Comité para la abolición de las deudas ilegítimas

Seguir dando voz a quienes no la tienen.

En un mundo donde las noticias cambian a la velocidad de un clic es fácil que
los nuevos conflictos sustituyan a los antiguos, que las tragedias empiecen a
caer en el olvido y que las voces más frágiles vuelvan al silencio.

Pero la justicia no caduca y el dolor de quienes sufren no desaparece solo
porque aparezcan nuevos titulares.

Por eso, seguir dando voz a quienes no la tienen es un acto de responsabilidad
y de memoria. Significa no permitir que la indiferencia o la saturación
informativa nos anestesien. Cada nueva crisis no puede borrar la anterior, debe
servir para recordarnos que la solidaridad, esa “ternura de los pueblos” de la
que nos habla el Che Guevara, no tiene fecha de caducidad y que la dignidad
humana no puede ser selectiva.

Continuar hablando, escribiendo y actuando en favor de las personas olvidadas
es mantener viva nuestra conciencia colectiva. Porque mientras haya personas
sin voz, habrá razones para alzar la nuestra.

De ahí, mi humilde aportación a través de una pequeña presentación con las
cifras, análisis y comentarios de la tragedia, durante los años 2023 y 2024, de
las muertes en el mar (que no son muertes, son asesinatos) en su intento por
alcanzar las costas Canarias desde África. Una tragedia que sigue y sigue,
porque nada se ha hecho por detenerla y porque migrar en busca de una vida
digna de ser vivida es, ante todo, un Derecho Humano inalienable.