22 de agosto de 2011 por Jérôme Duval
En España, la indignación, como detonante de una movilización de gran amplitud, ya estaba latente antes del 15 de mayo, a través de nuevas organizaciones como: Juventud sin futuro, [1] que agrupa a jóvenes contra la precariedad y la mercantilización de la educación; la Plataforma de Afectados por la Hipoteca-PAH, que lucha a favor del derecho constitucional a una vivienda digna y contra las expulsiones; No les votes, una plataforma que manifiesta su rechazo al voto a los partidos mayoritarios y corruptos, quienes han aprobado, por ejemplo, la censura por Internet con la Ley Sinde. Asimismo, la Coordinadora de Asambleas de Barrios y Pueblos de Madrid, que desde enero organizó varias asambleas de trabajadores, constituidas en distintos barrios. Una de sus principal acciones fue impulsar una nueva huelga general después de la movilización del 29 de septiembre de 2010, la primera en contra del gobierno de Zapatero.
Por lo tanto, todo parecía listo para que la “Generación Tahrir”, nombre emblemático que simboliza la revolución en Egipto, consecutiva de la de Túnez, alcanzara el otro lado de la orilla mediterránea.
15 de mayo, la indignación baja a la calle
Y se produjo el hecho: el 15 de mayo de 2011 quedará grabado en la historia. Después de la manifestación convocada por el movimiento recientemente constituido Democracia Real Ya, centenares de participantes inspirados por la ocupación histórica de la plaza Tahrir, de El Cairo [2], decidieron actuar y ocuparon la plaza central de la Puerta del Sol en Madrid. Fueron desalojados pero lo único que consiguió la acción policial fue reforzar el fenómeno y en pocas horas los “indignados” ocupaban espacios públicos de todo el país, gritando en plena campaña electoral “Ya no nos representan”, o “Lo llaman democracia y no lo es”.
En ese momento el movimiento popular se tornaba aún más numeroso en la Puerta del Sol, se instalaban tiendas de campaña, se formaba una acampada, y así nació el emblema de “acampadasol”. Rápidamente otras ciudades siguieron sus pasos, y de pronto las plazas públicas de más de cincuenta ciudades de España se encontraron ocupadas. A pesar de que los participantes fueron ignorados y desacreditados por los medios de comunicación, como peligrosos provocadores de disturbios, unas veces tildados de hippies, otras veces de violentos anarquistas, el movimiento se ampliaba, se arraigaba, y se organizaba.
La efervescencia, la exaltación y la motivación de un pueblo demasiado tiempo resignado llegaba a su culminación y el movimiento Democracia Real Ya se encontró desbordado por la amplitud de los acontecimientos. Cada “acampada”, en cada plaza, de cada ciudad o pueblo es independiente y se organiza mediante asambleas generales y múltiples comisiones (logística, acción, educación, economía, internacional, prensa, difusión, entre otras). Las manifestaciones o acciones son cotidianas. El clamor social se extendió con fuerza y su potencial pone la piel de gallina.
Como siempre, cuando se producen movilizaciones sociales importantes, la concienciación de los participantes se contagia rápidamente sorprendiendo al ciudadano incrédulo. Corrupción, democracia real, ley electoral, justicia fiscal, endeudamiento… casi todo es tratado y discutido, las informaciones y los conocimientos se transmiten tanto a través de incesantes reuniones como de Internet. Todo esto reafirma los motivos para la acción. Más necesario que nunca, el movimiento se refuerza día tras día.
Las movilizaciones se mantuvieron a pesar de la prohibición emitida por el Gobierno, en la víspera —día de reflexión— de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo. En estos comicios la oposición de derecha, el Partido Popular (PP), obtuvo una aplastante victoria (37,5% para las municipales). Sin embargo, es importante relativizar los resultados, puesto que la suma de la abstención, el voto en blanco, y el nulo fue superior a los votos obtenidos por el PP. Si comparamos el número de votos escrutados a favor del PP con la cantidad de electores inscritos, el resultado del PP se reduce al 24,4%, frente a una abstención del 33,7%. [3]
Cada “acampada” elabora lo más democráticamente posible, no sin dificultad, su dossier de reivindicaciones. Todas estas exigencias políticas son más o menos similares, y a veces se nota una buena dosis de radicalidad.
La cuestión de la auditoria de la deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
se plantea en Sevilla, en la asamblea de Logroño [4], como en el seno de la comisión económica de Madrid y de Barcelona. A menudo se menciona la necesaria nacionalización de los bancos, la interdicción de los paraísos fiscales o la escandalosa impunidad de los políticos corruptos... aunque la lista de las reivindicaciones es larga y constantemente mejorada.
El aprendizaje de la democracia es tedioso, y todo el mundo es consciente de que un movimiento así debe perdurar para concretar sus objetivos y transformarse en victoria. Tan sólo es el comienzo de una larga lucha que se internacionaliza. Ya desde el 25 de mayo, decenas de miles de manifestantes en más de 20 ciudades griegas se movilizaron con el mismo modo de acción que los indignados españoles, el movimiento no paraba de ampliarse, y rápidamente se expandió a unas sesenta ciudades; las asambleas populares se repetían delante del parlamento de Atenas, que fue bloqueado varias veces por los manifestantes. De momento, sin comparación alguna, otras iniciativas similares tienen lugar en varios países y aunque la policía desaloja los campamentos, las asambleas populares continúan en las plazas públicas de Francia, Bélgica, Portugal [5], y otros países.
El 27 de mayo, la policía catalana, bajo el pretexto de limpiar la plaza para la celebración de la Liga española de fútbol prevista para el día siguiente, desalojó violentamente “Plaça Cataluyna”. Las placas de identificación disimuladas bajo las chaquetas antibalas de los policías catalanes (“Mossos d’esquadra”) les permitieron actuar con total impunidad. El resultado será de más de 100 heridos y decenas de detenidos. Todo quedó requisado, material informático incluido. En respuesta, los manifestantes afluyeron pacíficamente de todos los barrios de Barcelona para tomar “su plaza”. “¡Felipe PuigF [6], dimisión!” será entonces el lema coreado casi continuamente. Es, a pesar de todo, una victoria: la violencia le ha quitado toda credibilidad al gobierno catalán, los indignados siguen con la ocupación de la plaza y el día acaba con una manifestación de varias decenas de miles de personas contra los recortes en el presupuesto de sanidad o de educación. El campamento de Lérida, otra gran ciudad catalana, fue igualmente desalojado.
La mayoría de las ciudades decidieron levantar las acampadas unas tras otras, para descentralizar el movimiento por medio de las asambleas en los barrios y reforzar la participación local, decisión que incumbe a cada asamblea general. Un “punto de información” subsiste a veces, como es el caso de Madrid, para divulgar la información proveniente de las distintas comisiones o barrios para el ciudadano. Los días 4 y 5 de junio, representantes de más de 53 ciudades convergieron en la capital para exponer y debatir, durante el primer encuentro “inter-acampada”, las ideas y propuestas vinculadas en las asambleas de barrio, la evolución y las acciones del movimiento. Durante este encuentro se acordó que la movilización durante la investidura de los alcaldes, concejales municipales y diputados regionales fuera muy fuerte. Tal fue el caso de los manifestantes, el 9 de junio en Valencia, que se reunieron frente a “les Corts” (parlamento autonómico) para denunciar la corrupción de los nuevos elegidos, pero sufrieron una carga policial que ocasionó varios heridos, incluyendo el diputado Juan Ponce (del partido Compromís), y cinco detenidos. Al día siguiente tuvo lugar una cacerolada delante del ayuntamiento.
El 15 de junio en Barcelona, justo un mes después del principio del movimiento, los manifestantes intentaron rodear el parlamento, obligando el presidente de la Generalitat [7], Artur Mas, y a la presidenta del parlamento, Núria de Gispert a llegar en helicóptero a la cámara catalana donde estaban siendo debatidos los recortes presupuestarios. Artur Mas evocó un “uso legítimo de la fuerza” para hacer frente al “caos” que terminó con numerosos heridos. Respecto a Núria de Gispert, sin dudar, proclamó : “No nos merecemos este atentado a la democracia”. Fue la ocasión soñada de quitarle credibilidad al movimiento por su supuesta violencia...
19 de junio, demostración de una fuerza popular y pacífica
El 19 de junio de 2011 es otra fecha que quedará marcada en la historia de los movimientos sociales. El pueblo, de nuevo unido y pacifico, “tomó la calle” en numerosas ciudades de aproximadamente 35 países del mundo repartidos en distintos continentes, para reclamar enérgicamente una verdadera democracia, acompañada de una justicia digna de su nombre, capaz de castigar a los políticos corruptos, juzgar a los responsables de la crisis y hacerles pagar el coste. De Rabat a Bruselas, de Lisboa a Atenas, como en unas sesenta ciudades españolas, la indignación llegaba a su punto culminante.
En España, la movilización parecía estar por encima de las esperanzas, ya que desde ciudades y barrios numerosas columnas de manifestantes convergían hacia las capitales y las grandes ciudades, originando efusiones de alegría en sus encuentros. Por la tarde, Barcelona y Valencia tomaron el relevo para llenar las calles. Pero por encima de la indignación que se incubaba desde hacía mucho tiempo, es el surgimiento de un nuevo tipo de rebelión social a la que se deben enfrentar los encargados del orden político. Un movimiento social sin precedentes que reivindica la no violencia, sin etiqueta de partidos, y que quiere mostrar que es posible acabar con un sistema no-democrático y corrupto, intrínsecamente generador de desigualdad y de pobreza.
El desafío es enorme para un movimiento que, ambiciosamente, se autoproclamó desde el principio como la Spanish revolution. Es cierto que el camino es largo y que no basta con proclamar la revolución para vivirla. Sin embargo, después de más de dos meses del comienzo de este movimiento histórico, es obvio que lleva por dentro una esencia revolucionaria: un cambio radical en la misma manera de proceder y de llevar la lucha. Las asambleas se expanden por los barrios y el movimiento es parte activa en las acciones locales: como por ejemplo para respaldar a los inquilinos amenazado de expulsión, o para conseguir otra gestión del dinero público en favor de los barrios en lugar de grandes eventos, como la Formula 1 en Valencia, etc. Esta competición cuesta una fortuna al contribuyente, que finalmente aprovecha poco o casi nada, y emite una cantidad descomunal de gases de efecto invernadero que realmente no nos es necesario —se organizaron tres días de movilización durante la realización de la F1 de Valencia, los días 24, 25 y 26 de junio—.
La victoria social del 19 de junio de 2011 consistió en lograr desmontar el discurso mediático dominante que denunciaba el presunto carácter violento de los manifestantes, donde sólo se veía la violencia policial, infiltrada o no, o la de algunos individuos no representativos del movimiento. Esta estrategia, bien conocida del poder político y de los medios de comunicación a sus órdenes, utilizada con el fin de fracturar el movimiento, siempre se repite cuando se pone en peligro el sistema. Esto permite dividir el movimiento entre pseudoviolentos y no-violentos, y sobre todo generar un debate publico con el objetivo de eludir la verdadera cuestión de la violencia extrema y cotidiana, la que es intrínseca al propio sistema capitalista, la que no duda en reprimir a los ciudadanos que ejercen su derecho a manifestarse pacíficamente, esta violencia que condena a la miseria a la mayoría de la población, mientras una pequeña minoría sigue beneficiándose en tiempos de crisis.
Pero en este 19 de junio, la diatriba mediática de los políticos denunciando actos bárbaros dañando a la “democracia” fue aniquilada por un levantamiento popular de mucha importancia; las masas tomaron las calles de manera pacifica, controlando las posibles infiltraciones de policías de civil. La violencia, última arma del poder político para romper cualquier movimiento social, parece descartada, al menos por el momento.
Mientras muchos apostaron por un agotamiento y la falta de perspectivas a largo plazo del movimiento, esta demostración de fuerza del 19 de junio refuerza la idea de un movimiento que perdurará, portador de profundas reivindicaciones, a la cabeza de las cuales figura la denuncia del pacto del euro, verdadera “contrarrevolución silenciosa”, totalmente ocultada por los medios de comunicación dominantes.
Un día después de la manifestación, el 20 de junio, un grupo de personas partieron de Valencia hacia Madrid, para una marcha de 500 Km. Durante los 34 días de recorrido, los participantes visitaron numerosos pueblos donde explicaron en qué consiste el movimiento del 15 de mayo (15M) y participaron en cada etapa en las respectivas asambleas populares. En el camino, varios puntos de encuentro habían sido previstos para las otras marchas que partieron desde Barcelona, Vigo, Pontevedra, Orense, Santiago, Cádiz,... y que convergieron el 23 de julio en Madrid. Se perfiló un calendario de movilizaciones, con una fecha principal: la del 15 de octubre, día de movilización internacional.
El movimiento tan solo empieza, el pueblo quiere una democracia real, ¡el poder para el pueblo ya!
Traducción: Alba Moreira, Jérôme Gonzalez
[1] Léase el manifiesto de Juventud sin Futuro : http://www.juventudsinfuturo.net/search/label/Manifiesto
[2] Después de 18 días de rebelión, el movimiento revolucionario egipcio logro derrotar al dictador Mubarak, quien dimitió el 11 de febrero, y entregó el poder al ejercito de Egipto.
[3] Véase los resultados publicados por El País, http://resultados.elpais.com/elecciones/2011/municipales/
[4] Noticia de Europa Press del 16 de junio 2010: 15M-. Asamblea Logroño exige un referéndum vinculante ante «un eventual rescate», http://www.europapress.es/la-rioja/noticia-15m-asamblea-logrono-exige-referendum-vinculante-eventual-rescate-20110616101134.html
[5] El campamento de la plaza Rossio de Lisboa fue desalojado por la policía el 4 de junio de 2011.
[6] elip Puig es consejero de Interior en el gobierno catalán y responsable de la violencia en el intento de expulsión.
[7] La Generalitat es el sistema institucional en que se organiza políticamente el autogobierno de Catalunya, que comprende el Parlamento, la Presidencia y el Consejo ejecutivo del gobierno de esta comunidad autónoma. Artur Mas fue elegido presidente de Catalunya. Sin embargo, su partido, Convergencia y Unión (Convergència i Unió en catalán), en siglas CiU, sólo recibió el apoyo del 14.9 % del electorado. Léase ¿Quién es antidemocrático ?, Vicenç Navarro, junio de 2011, http://www.vnavarro.org/?p=5832
es miembro del CADTM, Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (www.cadtm.org) y de la PACD, la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda en el Estado español (http://auditoriaciudadana.net/). Es autor junto con Fátima Martín del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria editorial 2016 y es también coautor del libro La Deuda o la vida, (Icaria, 2011), libro colectivo coordinado por Damien Millet y Eric Toussaint, que ha recibido el Premio al libro político en Lieja, Bélgica, en 2011.
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