15 de junio de 2016 por PACD
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Nos acercamos a las elecciones del 26 de junio habiendo superado, según la contabilidad de Protocolo de Déficit Excesivo (PDE) de la Unión Europea [1], el límite simbólico del 100% de deuda pública respecto a PIB (el PIB es aproximadamente 1 billón de euros), porcentaje que era aproximadamente del 35% cuando empezó la crisis. Sin embargo, el sistema de contabilidad del Banco de España [2], mucho menos laxo que el de PDE de la UE, muestra unas cifras diferentes. Estos datos muestran que cuando empezó la crisis en 2008, la deuda pública se situaba en 487.000 millones de euros [3], mientras que la deuda total de la economía española era de 3,97 billones de euros (aproximadamente 4 veces el PIB español). La parte pública era el 12% del total de deuda, mientras que la privada (de sociedades financieras, no financieras y hogares), que era de 3,48 billones, suponía el 88% del total. Según la misma fuente a finales de 2015 la deuda pública se ha multiplicado casi por tres desde el 2008, llegando a 1,22 billones de euros, o sea el 122% del PIB, pero la deuda total de la economía española sigue siendo de 3,98 billones de euros, exactamente la misma cantidad que en 2008.
Los datos son muy explícitos. La parte pública es ahora el 30%, mientras que la privada es ahora el 70%. La deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
privada se ha reducido en 720.000 millones, mientras que la deuda pública ha aumentado exactamente 730.000 millones, casi la misma cantidad.
Las políticas de austeridad no sirven para reducir la deuda total, ni para relanzar la economía y crear empleo, como admite el mismo FMI
FMI
Fondo monetario internacional
El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.
A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.
Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).
Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).
Sitio web :
en un artículo recién publicado [4], sino para transmitir deuda privada a deuda pública así como reducir los derechos económico y sociales conquistados con duras luchas. Es sencillo, el aumento la deuda pública ha sustentado los beneficios de las grandes empresas y bancos del IBEX y les ha permitido que recompongan sus maltrechos balances, muchos de ellos aún en quiebra, reduciendo sus deudas a través de estos mecanismos de transmisión macroeconómicos.
Sufrimos un gran despliegue de tales mecanismos, entre los que destacan el proceso agresivo de recortes en la provisión de servicios sociales públicos, sector que está ocupando el capital privado; las privatizaciones; las reducciones salariales y de derechos laborales en toda la economía; los subsidios, ayudas y avales a grandes empresas, en especial del IBEX; una fiscalidad regresiva basada en la permisivadad con el fraude y la elusión impositiva de grandes empresas y grandes fortunas; los rescates a la banca; y los arreglos monetarios de la Eurozona, que obligan a los Estados a financiar sus déficits a través de los mercados financieros (siendo los grandes bancos españoles los grandes beneficiados).
Cabe aclarar que la reducción de la deuda de los hogares, se ha llevado a cabo, no con subvenciones a este sector económico, sino todo lo contrario. Esta reducción se ha producido a través de distintos procesos, entre los cuales están las ejecuciones de hipotecas morosas, que han cancelado deudas a cambio de la expropiación de viviendas por parte de los bancos, y de la no provisión de nuevo crédito, cosa que después de 8 años reduce el saldo total de su deuda, al ir los hogares cumpliendo con los pagos.
A pesar de los datos mostrados, el consenso neoliberal que gobierna los países de rentas altas, como el nuestro, no atiende a hechos, y continúa utilizando la deuda pública como pretexto moral para justificar el ataque a los derechos de la mayoría de la población. Según la narrativa dominante la deuda pública resulta de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Esto sucede en paralelo a que día tras día, descubramos que los partidos políticos gobernantes en el Estado en las últimas décadas han desplegado grandes redes clientelares, en muchos casos delictivas, que han financiado ilegalmente sus partidos, servido para cobrar comisiones ilegales, o malversado dinero público atribuyendo sobrecostes a obras y servicios provistos por empresas que formaban parte de estas redes, todo ello generando deuda ilegal.
Además los bancos y grandes empresas, que se han enriquecido a través de las mismas redes clienterales de los partidos políticos, y que una vez empezada la crisis han recibido cantidades masivas de dinero de los contribuyentes, expulsan a familias que se han empobrecido durante la crisis de sus hogares por no poder pagar sus hipotecas a tiempo, y demandan públicamente en la prensa y en foros públicos que se reduzcan los derechos de los trabajadores por el bien de la economía, mientras los mismos que realizan las declaraciones reciben remuneraciones millonarias. Los rescates y los intereses sobre la deuda pública que el Estado le ha pagado a la banca desde el 2008 superan los 120.000 millones de euros, más del 12% del PIB
Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
, lo que supone casi el doble de los recortes realizados o 4 veces la cantidad actual de dinero del fondo de las pensiones. Estas cantidades enormes de dinero público destinados a mantener la banca en manos privadas son un ejemplo claro de lo que podría llegar a considerarse deuda ilegítima.
Por otra parte, las leyes y tratados para cronificar la austeridad fiscal han generado, además de una pérdida de poder político general de las administraciones públicas, una recentralización de este poder. El Pacto Fiscal Europea de 2012, establece que los Estados de la UE pueden ser multados si superan el límite de déficit del 3%, por lo que su capacidad de aplicar políticas fiscales expansivas en tiempos de crisis queda completamente eliminada y la fiscalidad pasa a ser estrictamente monitarizada desde Bruselas. A nivel nacional, el cambio del artículo 135 de la Constitución para priorizar el pago de la deuda pública por encima de cualquier otra obligación social del Estado vulnera los principios fundamentales de la misma Constitución Española, viola la Carta Social Europea y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por lo que el cambio realizado por PSOE y PP en 2011 debe ser abolido. Además la aprobación e implementación de leyes como la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera y la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local están mermando la capacidad política y democrática de las administraciones autonómicas y locales, asfixiándolas financieramente, endeudándolas y finalmente propiciando su intervención por parte del gobierno central, a través de reducir su financiación en un momento en que estas administraciones se ven obligadas a mantener o aumentar los servicios públicos prestados para amortiguar el impacto de la crisis. Estos servicios en ocasiones son competencia de la administración central, la cual actuando de forma irresponsable o malintencionada no los lleva a término, obligando a las administraciones autonómicas y locales a cargar con su peso sin los recursos para hacerlo.
La tónica se repite a lo largo y ancho de la Unión Europea. Estados como Grecia o Chipre han sido convertidos a base de injerencias externas de la Comisión Europea, el Banco Central
Banco central
Entidad que, en un Estado, se encarga generalmente de la emisión de billetes de banco y del control del volumen de moneda y crédito. En España es el Banco de España quien asume dicho rol, bajo el control del Banco Central Europeo (BCE, ver más abajo).
El Banco Central de un país gestiona la política monetaria y tiene el monopolio de la emisión de la moneda nacional. Proporciona moneda a los bancos comerciales a un precio determinado por las tasas directoras, que son fijadas por el proprio banco.
Europeo y el FMI (la Troika
Troika
Troika : el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo
), justificadas por el pago de la deuda pública, en colonias modernas de los acreedores en las que el Estado está al borde del colapso y sus poblaciones están sometidas a medidas de expolio y empobrecimiento que violan tanto la legislación nacional como la internacional. Como el Estado español, Irlanda, Chipre, Grecia y Portugal son sometidos a austeridad permanente mientras sus ciudadanas y ciudadanos ven como sus bancos continúan siendo sustentados con dinero público, rescate tras rescate. Esta nueva arquitectura política de la zona euro y la Unión Europea, apuntalada en la deuda, hace que los países de la UE vean como se reduce día a día su soberanía y la calidad de sus democracias, ya que sus parlamentos no deciden realmente e imponen duras medidas a sus propios ciudadanos en contra de lo que éstos han votado y expresado de manera clara. Las injerencias de la Troika en estos estados suponen una violación de la soberanía nacional que nos obliga a considerar que las medidas impuestas bajo su presión política han generado deuda odiosa
Deuda odiosa
Según la doctrina jurídica de la deuda odiosa, teorizada por Alexander Sack en 1927, una deuda es «odiosa» cuando reúne dos condiciones esenciales:
1.- La ausencia de beneficio para la población: la deuda no fue contraída a favor del interés del pueblo y del Estado, sino en contra de esos intereses, y/o a favor del interés personal de los dirigentes y de las personas próximas al poder.
2.- La complicidad de los prestamistas: Los acreedores sabían (o tenían la capacidad de saber) que los fondos prestados no beneficiarían a la población.
Para Sack, la naturaleza despótica o democrática de un régimen no debía tenerse en cuenta. Una deuda contraída por un régimen autoritario debe, según Sack, ser reembolsada si ésta sirve a los intereses de la población. Un cambio de régimen no autoriza el cuestionamiento de la obligación que tiene el nuevo régimen de pagar las deudas del gobierno precedente, salvo si éstas fueran odiosas.
[Extractos] del Tratado jurídico y financiero por Alexander Nahum Sack, ex profesor agregado a la Facultad de Derecho de la Universidad de Petrogrado.
A partir de esta definición «conservadora» de deuda odiosa, otros juristas y movimientos sociales, como el CADTM, ampliaron esta definición teniendo en cuenta, especialmente, la naturaleza del régimen que contrae la deuda y la consulta que se hace, o no se hace, a los parlamentos nacionales para la aprobación o la concesión del préstamo.
De manera especial, citemos la definición de deuda odiosa utilizada por la Comisión para la verdad sobre la deuda griega, que se apoya, a la vez, en la doctrina de Sack, y también en los Tratados internacionales y los principios generales del derecho internacional.
Así que una deuda odiosa responde a:
1.- Una deuda contraída en violación a los principios democráticos, que comprende el asentimiento, la participación, la transparencia y la responsabilidad, y ha sido empleada contra los más altos intereses de la población del Estado deudor, mientras el acreedor sabía, o tenía capacidad de saber, lo precedente.
O a lo siguiente:
2.- Una deuda que tiene por consecuencia negar los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la población, mientras el acreedor sabía, o tenía capacidad para saber, lo precedente.
, categoría aplicada a la deuda generada por regímenes que violan los derechos humanos.
Todo esto, está llevando a un crecimiento de la desigualdad, con un aumento pronunciado de la riqueza de las capas más ricas de la sociedad, y un empobrecimiento y precariedad generalizados para la mayoría, con un paralelo deteriorio de las instituciones democráticas y de la credibilidad en el pacto social. Este crecimiento de la desigualdad está directamente relacionado con la insostenibilidad de la deuda, por lo cuál es necesario tanto para reducir la desigualdad como para reactivar la economía reducir radicalmente la deuda para situarla en un monto que permita encarar un nuevo modelo que permite garantizar la integralidad de los derechos humanos (sociales, económicos, culturales, civiles y políticos) y empezar en serio la transición ecológica.
Es urgente realizar una auditoría con participacion ciudadana activa de la deuda pública para poder analizar en profundidad estos y otros mecanismos que están cargando sobre la mayoría de la población deudas de origen privado, y sirviendo como justificación para un retroceso de derechos sin parangón en las últimas décadas. La auditoría debe clarificar qué deudas son admisibles y cuáles son ilegales, ilegítimas, odiosas o insostenibles, para proceder a rechazar su reembolso. En la actual dinámica de expropiación a través de las finanzas es necesario en defensa de las democracias sentar las bases de un nuevo paradigma legal, socioeconómico y ecológico, que deje atrás el neoliberalismo y ponga límites al poder de las grandes finanzas.
FIRMAS RECOGIDAS (14/06/2016) (puedes firmar aquí)
[1] Reglamento (CE) nº 479/2009 del Consejo, de 25 de mayo de 2009, relativo a la aplicación del Protocolo sobre el procedimiento aplicable en caso de déficit excesivo, anejo al Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, y por el Reglamento (UE) Nº 220/2014 de la Comisión, de 7 de marzo de 2014 por el que se modifica el Reglamento (CE) n o 479/2009 respecto a las referencias al Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales de la Unión Europea.
[2] Banco de España. Estadísticas. Cuentas Financieras (SEC 10). http://www.bde.es/webbde/es/estadis/ccff/ccff2.html
[3] Banco de España. Datos de Pasivos en Circulación Consolidados. Boletín Estadístico. Apartados 11.4 y 11.5. http://www.bde.es/webbde/es/estadis/infoest/bolest11.html
[4] Ostry, J., Loungani, P., Furceri, D., «Neoliberalismo: Sobrevalorado?» Fondo Monetario Internacional. Finanzas y Desarrollo. Junio 2016
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