento económico. Así los movimientos en convergencia en un organismo como el ALBA pueden ayudar continuar el camino hacia el verdadero cambio.
Por Gonzalo Armua. Primera parte de la entrevista a Francois Houtart, sociólogo y profesor de la Universidad Católica de Lovaina de Bélgica y referente del Foro Social Mundial. En este artículo analiza la situación de la crisis civilizatoria mundial.
Disponible en ALBA MOVIMIENTOS: http://www.albamovimientos.org/2017/06/francois-houtart-en-la-i-asamblea-de-alba-movimientos/