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CADTM Internacional
El CADTM apoya la lucha del pueblo libanés para liberarse de la injusticia social y de la carga de las deudas ilegítimas
por CADTM
10 de marzo de 2020

Al tiempo que las autoridades libanesas suspenden el pago de la deuda externa a partir del 9 de marzo de 2020, el CADTM reafirma su apoyo al pueblo libanés en lucha desdeoctubre de 2019. Las manifestaciones y concentraciones populares continúan en todas las localidades libanesas, y en todos sus barrios, desde que surgió la revuelta del 17 de octubre de 2019, luego del anuncio por parte del gobierno de nuevos impuestos para las llamadas por whatsapp, los cigarrillos y la gasolina. Se trata del movimiento de protesta más importante desde la campaña ciudadana «vosotros apestáis» en 2015, contra la mala gestión de las basuras y las penurias eléctricas, que pusieron al descubierto la deficiencia de los servicios públicos y la disfunción de un sistema político caracterizado por la corrupción y el clientelismo.

Bajo el lema «Todos quiere decir todos», que reclama la salida de toda la clase
dirigente, este movimiento se inserta en el contexto de la segunda ola de procesos
revolucionarios en la región árabe, comenzada por la revuelta del 19 de noviembre de 2018 en Sudán, seguida en Argelia el 16 de febrero de 2019, y que también afectó a varios países como Irak, Irán o Jordania. Más globalmente, se enmarca en el contexto de movilizaciones populares, a escala mundial, contra las repercusiones de la crisis del capitalismo, a partir de 2008 en los centros imperialistas, acentuando sus efectos destructores sobre el Sud global.

Los y las que protestan, mayoritariamente jóvenes mujeres y hombres de diversas
comunidades y de todos los medios, ocupan plazas, organizan conferencias, concentraciones, marchas pacíficas y cadenas humanas que simbolizan la unidad de
acción independientemente de sus orígenes sociales, geográficos, o religiosos. Rechazan el confesionalismo utilizado por los dirigentes religiosos nepotistas en el poder que avivan las fracturas identitarias y sectarias con el fin de dividir a la población. Las leyes libanesas, de inspiración religiosa, son particularmente discriminatorias para las mujeres, lo que ha generado la fuerte presencia femenina en las revueltas, su determinación y su iniciativa militante activa. En estos días, comienzos de marzo de 2020, los y las manifestantes desafían, a la vez, los riegos de la contaminación por el coronavirus como las intimidaciones ejercidas por las fuerzas de represión. Reclaman la salida del poder de la casta que saqueó los dineros públicos e hundió al país en una profunda crisis económica y social. Entre 2005 y 2014, el 1 % más rico del Líbano consiguió el 23 % de los ingresos
y el 40 % del total de las riquezas patrimoniales personales, mientras que el 50 % más pobre del país se repartió la mitad de los ingresos de ese 1 %. [1] La población libanesa vive una situación de penuria y de degradación de los servicios públicos (educación sanidad,agua potable, electricidad, saneamiento, transportes…) y una alta inflación. Cerca de un tercio vive con menos de 4 dólares por día. El desempleo se calcula en un 25 %, y alcanza el 37 % si se considera la población menor de 25 años. [2]

Los bancos están, particularmente, en el punto de mira de la cólera de los y las
manifestantes. Las políticas económicas ultraliberales aplicadas después de la independencia reforzaron el sector financiero que se convirtió en la principal locomotora de una economía rentista. Los sectores productivos como la agricultura y la industria fueron desatendidos. El país importa cerca del 80 % de los bienes de consumo. El déficit comercial y el de la balanza de pagos aumentaron enormemente. La deuda pública es insostenible y representaba, según Standard and Poor’s (S&P) a comienzos de 2020, el 170 del PIB. [3] Casi el 40 % de esta deuda es en dólares.

La economía está sostenida por las remesas enviadas en divisas por la importante diáspora libanesa, calculada en 12 millones de personas [4] repartidas en los cinco continentes. Los fondos transferidos alcanzaron, en 2018, 8.000 millones de dólares, mientras que, ese mismo año, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) fue de 1.420 millones de dólares.

Los bancos comerciales libaneses utilizan ese flujo de dólares, provenientes del extranjero, para especular con los títulos de la deuda soberana en libras libanesas (LBP) beneficiándose de los tipos de interés, muy por encima de los tipos de los mercados internacionales, que otorga el Banco Central del Líbano (BDL). Esta última institución y los bancos comerciales poseen una gran parte de la deuda pública libanesa. Los tipos de interés elevados aplicados a los títulos soberanos y a los depósitos bancarios limitan fuertemente las inversiones de capitales en la economía productiva. Como consecuencia, la mayoría de la población sufre la pobreza y el desempleo. Pero este edificio ficticio, de ingeniería financiera, comienza a colapsar con la ralentización del ingreso de divisas en estos últimos años, dada la situación de crisis del capitalismo mundial y la guerra en Siria.

La fuga de capitales organizada por el 1 % más rico que domina el sector financiero se incrementa y acentúa la falta de liquidez. Los bancos, responsables de la crisis, la quieren transferir a los pequeños ahorradores que no logran retirar sus salarios o sus pensiones. Los y las manifestantes atacaron los cajeros automáticos y los vidrios de varios bancos, acusándolos de robar sus dineros, y de ayudar, a los políticos corruptos y a altos funcionarios, a transferir enormes cantidades de dinero al extranjero. La población libanesa también sufre duramente la fuerte devaluación de su moneda. El poder adquisitivo disminuyó drásticamente y la situación social se deterioró debido a los despidos masivos, la reducción de salarios, el acceso difícil a los créditos y a los depósitos bancarios en dólares.

El presidente anunció que el Líbano no pagará los Eurobonos que vencen el 9 de marzo de 2020 (hoy mismo). Se trata de un vencimiento de 1.200 millones de dólares en títulos que posee el Banco Central libanés, bancos del país y un grupo de inversores extranjeros. Otras suspensiones de pagos están previstas para abril y junio, por un total de 1.300 millones de dólares. Es la primera vez en la historia del país como Estado independiente que las autoridades declaran la suspensión de pagos de la deuda externa.

Una misión de urgencia del Fondo Monetarios Internacional (FMI) fue enviada rápidamente, en febrero, para un eventual plan de reestructuración de la deuda. Ya a fines de junio-comienzos de julio de 2019, había llegado al Líbano una misión del FMI. Esa misión publicó un informe en el que se pedían medidas draconianas de austeridad, provocando un profundo descontento en la población libanesa. [5] La aplicación de esas injustas medidas condicionaba el desbloqueo, por parte de los prestamistas, de 11.000 millones de dólares en forma de préstamos para la financiación del programa de
inversiones en infraestructuras (Capital Investment Program), aprobado en la conferencia CEDRE en abril de 2018.

Diversos grupos militantes reivindican la suspensión del pago de intereses y principal de la deuda, y la adopción de un programa de reformas que garanticen la seguridad social, alimentaria y de salud de la población. Para ello, es necesario instituir un impuesto excepcional y progresivo a las grandes fortunas depositadas en los bancos,
sin imponerlo a los pequeños ahorradores. Esos grupos activos reclaman también que desaparezca la dictadura de los bancos, además de su nacionalización, la caída de la oligarquía gobernante, la condena a los responsables corruptos y la construcción de una economía basada en la justicia social.

La red CADTM internacional apoya las reivindicaciones que emanan de este
movimiento de protesta popular en el país. La suspensión de pago de la deuda debe ser un acto unilateral soberano del Líbano. Y no se podrá realizar si no hay una radicalización del movimiento actual y una movilización profunda de todos los sectores populares libaneses. Esta suspensión deberá estar acompañada de una auditoría integral de la deuda y el repudio sin condiciones de la parte identificada como ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible. La anulación de la deuda pública debería integrar la protección de los pequeños ahorradores que colocaron sus economías en títulos públicos.

El eslogan de socialización del sector bancario con expropiación sin indemnización a los grandes accionistas privados, que afecta al centro del sistema capitalista, debe ser un objetivo político que el movimiento de protesta tendría que lograr. También, el movimiento debería concretar su perspectiva de instauración de un gobierno
de soberanía popular que rompiera con la dependencia de los mercados financieros. Ese gobierno debería promulgar el control de capitales, retomar el control del Banco Central y establecer una nueva regulación bancaria pública.

La red CADTM internacional:
— Expresa su total solidaridad con el pueblo libanés en lucha para conquistar la
justicia social y ejercer la soberanía política.
— Denuncia la represión a los y las manifestantes.
— Apoya las reivindicaciones del movimiento de protesta para:
• La suspensión de pagos de la deuda;
• la socialización y la expropiación de los bancos;
• la caída de la oligarquía capitalista instalada en el poder;
• la condena de los altos funcionarios y dirigentes políticos corruptos y
corruptores.
— Y recomienda:
• una auditoría ciudadana de la deuda;
• la anulación de las deudas ilegítimas;
• un control selectivo de los movimientos de capitales, permitiendo los
pagos internacionales por debajo de una suma razonable, por ejemplo, el
equivalente a 2.000 dólares por mes para los particulares. Así mismo es
necesario permitir a los particulares retirar de su cuenta bancaria una
cantidad mensual razonable.

• la expropiación de los bienes robados por los gobernantes y su
retrocesión a la población mediante un fondo para la justicia social
controlado por la ciudadanía.
La red CADTM internacional espera que la revuelta de la población del Líbano alcance
su objetivo político de instauración de un gobierno popular que:
— Inicie un programa de desarrollo soberano, solidario y autocentrado;
— ponga fin a las políticas neoliberales y a las privatizaciones de los servicios
públicos.
Viva la lucha del pueblo del Líbano.


CADTM