25 de julio por Claude Serfati

Foto Ucrania. Imagen bajo Licencia Creative Commons.
Desde finales de la década de 2000, la Humanidad ha entrado en una nueva coyuntura histórica [1]. El pensamiento dominante nos anunciaba una globalización inclusiva (o feliz), pacífica y basada en el libre comercio. Tres décadas después, el espacio mundial está profundamente fragmentado y desigual, las guerras son más numerosas y diversas y el proteccionismo se ha convertido en la regla (Serfati, 2022, 2024). La guerra en Ucrania y las medidas adoptadas por Donald Trump se inscriben en esta coyuntura histórica, cuyos rasgos militarizados refuerzan (Serfati, 2024).
En este contexto internacional profundamente modificado este artículo analiza el programa de armamento propuesto por la Comisión Europea en marzo de 2025, en respuesta al aumento de conflictos. Lleva el nombre inapropiado de «Rearmar Europa» (European Commission, 2025), aunque desde 2014, los países de la Unión Europea (UE) han aumentado su gasto militar en un 79% (en euros constantes; datos de la Agencia Europea de Defensa, AED) y cuatro países europeos, incluido el Reino Unido, se encuentran entre los 10 principales países exportadores de armas (datos SIPRI). El artículo analiza críticamente los argumentos que justifican este programa en términos de crecimiento, dinamismo tecnológico y empleo. La segunda parte de este artículo está dedicada al considerable aumento del gasto militar de Francia anunciado en el marco del plan “Rearmar Europa” por Emmanuel Macron. Examina en particular los desafíos industriales y laborales planteados por el plan francés, así como los oscuros efectos sociales anunciados.
La Comisión Europea propone a los Estados miembros que aumenten masivamente su gasto militar (recuadro 1). El “keynesianismo militar” que defiende no resolverá ni los problemas de crecimiento basado en la transición energética ni la competitividad industrial de Europa.
Desde la crisis financiera de 2008, la zona euro ha experimentado una tasa de crecimiento del PIB
Producto interno bruto
PIB
El PIB es un índice de la riqueza total producida en un territorio dado, estimada sobre la base de la suma de los valores añadidos.
muy baja (1% anual), pero ya era baja -apenas 2%- durante el período 1998-2007 (Schnabel, 2025) en comparación con el crecimiento de los Estados Unidos. Algunos economistas hablan de «estancamiento secular», un régimen de crecimiento macroeconómico mundial de baja intensidad y sostenibilidad desde la crisis económica y financiera de 2008.
En este contexto, la esperanza es que el plan «Rearmar Europa» finalmente estimule el crecimiento económico en Europa y la saque del «estancamiento secular». Por lo tanto, el “keynesianismo militar” tiene prioridad sobre los programas de transición ecológica (“Green Deal”), que se ven perjudicados después de haber sido lanzados por la Comisión. A diferencia de los programas de transición ecológica, existe una casi unanimidad política para aumentar el gasto militar, aunque a nivel mundial contribuyen a más del 5,5% de las emisiones de CO2 [2].
Muchos medios de comunicación han transmitido el optimismo de la Comisión. En realidad, las previsiones de crecimiento son imprecisas, diversas y bastante modestas. Un presupuesto de defensa que alcanzara del 3,5 al 4% del PIB, mientras que hoy ronda en el 2%, podría aumentar el crecimiento macroeconómico de 0,9 a 1,5 puntos, pero tardaría varios años (Ilzetzki, 2025). Otras previsiones anticipan un impacto del gasto militar del 0,3% en el PIB de la UE, al que se añade el 0,2% gracias a las repercusiones del plan alemán de infraestructuras (Diviney, van Huisseling, 2025:4).
Además, la Comisión anuncia que el plan «Rearmar Europa» estimulará la creación de empleo, pero hasta ahora no se ha propuesto ninguna estimación. En realidad, parece que este plan permite menos crear puestos de trabajo que reclasificar a los empleados cualificados amenazados por la reducción de puestos de trabajo en la industria del automóvil debido al auge de los vehículos eléctricos y a la competencia china. El ceo del grupo alemán Rheinmetall, que produce equipos militares terrestres y cuyo valor bursátil se ha disparado desde la invasión rusa de Ucrania, lo confirma: “Nos beneficiamos de las dificultades de la industria automotriz [3] ” (véase más abajo sobre el caso de Francia).
El programa anunciado por la Comisión en abril de 2025 propone una financiación de los presupuestos de defensa de la UE por un importe de 800 mil millones de euros, es decir, aproximadamente el 4% del PIB 2024 de la UE. Contiene tres medidas principales:
• un nuevo instrumento financiero permitirá conceder préstamos por un importe total de 150 mil millones de euros. Se concederán en condiciones preferenciales para permitir a los Estados reforzar sus capacidades militares y colaborar en programas de armamento (sistemas de defensa antimisiles, artillería, drones, etc.). Deben utilizarse para comprar sistemas de armas, cuyos componentes provengan de Europa al menos en un 65%, incluida Ucrania;
• se anima a los Estados miembros a aumentar la financiación pública de la defensa levantando la cláusula prevista en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que limita los déficits presupuestarios al 3%. La expectativa de la Comisión es que aumenten su gasto militar en un 1,5% de su PIB. Para Francia, esto equivale a pasar del 2,0 al 3,5% del gasto militar en el PIB;
• la Comisión recomienda al Banco Europeo de Inversiones (BEI) que relaje considerablemente las condiciones de los préstamos a las empresas de armamento, lo que en la práctica significa que el armamento dejará de estar en la categoría de productos nocivos. Por lo tanto, los bancos ahora podrán prestar a los “comerciantes de cañones” e invocar al mismo tiempo que se hace para el “desarrollo sostenible”.
"Parece políticamente imposible que un país capitalista democrático puediera incurrir en la cantidad de gasto a la escala que sería necesaria para confirmar mis argumentos excepto en el caso de guerra” (Keynes, 1940). Los economistas se basaron en este comentario desilusionado de Keynes en el umbral de la Segunda Guerra Mundial para hablar de “keynesianismo militar”. Los argumentos a los que se refiere Keynes eran que el capitalismo solo podía salir de la gran crisis de 1929 a condición de que los Estados aumentaran masivamente el gasto público para crear puestos de trabajo y así reactivar la demanda. Para ello, se basó en la llamada hipótesis del “multiplicador de inversión” que ayudó a popularizar (recuadro 2).
Toda cantidad de dinero “inyectada” en el circuito económico da lugar a una distribución de ingresos (principalmente entre capital y trabajo) que son parcialmente consumidos productivamente por las empresas (en forma de inversión) y por los hogares. El proceso así puesto en marcha continúa, ya que estas compras de empresas y hogares constituyen a su vez ingresos que desencadenan un segundo ciclo de compras por parte de empresas y hogares, etc. El multiplicador mide la relación entre el gasto inicial y su resultado final en términos de ingresos creados. Cuanto más alto sea, más se amplificará el crecimiento económico gracias al gasto presupuestario inicial.
Sin embargo, una serie de factores, ampliamente mencionados por la literatura económica, limitan en realidad los efectos multiplicadores de un gasto público (para un análisis detallado, véase Le Garrec y Touzé, 2021). Nos limitaremos aquí a mencionar los posibles efectos inflacionarios (las empresas que deciden aumentar los precios en respuesta al aumento de la demanda), el aumento de los tipos de interés Interés Cantidad pagada como remuneración de una inversión o percibida por un prestamista. El interés se calcula sobre la base de la cantidad de capital invertido o prestado, de la duración de la operación y del último tipo aplicado en ese momento. que también puede ocurrir en caso de recurrir al crédito para financiar el gasto público, por último, el riesgo -probado en Francia durante los estímulos de los gobiernos de Chirac (1975) y Mauroy (1981)- de que el aumento de la demanda provoque un aumento del déficit externo, ya que las empresas del país no pueden satisfacer esta demanda.
Sin embargo, la economía no es reducible a una “mecánica de cantidades globales”, como recordó el economista François Perroux. Opera en condiciones históricas y sociopolíticas, que, además de la competitividad industrial de un país, determinan la eficacia de su gasto público. Por lo tanto, no es de extrañar que los economistas no estén de acuerdo en la capacidad del gasto público para apoyar de forma sostenible el crecimiento económico de un país, ya que el valor del multiplicador en los estudios varía de 0 a más de 4 (Castelnuovo, 2015). La incertidumbre alcanza su máximo en cuanto al impacto del gasto militar en el crecimiento económico. A pesar de la publicación de cientos de estudios, no hay consenso entre los economistas, siendo los resultados, según los casos, negativos (decrecimiento), nulos o positivos (Dunne, Smith, 2020).
Una comparación entre Alemania y Francia permite comprender que los contextos nacionales siguen siendo decisivos en el análisis de los factores que amplifican o disminuyen los efectos «multiplicadores» de un aumento del gasto público. El nuevo gobierno alemán ha anunciado un programa de 1 billón de euros durante más de diez años [4]. Parte de los gastos se alimentan de la remilitarización intensiva que tiene como objetivo convertir a Alemania en el “primer ejército convencional de Europa” [5]. Sin embargo, la mitad del programa se dedica a las infraestructuras civiles, cuyo objetivo central de una transición energética y ecológica es alcanzar la neutralidad de carbono. El gobierno de Merz se beneficia de tres ventajas: a) importantes superávits de la balanza comercial Balanza comercial La balanza comercial de un país mide la diferencia entre sus ventas de mercaderías (exportaciones) y sus compras (importaciones). El resultado es el saldo comercial (deficitario o excedentario). ; b) un relativo equilibrio de las cuentas públicas que le permite levantar la cuasi prohibición de desequilibrios de los presupuestos federal y regionales (regla de “freno del endeudamiento” de la Ley Fundamental) [6] y recurrir al préstamo para financiar parte del programa de 1.000 mil millones de euros; c) una industria poderosa que pretende consolidar su posición mundial gracias a la digitalización (industria 4.0) (Sauviat, Serfati, 2023). Es probable que estos activos estimulen el crecimiento que, después de dos años de estancamiento (0,2% en 2024 y 0,5% en 2025), sería del 2,1% en 2026 y del 2,4% en 2027 [7].
Por el contrario, la precaria situación financiera de Francia, al igual que el retroceso industrial en los mercados europeos y mundiales, sitúa a su economía en una situación mucho menos favorable. El aumento previsible de las exportaciones de armas, una de las últimas “ventajas comparativas” de la industria francesa, solo compensará muy parcialmente el déficit de la balanza del comercio industrial (81 mil millones de euros en 2024). Además, la opción anunciada de financiar el aumento del gasto militar mediante una selección de recursos en el gasto social y de infraestructura también tendrá un efecto negativo en el crecimiento y el empleo. La consecuencia, según la OFCE, sería un ligero aumento del crecimiento del PIB francés (0,5% en 2025 y 1,1% en 2026). La economía francesa podría incluso no aprovechar la recuperación de Alemania porque este efecto positivo puede ser más que contrarrestado por el impacto negativo de un aumento inevitable de los tipos de interés sobre la deuda
Deuda
Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses.
pública [8].
Hasta ahora, el único resultado tangible del plan “Rearmar Europa” es el fuerte aumento del valor bursátil de las empresas de defensa (recuadro 3).
Los inversores financieros entienden que la militarización de Europa es sostenible y lucrativa. Por lo tanto, especulan con los valores bursátiles del armamento. En los últimos cinco años, el índice bursátil compuesto por las 10 principales empresas aeronáuticas y de defensa europeas (Airbus, tres británicas, dos francesas, dos alemanas, una italiana y una sueca) ha aumentado un 281% frente a «solo» el 66% de todos los grandes grupos que cotizan en Europa, según los datos de Stoxx. Los rendimientos bursátiles de los grupos armamentistas europeos superan incluso a los de los grandes grupos contratantes del Pentágono.
El entusiasmo también es enorme en el mercado de capital riesgo que financia las start-ups. Las empresas emergentes de defensa, especialmente las alemanas, atraen a los inversores financieros, que son principalmente estadounidenses. De 2021 a 2024, el 63% de la financiación de las empresas emergentes europeas con una facturación superior a 200 millones de dólares era de origen estadounidense (Chinn, Stöber, 2025).
Los mercados se erigen incluso en asesores militares. El precio de las acciones de Dassault cayó mucho después del anuncio en mayo de 2025 de que el avión de combate chino (C-J10) utilizado por primera vez como avión de caza paquistaní había derribado uno o más Rafale de la Fuerza Aérea India. Por lo tanto, el precio de la empresa china se disparó (+40% en dos días). Motivo aludido por un experto: “No hay mejor publicidad [para una empresa de defensa] que un combate en situación real (1). »
1. M. Srivastava, C. Clover, “China’s J-10 “Dragon” shows teeth in India-Pakistan combat debut”, Financial Times, 9 de mayo de 2025.
Si bien la capacidad del gasto público y del gasto militar en particular para apoyar de forma sostenible el crecimiento económico de un país no tiene el consenso de los economistas (véase arriba), estos últimos convergen, sin embargo, en dos puntos. En primer lugar, el gasto público civil es más eficaz para estimular el crecimiento que el gasto militar (Rooney et al., 2021). Un estudio dedicado a los países de Europa Central y Oriental durante el período 2009-2021 concluye que el efecto multiplicador del gasto militar es menor que el del gasto civil desde el primer año y que la brecha aumenta en los años siguientes (Olejnik, 2023). La razón es bastante simple de entender: los gastos en infraestructuras, los dedicados a la salud, la educación y la protección del medio ambiente tienen fuertes efectos en toda la economía porque producen una reducción de los costes de transporte, un aumento de la productividad y la mejora de la calidad y la salud en el trabajo. No ocurre así con los gastos destinados a equipos militares: ni un tanque ni un misil aumentan la productividad laboral de toda la economía.
De hecho, como se muestra en el gráfico 1, un aumento del mismo volumen del gasto público aumenta la inversión privada en todos los ámbitos de actividad, pero la recuperación por parte del sector armamentístico es, con mucho, la menos fuerte (Espinoza et al., 2020).
El segundo punto de consenso entre los economistas es el hecho de que el gasto público civil estimula más el empleo que el gasto militar. Como muestra el gráfico 2, la producción de armas en Alemania, Italia y España en el período 2013-2023 es entre dos y cuatro veces menos creadora de empleo que las actividades sanitarias y mucho menos que la educación y las actividades relacionadas con el medio ambiente (Stamegna et al., 2024).
Lectura: un aumento del gasto público del 1% del PIB conduce a un aumento de casi el 10% de la inversión privada en gastos sociales, frente a solo el 2% del gasto militar.
Fuente: Espinoza et al. (2020).
Gráfico 2 - Comparación del número de puestos de trabajo creados por un aumento del gasto militar y un aumento del gasto de un importe equivalente en otros sectores (2013-2023)
Lectura: en Alemania, la misma cantidad de gasto público creó 86.000 puestos de trabajo en armamento frente a 292.000 en salud entre 2013 y 2023.
Fuente: autor, de Stamegna et al. (2024)
¿Un repunte de la competitividad europea gracias a las tecnologías militares?
Según la Comisión Europea, el plan «Rearmar Europa» no se limitará a estimular el crecimiento. Además, dinamizará la innovación tecnológica y, por tanto, la productividad: “Un fuerte aumento de la inversión en defensa provocará repercusiones positivas (spillovers o spin-offs) en toda la economía, contribuyendo así a su competitividad, a la creación de empleo y a la innovación en muchos sectores” (Comisión Europea, 2025:21). Sin embargo, una de las debilidades de la UE en comparación con sus competidores estadounidenses y asiáticos es precisamente el bajo nivel de gasto civil en investigación y desarrollo (I+D) de la mayoría de los Estados miembros. En general, la UE gasta mucho menos que Estados Unidos, China, Corea del Sur y Japón. Dentro de la propia UE, la situación es muy desigual y la de Francia es muy pobre: su gasto en I+D per cápita es apenas el 60% del de Alemania e incluso menos de la mitad (47%) del de Suecia (cálculos a partir de Eurostat).
En este contexto, los gastos de I+D relacionados con el plan «Rearmar Europa» llegarían a tiempo para permitir que la UE recupere su competitividad industrial. Por lo tanto, la Comisión propone la integración de los programas de I+D militar en el Programa Marco de I+D (PCRD).
Esta propuesta de la Comisión de financiar proyectos de I+D con una dimensión militar está ampliamente respaldado por los líderes empresariales y, más concretamente, por la Mesa Redonda Europea para la Industria (ERT), una asociación que reúne a los directivos de 60 grandes empresas europeas (ERT, 2024). Varias asociaciones profesionales, incluida la que agrupa a las empresas digitales europeas, también apoyan las propuestas de la Comisión.
Por el contrario, la militarización de parte de la I+D comunitaria preocupa a gran parte del sector de la investigación [9]. Los investigadores denuncian tres temores:
• el secretismo de la investigación por razones de seguridad nacional cuando durante siglos, el progreso de la investigación científica se ha basado en la colaboración internacional. Sin embargo, la desaparición en las licitaciones de fronteras claras entre los objetivos civiles y militares bajo la apariencia de tecnologías duales -para uso civil y militar- puede frenar la colaboración internacional en nombre de la seguridad nacional. Estos temores se basan en que el Libro Blanco publicado por la Comisión (Comisión Europea, 2024: 8-9) subraya que la inclusión de la I+D de doble uso en la financiación de los programas requerirá una intensificación de los procesos de control y la clasificación confidencial de ciertas investigaciones;
• una posible reducción de la financiación de proyectos puramente civiles en favor de proyectos que den protagonismo a los objetivos de seguridad nacional y defensa. Este temor existe en Francia, donde el tropismo por la I+D militar es fuerte y el gasto presupuestario comprimido. Según un colectivo de investigadores franceses, “Bercy, es decir, Francia, pedirá que la mayor parte de los fondos de la política científica se dirijan al complejo militar-industrial y que las políticas de apoyo a la investigación se centren en cuatro o cinco temas valorables y comercializables” [10];
• el aumento de los proyectos de doble uso corre el riesgo de debilitar la investigación básica ya que, por definición, los proyectos que tienen una finalidad militar están más orientados a las necesidades operativas. Esta reducción del horizonte temporal preocupa en particular a la alianza de las organizaciones científicas de Alemania, incluidos los institutos Max Planck y Fraunhofer. Estos han expresado su temor en una carta a la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, recordando la evidencia de que “el valor de la investigación y la innovación no se detiene en su contribución a la competitividad” (Moretti et al., 2025).
El ejército no estimula la competitividad industrial de la UE
El plan «Rearmar Europa» de la Comisión, así como el informe Draghi [11], parten de la hipótesis de que las tecnologías militares tendrán efectos positivos en la competitividad industrial de la UE. Esto equivale a teorizar la forma particular de interrelación entre tecnologías militares y civiles que fue adoptada por los Estados Unidos en las décadas de la posguerra. La centralidad del Pentágono sigue siendo evidente hoy en día, ya que en 2025, el gasto en I+D militar representa el 50% del presupuesto federal de I+D, el doble que el del Ministerio de Sanidad (26%).
La magnitud de la financiación fue decisiva en el surgimiento de ecosistemas de innovación, cuyo emblema es Silicon Valley. Sin embargo, no fueron los militares los que “inventaron” la informática. Los tres inventos principales, el transistor (1948), el circuito integrado (1958) y el microprocesador (1971) provienen de tres empresas (AT&T, Texas Instrument e Intel) que estaban fuera del “complejo militar-industrial”. En cuanto a Internet, no se puede ignorar el complejo camino de su desarrollo a partir de la década de 1960, los intentos de bloquear sus avances por parte del estado mayor en aras de la confidencialidad, el papel de la comunidad científica estadounidense y europea en el establecimiento de protocolos HTPP/HTML que crearon la web en la década de 1990, etc. para reducir los procesos de innovación complejos e interactivos a una máxima simplista como: «Internet no se habría inventado sin los militares».
Detrás de la omnipresencia del Pentágono, lo que destaca es en realidad el papel determinante de la financiación pública en las políticas de innovación (Mazzucato, 2013). Sin embargo, la estimulación del conocimiento científico está sin duda mejor garantizada por la financiación civil. Hemos visto que los créditos
Créditos
Suma de dinero que una persona (el acreedor) tiene el derecho de exigir de otra persona (el deudor).
Créditos privados
Préstamos concedidos por los bancos comerciales, sea cual sea el prestatario.
Créditos públicos
Préstamos concedidos por acreedores públicos, sea cual sea el prestatario.
asignados a la I+D militar están orientados principalmente hacia las etapas de desarrollo (la D de I+D), es decir, la instrumentalización en forma de pruebas, ensayos, etc. de los conocimientos científicos que se han validado en las fases de investigación (la R de I+D). Sin embargo, las actividades de desarrollo son menos propicias para su transferencia al sector civil que los gastos en investigación. Por ejemplo, en 2025, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DoD) financió la investigación básica por un importe de 2.600 millones de dólares (2.280 millones de euros), frente a los 23,6 mil millones de dólares (20.710 millones de euros) del Departamento de Salud, mientras que los presupuestos de I+D de estos dos departamentos son respectivamente de 100 (87,76) y 52 (45,64) mil millones de dólares (euros) [12].
Además, como teme la comunidad científica, las normas aplicadas en la investigación financiada por el ejército apenas son compatibles con la “ciencia abierta” y la circulación libre del conocimiento. El conocimiento, a diferencia de los bienes comercializados, es un bien público y su valor aumenta gracias a su difusión universal y a su reproducción gratuita. Su privatización, en forma de derechos de propiedad intelectual o mediante la colocación del sello de “seguridad nacional”, frena así su difusión.
Un estudio reciente realizado en el banco central
Banco central
Entidad que, en un Estado, se encarga generalmente de la emisión de billetes de banco y del control del volumen de moneda y crédito. En España es el Banco de España quien asume dicho rol, bajo el control del Banco Central Europeo (BCE, ver más abajo).
El Banco Central de un país gestiona la política monetaria y tiene el monopolio de la emisión de la moneda nacional. Proporciona moneda a los bancos comerciales a un precio determinado por las tasas directoras, que son fijadas por el proprio banco.
de los Estados Unidos confirma las conclusiones de muchos estudios anteriores: «a diferencia del fuerte estímulo ejercido por la I+D civil, un aumento de la I+D militar se traduce en una disminución de la productividad global a largo plazo» de los Estados Unidos (Fieldhouse, Mertens, 2024:17) [13].
2. Una economía de guerra con restricciones industriales y una militarización de la industria socialmente costosa: el ejemplo de Francia
En marzo de 2025, Emmanuel Macron y el Ministro de las Fuerzas Armadas anunciaron que en el marco del plan “Rearmar Europa”, el gasto militar debería alcanzar los 100.000 millones de euros a finales de la década de 2020 frente a los 62 mil millones en 2025 [14]. Ya han aumentado un 56% entre 2017 y 2025.
Los principales medios de comunicación han retomado en gran medida la tesis del ejecutivo y de una mayoría de parlamentarios de que los «dividendos de la paz» habrían contribuido, en las últimas décadas, a debilitar la defensa de Francia. Algunos editorialistas influyentes incluso repiten que una razón importante radica en la insistencia en mantener un “modelo social” financieramente demasiado caro. En resumen, entre “la mantequilla” y “los cañones”, se habría elegido mal. Sin embargo, esto no ha impedido que el presupuesto militar financie, desde la década de 1990, un centenar de operaciones militares, principalmente en África.
En realidad, los datos presupuestarios a largo plazo no indican en absoluto una disminución del gasto militar [15]. Entre 2000 y 2023, estos gastos no solo no fueron recortados, sino que experimentaron un fuerte crecimiento, ciertamente inferior al de la policía (+92%) pero significativamente superior a los gastos de educación (+60%) (gráfico 3). [16]
Gráfico 3 - Tasa de crecimiento del gasto presupuestario de tres misiones de servicio público (2000-2023) En%
Lectura: entre 2000 y 2023, los gastos de la misión policial aumentaron un 92%.
Fuente: autor, a partir de las Cuentas Nacionales.
Esta brecha entre los crecimientos del gasto militar y de seguridad y los de utilidad social seguirá creciendo en los próximos años. Para 2027, los aumentos de gastos presupuestarios serán atribuibles en un 68% a la ley de programación militar, un 17% a la ley de seguridad interior, un 10% a la ley de justicia y un 5% a la ley de programación de investigación (Husson, 2024). Y, sin embargo, a pesar de la aprobación de esta ley de investigación, faltarán dos tercios de la financiación prevista para las universidades.
En 2023, la facturación de la industria armamentística francesa superó los 30 mil millones de euros (recuadro 4).
Más allá de esta situación envidiable y de un apoyo irrevocable a las exportaciones de armas, los industriales tienen la ventaja de conocer “los objetivos de los arsenales [de equipos militares] para 2030 y 2035 y, por tanto, anticipar los próximos pedidos. Pocas empresas en el mundo civil pueden alegrarse de tener tanta visibilidad de los pedidos de su cliente principal ”, dice un ponente sobre el presupuesto de los ejércitos 2025 [17]. La industria armamentística en su conjunto debería verse estimulada por los aumentos del presupuesto militar. Sin embargo, los grandes grupos de armamento serán los principales beneficiarios, ya que la Dirección General de Armamento (DGA) negocia exclusivamente con ellos los grandes contratos de armas (cuadro 1).
Los compromisos de pedidos asumidos por la DGA reforzarán la buena salud de los nueve grandes grupos mencionados y aumentarán, al igual que los grandes grupos europeos (véase supra, recuadro 3), los dividendos pagados a los accionistas privados y, en menor medida, al Estado-accionista. Sin embargo, la guerra en Ucrania, pero también en Gaza, imposible de librar por Israel con esta magnitud sin el apoyo masivo de las armas estadounidenses, subraya la necesidad de producir en masa armas de destrucción y de observación. Sin embargo, las capacidades y el volumen de producción de estos grandes grupos son bajos por dos razones. Por un lado, Francia ha conservado un gran número de grandes grupos con especialización militar en comparación con otros países europeos, lo que disminuye mecánicamente el importe de los contratos concedidos a cada uno. Por otro lado, todos los gobiernos -el consenso derecha-izquierda es de hecho notable en cuestiones de defensa- han respetado los requisitos de los estados mayores de los tres ejércitos (a las que hay que añadir más recientemente el ciberespacio) al tiempo que mantienen los créditos para el arma nuclear. Esto ha llevado a que los ponentes sobre cuestiones de defensa en el Senado llaman un «ejército muestrario». Este “modelo de ejército completo”, como lo llama el Estado Mayor, fue suficiente mientras se mantuvo orientado a la intervención del cuerpo expedicionario en África hasta su derrota en el Sahel a finales de la década de 2010.
En 2023, la facturación de la “base industrial y tecnológica de defensa”, que incluye a todas las empresas que tienen al menos el 10% de su facturación con el Ministerio de las Fuerzas Armadas (Mindef), provino de 22.900 millones de euros de pedidos de la DGA (datos de la DGA) y de 7.600 millones de exportaciones (y 3.300 millones de importaciones) (datos de aduanas). Estas empresas empleaban directa e indirectamente (proveedores) a 244.000 empleados, incluidos 59.000 para la exportación (Belin et al., 2024). El segmento de producción de armas propiamente dicho representaba 89.000 puestos de trabajo en 2017 (Wyckaert, 2020).
El peso del ejército es particularmente importante en el campo de la investigación y el desarrollo (I+D): los grandes grupos de armamento y aeronáutico realizan más del 20% de los gastos de I+D de todas las empresas francesas.
Una característica única de Francia es la dependencia de su industria armamentística de las exportaciones. “Exportar nuestras armas es vital para desarrollar nuestra base industrial y tecnológica de defensa”, dijo Sébastien Lecornu, Ministro de las Fuerzas Armadas (1). Francia se ha convertido en el segundo país vendedor de armas en el período 2020-2024. Durante el proceso, vendió armas a más de sesenta países, pero sus ventas y su superávit comercial se concentran en un pequeño número de países. Entre 2020 y 2024, India y Qatar representaron respectivamente el 28 y el 9,7% de las exportaciones francesas. Europa solo representa el 15% del total (datos SIPRI).
1. L. Lagneau, “El importe de las exportaciones francesas de armas superó los 18.000 millones de euros en 2024”, Zona militar, 7 de enero de 2025, https://bit.ly/43IyxZv
Cuadro 1 - Los principales grupos beneficiarios de los pedidos del Ministerio de las Fuerzas Armadas en 2023
Fuente: “Dos años de economía de guerra en cifras”, Ministerio de las Fuerzas Armadas, 25 de junio de 2024, https://www.defense.gouv.fr/actualites/deux-ans-deconomie-guerre-chiffres.
Por lo tanto, el imperativo para estos grupos es realizar un cambio en la escala de producción, como solicita la DGA. Las empresas productoras de artillería están particularmente solicitadas, mientras que desde 2022 luchan por producir con destino a Ucrania. La velocidad de producción de misiles Mistral por parte del grupo MBDA se cuadruplicará, pasando de 10 unidades al mes en 2022 a 40 en 2025, reduciendo el ciclo de producción de 30 a 15 meses. Por su parte, la filial francesa de KNDS (ex-Nexter) anuncia que ha realizado las inversiones industriales necesarias para aumentar su capacidad de producción de proyectiles de 155 mm a 100.000 proyectiles al año. A modo de comparación, el rival alemán Rheinmetall se fija el objetivo de una producción anual de 750.000 proyectiles en 2025 [18].
Estos aumentos en los volúmenes de producción se producen con grandes dificultades. El ejemplo de Dassault es tanto más significativo cuanto que el Rafale es el avión insignia de las exportaciones francesas. El grupo de aviación producía un avión al mes hace unos años, el objetivo es producir tres al mes a mediados de 2025 [19]. Sin embargo, el ceo de la empresa invoca problemas en su cadena de subcontratación compuesta por 500 empresas y se limita a anunciar un objetivo de 25 Rafale en 2025 frente a 21 en 2024 [20]. Está muy lejos de Lockheed-Martin, el primer grupo de defensa del mundo, que producirá en 2025 190 F-35, el avión competidor del Rafale.
Parte de las dificultades proviene del hecho de que los grandes grupos que estructuran la industria armamentística no han aprovechado la situación favorable de la que se benefician desde la década de 2010 gracias al crecimiento de los presupuestos militares para aumentar sus inversiones y crear puestos de trabajo. El Ministro de las Fuerzas Armadas ha señalado especialmente a MBDA, pero el problema parece más general [21]. De hecho, todas las empresas de armamento se topan hoy en día con “limitaciones de oferta”, es decir, no pueden satisfacer la demanda de su cliente estatal (Insee, 2024).
Otras razones hacen que recuperar este retraso sea difícil. Por un lado, las dificultades de los grandes grupos con su cadena de subcontratistas para aumentar las tasas de producción son una consecuencia directa de la pérdida de densidad industrial del territorio nacional, incluso si las dificultades de suministro relacionadas con la fragmentación geopolítica de la economía mundial también juegan un papel (Serfati, 2022). De hecho, el proceso de desindustrialización que afecta a Francia desde finales de la década de 1990 apenas se ha frenado desde 2017. Entre 2000 y 2021, las actividades manufactureras perdieron el 22% de los puestos de trabajo, es decir, casi 900.000 puestos de trabajo (Guillou, 2024). El siguiente período no fue mejor, ya que a finales de 2024, el nivel de producción industrial en Francia seguía siendo un 8% inferior al anterior a la crisis sanitaria de 2020. Ciertamente, el gobierno anuncia que se crearon 100.000 puestos de trabajo industriales entre 2017 y 2024. Sin embargo, estos resultados mantienen a Francia en la parte de atrás de la lista de países de la UE. Peor aún, mientras que desde el punto de vista de la evolución del valor añadido creado por la industria manufacturera (VAM) entre 2010 y 2017, Francia ocupaba el puesto 21 (de 27 países miembros de la UE), esta posición se deterioró aún más entre 2017 y 2023. Durante este período, Francia descendió al puesto 25, ya que el crecimiento de su VAM fue dos veces menor que el de la media de otros países de la UE (cuadro 2).
“La producción en masa” de armamento, que es el objetivo anunciado por el delegado general para armamento [22], se enfrenta, por tanto, directamente a la contracción del sistema productivo de Francia.
Cuadro 2 - Crecimiento del valor añadido de la industria manufacturera en la Unión Europea (2010-2023)*
Además, incluso un relanzamiento limitado al sector armamentístico se enfrenta a dificultades considerables de contratación de mano de obra. Según la DGA, hay que cubrir 10.000 puestos de trabajo de inmediato y nueve de cada diez categorías profesionales están en tensión dentro de la industria de defensa [23]. Las profesiones de técnicos y trabajadores cualificados en metalurgia y mecánica son especialmente buscadas.
Esta observación también se aplica a toda la industria: en 2024, el 52% de las empresas de la industria se ven afectadas por dificultades de contratación. Las causas son conocidas (Tribunal de Cuentas, 2024): el insuficiente atractivo de la industria debido a la penosidad de ciertas profesiones y una remuneración insuficiente porque el esfuerzo de las empresas no está lo suficientemente orientado hacia la competitividad fuera de precio, un sistema de formación insuficiente y no siempre centrado en las necesidades de mano de obra, requisitos de los empleadores demasiado altos o demasiado específicos. De hecho, a pesar de las afirmaciones sobre la similitud entre lo civil y lo militar, un estudio de la DGA especifica que: “Las profesiones en tensión del sector industrial [es decir, del sector militar] requieren cualificaciones específicas. Este requisito explica en parte las dificultades de contratación [24] ”.
La producción en masa de armas requerirá una captación de las capacidades de producción y cualificaciones que existen en ciertos sectores civiles. Los subcontratistas que producen ciertos componentes para el sector de la automoción son los primeros en ser solicitados, dada la considerable disminución de la actividad automotriz, pero también de una cierta proximidad en los procesos de producción de ciertos componentes. Las fundiciones y forjas, así como algunas tecnologías de ensamblaje de placas electrónicas, serían, según los expertos, las más fáciles de transformar [25] (recuadro 5).
Sin embargo, el reenfoque de las empresas de los sectores civiles hacia la industria armamentística plantea tres tipos de dificultades. En primer lugar, incluso cuando esta conversión es posible, requiere inversiones a menudo costosas para adaptar o cambiar los equipos instalados, lo que implica un apoyo financiero adicional del Estado para ayudar a este proceso de «militarización» de las producciones. A continuación, requiere la formación del personal en los nuevos procesos. Por último, las empresas que trabajan en el armamento deben respetar los procedimientos reglamentarios (certificaciones, cualificación) promulgados por el Ministerio de Defensa que a menudo son desalentadores para las PYME. La DGA evalúa algunos cambios para “reducir las limitaciones que pesan sobre las empresas”, dijo uno de sus responsables [26].
Por último, a la espera de los efectos de esta mayor concentración hacia lo militar de las empresas que producen para los mercados civiles, son las PYME-TPE las que “ven como sus recursos son saqueados” [27] por los grandes grupos de defensa. Este juego de suma cero, favorable a estos últimos, es obviamente preocupante por lo que implica en las relaciones entre clientes y subcontratistas.
La empresa “Forges de Bretagne” (FDB) era una filial de Renault que fue revendida en 2022 a un fondo de inversión Fondo de inversión Un fondo de inversión reúne el dinero de varios inversores. Los administradores del fondo han de administrar el dinero según un documento en el que se describe cómo será éste colocado. En Estados Unidos les llaman mutual funds y en Gran Bretaña investment funds. . El fabricante de automóviles no ha cumplido sus compromisos de pedido y el fondo no ha comprometido la diversificación hacia otras actividades civiles solicitadas durante mucho tiempo por los empleados (1). La movilización de estos últimos, comprometidos en varias huelgas, y la intervención de los cargos electos han llevado a la compra de FDB por Europlasma, una empresa especializada en la compra de empresas en dificultades y recientemente sancionada por la Autoridad de Mercados Financieros. Se compromete a invertir 15 millones de euros, la mitad de los cuales serán prestados por el Estado y las autoridades locales, para producir cuerpos de proyectiles.
“Se nos deja la opción entre hacer esto o el desempleo”, dice un electo (2). En otra empresa, también reconvertida a lo militar, también afirma: “El automóvil es la debacle... La gente va a fabricar bombas porque necesitan mantener a sus familias. Preferiríamos trabajar para el ferrocarril, los cruceros... algo que traiga felicidad a la gente (3). »
1. Correspondencia del autor con un diputado electo.
2. A. Demuynck, “Volúmenes muy grandes”: la Fonderie de Bretagne se prepara para producir 24.000 proyectiles al día”, France bleu, 13 de marzo de 2025, https://bit.ly/4mV8zem.
3. T. Hermans, “De los coches a las armas: la mano de obra cualificada de una industria automovilística en plena crisis recurre a la industria armamentística”, France 3, 13 de marzo de 2025, https://bit.ly/45Hm373.
En el pasado, las “economías de guerra” se financiaban principalmente con impuestos y deuda. El Presidente de la República ha descartado un aumento de impuestos [28]. El uso de la deuda también se rechaza, debido a su alto nivel, ya que el pago anual de los intereses de la deuda casi se habrá duplicado entre 2020 y 2027 y se convertirá en la primera partida del presupuesto en 2027 (Husson, 2024).
Por lo tanto, el gobierno opta por reducir otros gastos presupuestarios [29], y la transición ecológica se verá particularmente afectada (gráfico 4).
Más allá de la austeridad presupuestaria que les afecta fuertemente, los asalariados son particularmente atacados como tales [30]. Daremos tres ejemplos. En primer lugar, el responsable de la Confederación de PYMES declara que “para poder financiar el esfuerzo de guerra, hay que trabajar más, producir más valor”. Por lo tanto, los empleados deben trabajar una hora más a la semana sin cobrar [31]. Un ex ministro de Economía del gobierno de Barnier lo confirma: la solución a la financiación de los aumentos del presupuesto militar radica “en la capacidad de decir que algunos trabajarán más, aquí o allá en la educación o en las autoridades locales (...). Los maestros, los profesores tienen horarios de trabajo que merecen ser observados" [32].
Es evidente que en el contexto de la economía de guerra, el gobierno pretende profundizar el contenido de la reforma de las pensiones implementada sin votación en 2023. El presidente del Consejo de Orientación de Pensiones (COR) declara: “La entrada gradual, más o menos explícita, en una economía de guerra, hará secundarios, si no irrisorios, los debates actuales sobre la edad de jubilación a los 64 años« [33]. El presidente de la Comisión de Asuntos Sociales del Senado aprueba: “Este es todo el debate sobre el esfuerzo que tendremos que hacer para poder participar en paralelo en una inversión masiva en materia de defensa. Esto implica a la protección social, la cuestión de la protección social, de la que forman parte las pensiones» [34].
Por último, la militarización en curso podría contribuir a degradar un poco más la protección de los empleados. Un informe de la Asamblea Nacional observó que para “resolver la falta de mano de obra cualificada”, será conveniente “recurrir a herramientas de excepción más allá de lo que permiten los convenios colectivos” (Plassard, 2023:29).
Gráfico 4 - Evolución del gasto de los ministerios (2023-2026)
Lectura: el presupuesto de la misión “Ecología, desarrollo y movilidad sostenibles” disminuyó un 28% entre 2023 y 2026.
Fuente: autor, a partir de la Ley de Finanzas 2025.
Es poco probable que la prioridad dada al gasto militar sobre el gasto civil en infraestructura y utilidad social impulse la productividad y la innovación tecnológica en los mercados civiles europeos. En Francia, la experiencia de seis décadas de política de innovación basada en objetivos militares no incita a más optimismo. De hecho, los éxitos de la industria aeronáutica (cercana a la industria armamentística) en los mercados mundiales son paralelos al sucesivo estancamiento de las industrias manufactureras, incluida la automoción. Sobre todo porque los modestos efectos del multiplicador del gasto estatal pueden atenuarse un poco más en Francia porque una parte de los ingresos distribuidos en forma de salarios y pedidos militares a las empresas se orientarán hacia la importación de bienes de consumo (empleados) y bienes de producción e intermedios (empresas) que Francia no produce (Bourgeois, Briand, 2019).
El Ministro Delegado de Industria declaró que “el plan “Rearmar Europa” constituye una oportunidad de diversificación que hay que aprovechar”. Hubiera sido más justo decir: concentración en la producción de armas" [35]. (Artículo publicado en la revista Chronique internationale de l’IRES, n° 190, julio de 2025).
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Fuente: Sin Permiso.
Ver en Línea: https://sinpermiso.info/textos/union-europea-los-dividendos-de-la-guerra-pero-para-quien-el-caso-frances
[1] Agradezco a Pierre Concialdi, Jacques Freyssinet, Marcus Kahmann, Frédéric Lerais y Catherine Sauviat por sus comentarios sobre una primera versión del texto y a Julie Baudrillard por la edición de este artículo.
[2] “New estimate: global military is responsible for more emissions than Russia”, CEOBS, 10 de noviembre de 2022, https://bit.ly/45b3Ajg.
[3] C. Steitz, “Tanks not cars: How Germany’s defence industry could boost the economy”, Reuters, 5 de marzo de 2025, http://bit.ly/3Fr8Jcv.
[4] En 2024, el PIB de Alemania fue de 4.300 millones de euros.
[5] S. Dušan Inayatullah, “Germany aims to have “strongest” military in Europe - Merz”, DW, 14 de mayo de 2025, https://bit.ly/4dQxtr3.
[6] Esta norma limitaba hasta entonces el déficit presupuestario anual alemán al 0,35% del PIB. En el nuevo marco previsto, el Estado podrá pedir prestado hasta el 1,4% del PIB cada año, con un margen ajustable si la deuda pública supera el 60% de la misma.
[8] G. de Calignon, “El impacto de las inversiones militares solo se sentirá a largo plazo en Europa”, Les Échos, 20 de marzo de 2025.
[9] Sr. Greenacre, D. Matthews, “La Comisión de la UE lanza una oferta para ampliar la financiación de la investigación de uso dual en el sucesor de Horizon Europe”, 24 de enero de 2024, https://bit.ly/4jGWAOH.
[10] Ver “Un punto de inflexión de la política europea de investigación”, RoguesSR, 31 de marzo de 2025, https://rogueesr.fr/category/billets/.
[11] El futuro de la competitividad europea, 2024, p. 59, https://commission.europa.eu/topics/eu-competitiveness/draghi-report_en.yv
[13] Para una visión diferente, ver Moretti et al. (2025).
[14] Las pensiones están incluidas en estos datos.
[15] Sin embargo, es un leitmotiv de los ponentes sobre el presupuesto de los ejércitos: “Se trata de reparar nuestros ejércitos, que han sido tan dañados por décadas de recortes presupuestarios”: F. Cormier-Bouligeon, “Dictamen en nombre de la Comisión de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas sobre el proyecto de ley de finanzas para 2025, volumen VII. Defensa. Equipamiento de las fuerzas - Disuasión”, Asamblea Nacional, n° 527, 3 de octubre de 2024, p. 84, https://bit.ly/4jyHY3P.
[16] En 2025, el gasto en educación escolar ascendió a 89.900 millones de euros y el gasto militar y de seguridad a 86.700 millones de euros.
[17] F. Cormier-Bouligeon, op. cit., p. 61, https://bit.ly/4jyHY3P.
[18] H. Meddah, “En 2024, KNDS pierde una batalla contra su rival alemán Rheinmetall para rearmar Europa”, L’Usine nouvelle, 28 de marzo de 2025.
[19] Ver F. Cormier-Bouligeon, op. cit., https://bit.ly/4jyHY3P.
[20] L. Lagneau, “Dassault Aviation planea producir hasta cinco Rafale al mes”, Zona Militar, 6 de marzo de 2025, https://bit.ly/3ZfcVmk.
[21] H. Meddah “Tres años después del lanzamiento de la economía de guerra, los ritmos de las fábricas de armas están subiendo”, L’Usine nouvelle, 14 de mayo de 2025.
[22] Audiencia del Sr. Emmanuel Chiva, delegado general de armamento, sobre los desafíos de la economía de guerra, Asamblea Nacional, 4 de diciembre de 2024, https://bit.ly/45bv0oZ.
[23] Ibid.
[24] H. Meddah, “La economía de guerra frenada por las dificultades de contratación de las empresas francesas”, L’Usine nouvelle, 2 de abril de 2025.
[25] A. Vermeersch, "¿Las fábricas de automóviles en apoyo de los industriales de la defensa? Técnicamente, se puede jugar en Francia ”, L’Usine nouvelle, 3 de abril de 2025.
[26] “Industria de defensa: las grandes obras de 2025”, Ministerio de las Fuerzas Armadas, 27 de enero de 2025, https://bit.ly/44c7m9Z.
[27] Sr. Kindermans, C. Berkovicius, “La “guerra del talento” hace estragos en el bastión francés de la defensa”, Les Échos, 27 de mayo de 2025.
[28] Este artículo no aborda la cuestión de la financiación fiscal de los gastos adicionales. La propuesta de un impuesto del 0,2% sobre los 1.800 patrimonios más altos cuya recaudación aportaría entre 15 y 20 mil millones de euros al año, apoyada por los diputados de Nupes, es rechazada por el Ministro de Cuentas Públicas porque “tal contribución sería un efecto confiscatorio e ineficaz”, Asamblea Nacional, acta del 20 de febrero de 2025.
[29] Además, el gobierno se esfuerza por movilizar los ahorros para financiar las empresas de defensa. El Ministro de Finanzas estima en 5.000 millones de euros la cantidad de recursos necesarios para que las empresas de defensa modernicen sus equipos. Se espera que el BPI y la Caja de Depósitos contribuyan con 1.700 millones de euros.
[30] Algunas organizaciones sindicales se han pronunciado sobre los anuncios presidenciales. FO retoma la consigna histórica “Por el pan, la paz, la libertad”. La confederación “no quiere participar ni en la instrumentalización ni en la integración de las organizaciones sindicales en la economía de guerra” (Resolución del Comité Confederal Nacional, París, 9 y 10 de abril de 2025). La CGT se expresa en diversas formas contra la economía de guerra (véase, por ejemplo, N. Sakhi, V. Kamenka, “Sophie Binet: “Para los trabajadores, nada peor que la economía de guerra””, L’Humanité, 13 de marzo de 2025). Las reacciones son probablemente diferentes según los sectores de actividad y las empresas (véase, por ejemplo, “Nota de orientación sobre el posicionamiento de la CGT Thalès en relación con la industria armamentística”, 27 de junio de 2024, https://bit.ly/43X8EWe).
[31] Da Sois, “Jubilaciones, rearme: la CPME propone trabajar una hora más a la semana y pasar a 36 horas”, Le Figaro, 12 de marzo de 2025, https://bit.ly/4mL7NjI.
[32] L. Mollier-Sabet, “Aumento del presupuesto de defensa: Antoine Armand (EPR) quiere mirar hacia el lado del gasto social”, Senado Público, 4 de marzo de 23025, https://bit.ly/4dMTMxW.
[33] G. Esto, “El debate sobre las pensiones debe ser fructífero”, Telos, 5 de marzo de 2025, https://bit.ly/4lcfVsf.
[34] G. Jacquot, “Guerra en Ucrania: ¿cómo puede Francia financiar los gastos militares adicionales? », Senado Público, 6 de marzo de 2025, https://bit.ly/4kXNNce.
[35] Asamblea Nacional, Acta completa, 2a sesión del 27 de marzo de 2025, p. 3033, https://www.assemblee-nationale.fr/dyn/15/comptes-rendus/seance.
Economista, Profesor e Investigador en la Universidad de Saint-Quentin-en-Yvelines, Francia.
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