En el vigésimo octavo día de la insurrección social en Túnez, el movimiento no se debilita no obstante las decenas de personas muertas por las balas (66 según el FIDH) y los miles de heridos. Ayer por la noche, a pesar del toque de queda, hubo enfrentamientos violentos entre los manifestantes y las tropas especiales de la policía en varios barrios de la capital. Además, la revuelta se ha extendido a otras ciudades con nuevos enfrentamientos y nuevas víctimas.
Por otra parte, ayer comenzó en Sfax, segunda ciudad de Túnez, la aplicación de la huelga general regional rotativa, decidida por el sindicato obrero (UGTT). Tuvo muy buen seguimiento y fue la ocasión para una manifestación que reunió decenas de miles de personas, algo nunca visto en Sfax. Hoy es el turno de Kairouan y de Jendouba, en donde en este momento se están desarrollando manifestaciones similares. Mañana, es el turno de Túnez, capital, para una huelga general de 9 a 11 horas, sin manifestación.
Además, dentro de muy poco, Ben Ali hará una alocución por televisión, la tercera vez en dos semanas. Antes de eso, ha convocado al secretario general de la UGTT, que le ha reiterado su apoyo.
Finalmente, sabemos de fuentes sindicales que las fuerzas de policía están por retirarse de varias ciudades, y que al mismo tiempo se permite que milicias armadas, sin ninguna relación con los manifestantes saqueen y quemen tanto bienes públicos como privados.
¿Cuáles son los desafíos de este importante enfrentamiento social que está sucediendo en Túnez, y que no tiene precedente en la historia?
Por primera vez, quizás desde la revuelta de 1864 contra el Bey de Túnez, las masas populares tunecinas hicieron irrupción en la escena política, bajo la forma de lo que podríamos llamar una revolución.
Esta revolución que se ha desencadenado lejos de las concentraciones poblacionales y económicas del país, en torno a reivindicaciones sociales, especialmente sobre el empleo, se extendió al resto del país, reclamando la salida de Ben Ali.
Contrariamente a la crisis de 1987, en que los oprimidos estaban completamente ausentes de la escena política dejando el terreno libre a la burguesía para poder organizarse y reajustar su régimen, durante la crisis actual son las clases populares, con las manos desnudas, las que tratan de derrocar al régimen que las explota, y las oprime desde hace medio siglo.
Lo que se juega es un reto histórico, sin precedente, para el desarrollo futuro de Túnez. El mantenimiento del sistema de opresión y de explotación actual, o el derrocamiento de este sistema y la continuidad del proceso democrático y social que lo venció. Si es esta última opción la que se realiza, serán las masas las que tengan que decidir, mediante elecciones libres para una asamblea constituyente, la forma y el contenido del nuevo régimen.
La victoria de la revolución en Túnez, si se realiza, abrirá perspectivas reales para un desarrollo económico y social, lo que ya es un reto social de importancia. Un proceso como este tendrá, sin ninguna duda, una influencia positiva en toda la región del Magreb, además de los beneficiosos efectos para la mayoría de tunecinos.
Además, este proceso tendrá repercusiones importantes sobre el porvenir social y político de la región. Primero, al desacreditar el pretendido «ejemplo tunecino» que frecuentemente los voceros del capitalismo liberal lo publicitaron como el modelo a seguir. Así mismo, la eventual caída del régimen tunecino debilitará la dominación imperialista en la región, en la medida en que constituye, en el mantenimiento del orden mundial, una sólida referencia en la región magrebí, incluso árabe. Finalmente, una cierta especificidad tunecina, especialmente en cuanto a la condición femenina, pero también por la larga tradición sindical. independiente del poder, puede ser otro punto de apoyo para una dinámica de progreso social en la región.
Otro aspecto importante de la revolución en curso es la cuestión de la ideología religiosa. Actualmente no constituye una referencia para el movimiento. Y esto se explica porque la religión no representa ninguna cuestión de controversia en este conflicto, y además no existe en el terreno de las luchas ninguna fuerza política organizada y actuante en la que el Islam constituya la referencia programática. Esto ayuda a clarificar los retos de las luchas en curso, así como una victoria que emerja de esa realidad puede ayudar a desactivar la cuestión religiosa, y no sólo en Túnez , sino en toda una región en que el Islam es omnipresente.
Túnez 13 de enero de 2011
Fathi Chamkhi
RAID-ATTAC/CADTM
Traducido para Griselda Pinero
12 de noviembre de 2020, por Fathi Chamkhi , Robin Delobel
13 de octubre de 2016, por Fathi Chamkhi , Dominique Lerouge , Bertold du Ryon , Freddy Mathieu
Intervención del representante de Raid Attac-Cadtm Túnez en el parlamento europeo
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