1ro de diciembre de 2009 por Esther Vivas
Esther Vivas (Sabadell, 1975), del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, acaba de publicar junto con Josep Maria Antentas Resistencias globales. De Seattle a la crisis de Wall Street (Editorial Popular), una crónica del movimiento antiglobalización vivida en primera persona desde sus orígenes.
¿Qué representó Seattle?
Fue el punto de inflexión de las resistencias a la globalización
Globalización
(ver también Mundialización)
Origen y sentido de este término anglosajón: en inglés, la palabra «global» se refiere tanto a fenómenos que interesan a la (o las) sociedad(es) humana(s) a nivel del globo como tal (es el caso de la expresión «global warming» que designa el efecto invernadero), como a procesos que poseen la característica de ser «globales» únicamente en la perspectiva estratégica de un «agente económico» o de un «actor social» preciso. En lo que estamos viendo, el término «globalización» nació en las bussiness schools norteamericanas y reviste el segundo sentido. Se refiere a los parámetros pertinentes de la acción estratégica del gran grupo industrial. Lo mismo sucede en la esfera financiera. A la capacidad estratégica del gran grupo de adoptar una aproximación y una conducta «globales». En un debate público, el patrón de uno de los mayores grupos europeos explicó, en sustancia, que la «globalización» representa «la libertad para su grupo de implantarse donde quiera, cuando quiera, para producir lo que quiera, aprovisionándose y vendiendo donde quiera, y en donde tenga que soportar las menores obligaciones posibles en materia de derechos laborales y convenciones sociales» (extraido de Chesnais, 1997[a]).
neoliberal. Convergieron varios actores (sindicalistas, jóvenes, etc.) y marcó el imaginario colectivo y de movilización. Pero no surgió de la nada. El zapatismo se levantó ya en 1994 contra el Tratado de Libre Comercio uniendo la lucha local con la global.
¿Qué victorias ha conseguido el movimiento antiglobalización?
La reunión de Seattle fracasó, se logró parar el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI)... Pero ha habido dificultades en conseguir victorias concretas porque las resistencias aumentaron, pero también la intensidad de las políticas que combatíamos. El mayor éxito ha sido el descrédito de las instituciones internacionales que fueron artífices del modelo de globalización capitalista. Ahora vivimos una crisis sistémica que da la razón a lo que decía el movimiento hace ya tanto tiempo.
Las instituciones han asumido algunos de vuestros postulados. ¿No es también un éxito?
Lo que ha habido es un intento de cooptar parte de nuestro discurso para legitimar sus prácticas. Dan respuestas de maquillaje, que no buscan cambios, sino retoques básicamente de imagen. Cada gran cumbre es un ejemplo: hay grandes declaraciones sobre la pobreza u otras cuestiones, pero sin repercusión práctica. Son palabras vacías.
¿El movimiento sigue existiendo como tal?
En 2004, después de las grandes movilizaciones contra la guerra de Irak que no lograron pararla, las luchas se nacionalizaron y localizaron: centrándose en los asuntos más cercanos y concretos, sin perder la perspectiva global. Quizá es menos visible, pero ha quedado un tejido muy vivo de resistencias, con prensa alternativa, economía solidaria y otras fórmulas que tienen su origen en lo que pasó en Seattle.
¿Pero estas redes son reactivables para movilizaciones masivas?
Sí porque el tejido es fértil y se han conservado espacios de referencia como el Foro Social Mundial, pese a sus debilidades.
¿Cuál es la relación con la política de partidos?
En la primera etapa primaba la visión que aspiraba a cambiar el mundo sin tomar el poder. Pero se vio que el movimiento per se tiene grandes limitaciones. Ahora está más claro que existe la necesidad de actuar también políticamente.
Entrevista realizada por Pere Rusiñol en Público, 29/11/09.
Periodista i investigadora en moviments socials i polítiques agrícoles i alimentàries.
És llicenciada en periodisme i màster en sociologia. Les seves principals línies de treball són l’anàlisi dels moviments socials alternatius (antiglobalització, fòrums socials, indignats) i els impactes del model agrícola i alimentari i les alternatives que es plantegen des de la sobirania alimentària i el consum crític.
És autora de diversos llibres sobre aquestes temàtiques, alguns dels quals han estat traduïts al francès, portuguès, italià, croat i alemany.Cambiarlo para comprenderlo. Autora de diversos libros sobre movimientos sociales y políticas agrícolas y alimentarias. Su último trabajo es ‘Planeta indignado. Ocupando el futuro’ (Sequitur 2012), escrito junto a Josep Maria Antentas. En todas partes cuecen habas y aquí más.
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